MIAMI.- El cubano Oscar Valdés, famoso músico percusionista y vocalista de la legendaria orquesta Irakere, murió a los 85 años en La Habana. La información fue confirmada por un comunicado emitido por el Instituto Cubano de la Música (ICM).
La presencia del percusionista cubano enriqueció no solo la cultura de su país, sino también la latina, dejando huella en otros países de la región y Europa
MIAMI.- El cubano Oscar Valdés, famoso músico percusionista y vocalista de la legendaria orquesta Irakere, murió a los 85 años en La Habana. La información fue confirmada por un comunicado emitido por el Instituto Cubano de la Música (ICM).
Valdés murió el 19 de octubre, aún se desconoce la causa de su fallecimiento, reseñó Ciber Cuba.
Proveniente de una larga estirpe de músicos, como lo fueron su padre y sus tíos Marcelino, Alfredo y Vicentico, Valdés, quien nació el 12 de noviembre de 1937 en el barrio de Pogolotti, siempre estuvo expuesto a los ritmos y melodías tropicales, dejando crecer su propia pasión por la herencia familiar.
No obstante, no fue sino hasta 1949 que inició sus pasos en la percusión, aprendiendo a tocar los batá, tambores abakuá, y los chequeré. Igualmente, de la mano de grandes maestros como Guillermo Barreto y Salvador Admiral, Oscar estudió el timpani en el Conservatorio Alejandro García Caturla.
Para el año 1959, Oscar dio el gran paso a la escena musical, formando parte de las agrupaciones CMQ, ICRT, Benny Moré y Orquesta Cubana de Música Moderna.
Posteriormente, en 1972, se fundó el Irakere bajo la dirección del reconocido pianista cubano Chucho Valdés, en donde Oscar se caracterizó por ser vocalista y percusionista junto con Paquito D’Rivera, Carlos Averhoff, Jorge Varona, entre otros.
Durante su paso por la destacada orquesta, Valdés no solo compuso canciones, también se destacó por desarrollar estilos rítmicos que enriquecieron la cultura folklórica de Cuba.
Su estancia en la agrupación le permitió presentarse en importantes festivales de jazz y conocer a destacables personalidades de la música como Herbie Hancock y Chick Corea.
Asimismo, en 1980 Irakere se alzó con el premio Grammy a la mejor grabación latina.
Junto a sus hijos, el bajista Diego y el baterista Oscarcito, el prominente músico conformó la banda Diákara en el año 2000. La agrupación se caracterizó por tocar jazz al tiempo que incorporaban ritmos folklóricos más profundos.
El ICM asegura que fue en el inicio del milenio que Oscar pudo desarrollar música contemporánea con el uso de instrumentos afrocubanos, una novedad que lo llevó a hacer covers de los temas Lágrimas negras, Mamá son de la loma, A romper el coco y Xiomara.
Valdés usó tres tamboreros con los mismos miembros que se encargaban de tocar la tumbadora, el bongó, los batá y la batería; además, trabajaron con la guitarra eléctrica tres metales, piano y bajo.
La banda caló en lo alto de la cultura cubana y se presentó en importantes clubes como La Zorra y el Cuervo y el Jazz Café.
La presencia de Oscar Valdés en la música enriqueció no solo la cultura cubana sino también la latina, dejando huella en otros países como Francia y Argentina donde el reconocido músico fue llamado para impartir clases en universidades.
Asimismo, su música le permitió hacer giras por Europa e Israel, presentándose en clubes y festivales. También fue llamado para dar cursos y conferencias.
En 2010, Valdés grabó su disco Leyenda viva, el cual fusionó el afrojazz con las raíces folklóricas de Cuba.
Ese mismo año, el álbum ganó el Premio Especial de Cubadisco 2010.
Tras conocerse la noticia de su fallecimiento, importantes personalidades de Cuba han manifestado su pesar y celebrado la importante trayectoria que dejó el afamado percusionista.
"Pogolotti y Cuba entera se hacían presente con el sonido de sus tumbas, sus tambores batas y toda la parafernalia a la que sabía sacar sonidos únicos. Será imposible hablar de la afropercusion y del jazz afrocubano sin situar su nombre entre los grandes. Irakere, Diákara también son él, su voz y sus tambores, que sonarán siempre como continuación del legado de una de las dinastías de músicos cubanos más grandes y duraderas", escribió la musicóloga Rosa Marquetti.