MIAMI.- Johnny Ventura sobrevivió al COVID-19, logró festejar 50 años de matrimonio, fue reconocido por el Congreso de Estados Unidos y, a través de un concierto vía streaming, le dijo al mundo que todos tenemos más de 100 razones para dar gracias en medio de la pandemia, pero un accidente cardiovascular se lo llevó de forma intempestiva.
“Estamos viviendo tiempos en los que la vida se nos presenta como un simple soplo, así que tenerla es un gran valor. La vida misma es una razón para dar las gracias”, dijo Johnny Ventura a DIARIO LAS AMÉRICAS en noviembre del año 2020, en una entrevista en el programa Café con Camila, en la que rindió homenaje a su esposa, con quien celebró sus bodas de oro en Miami, y a quien reconoció como la gran artífice de su hogar.
En febrero pasado, Johnny Ventura, conocido como el Caballo Mayor, fue reconocido por el Congreso de los Estados Unidos como ícono de la música dominicana, y premiado por su aporte y dedicación al mejoramiento de su comunidad exportando la música de su natal República Dominicana a Estados Unidos, Europa y África.
Sobre homenajes como este, el artista decía: “Una sola golondrina no hace verano”, otra de sus frases características cuando quería manifestar su pasión por promover el trabajo en equipo, y a otros artistas que buscaban desarrollar y modernizar el sonido del merengue.
“Cada vez que me levanto, le agradezco a Dios por un día más de vida, y le pido -si es que a Él no le molesta- que me extienda la permanencia en este mundo”, dijo, entre risas, el hombre que abrió las puertas de Sudamérica a todos los cantantes del Caribe, tras su exitoso paso por el mítico Festival de Viña del Mar, en Chile.
“Siempre digo que una sola golondrina no hace verano, porque esto es un trabajo de todos. Cada músico se viste de su bandera para poner en alto el nombre de su país”, dijo uno de los cantautores más queridos de la República Dominicana, y compositor de un amplio repertorio que sirvió de escalón para otros grandes artistas iberoamericanos.
Adiós a ritmo de merengue
Su pueblo lo llora y los artistas de todo el mundo le rinden homenaje al artista que falleció en la tarde del miércoles 28 de julio, en la Clínica Unión Médica, en Santiago de los Caballeros, a los 81 años de edad, pero la leyenda de la música latina se engrandece hoy, incluso mucho más que cuando alcanzó popularidad en la década de los 60 en su isla natal, ya que hoy medios de todo el mundo honran su legado.
El tabaco es fuerte, pero hay que fumarlo, Cuidado con el Cuabero, ¿Tú sabes a que yo vine?, Te digo ahorita, Salsa pa' tu lechón, El pingüino, Caña Brava, Ritmo Sabroso y Patacón Pisao, entre otros grandes éxitos, son clásicos que se escucharán por siempre en los hogares hispanos.
Cabe destacar que apenas tres horas antes de que se anunciara su muerte, Ventura compartió un video en el que aparecía bailando con una de sus fans y escribió: "Echo de menos el calor humano de mi público. Sigamos protegiéndonos para volver pronto a la normalidad".
Pero no hay que olvidar que además de la música, Johnny Ventura se inclinó por el mundo de la política, siendo diputado y también alcalde de Santo Domingo, en el período 1998-2002, en el que se esforzó por desmentir el dicho de que la política es sucia.
“Hay políticos sucios, pero si nosotros queremos terminar con esto, tenemos que reemplazar a esos bandidos por personas que representen el camino que todos anhelamos que transite República Dominicana”, a lo que agregó: “Yo no vivo escondido bajo las piedras, camino de cara al sol. Y a pesar de ser político y artista, vivo sin guardaespaldas, y apoyo a los políticos decentes”.
Su legado
Johnny Ventura nació en Santo Domingo y empezó a cantar siendo un adolescente, hasta que, a los 16 años se presentó a un concurso de talentos en televisión.
Siempre reconoció que su infancia fue muy precaria, pero que lo salvó tener un norte en su vida, es por ello que escribió un libro autobiográfico ‘Un poco de mí’, destinado a inspirar a los jóvenes de los barrios más humildes de su país, e impartió charlas, una de las más populares la tituló Ser, hacer y tener.
“A mi juicio, estos son los verbos que mueven al ser humano. Los jóvenes tienen que detenerse a saber qué quieren ser, por qué quieren ser, y para qué quieren ser. Deseo ayudar a que los jóvenes encuentren su propósito en la vida”, expresó.
“Yo soñé con ser el mejor arquitecto de República Dominicana, y luchaba para eso, pero los problemas económicos en mi hogar no me permitieron ir a la universidad. Sin embargo, busqué alternativas porque tenía un norte. Con el paso del tiempo, la vida me convirtió en animador de fiestas y en cantante, y Dios me mostró un nuevo rumbo, en el que tuve que decidir si ser un artista empírico, o ir a la escuela de canto a prepararme. Y entendí que esto último era lo que tenía que hacer. Doy gracias a Dios por haber vivido más de 60 años gracias a la música”, recordó.
A finales de los sesenta, Johnny Ventura viajó a Nueva York y tocó con algunos de los grandes de la salsa de la época como Celia Cruz, El Grupo Niche y Wilfrido Vargas, y se hizo especialmente amigo de la Reina de la Salsa y, tras su muerte en 2014, recordó que era como una hermana mayor para él.
“Es un privilegio ser dominicano”, con esta frase cerró su última entrevista con DIARIO LAS AMÉRICAS, y hoy lo honramos más que nunca. Descanse en paz, el hombre que nos enseñó lo que es el merengue, Johnny Ventura.