MIAMI.- La murga es un carnaval como lo son tantos otros que se celebran cada año en distintas ciudades; una fiesta popular con mascaradas, vestuario extravagante, comparsas, música folklórica, bailes y en general alcohol, diversión y mucho colorido. Entre los más conocidos están el de Río de Janeiro, el de Venecia y el Mardi Gras. En Uruguay se conoce como murga. Al no ser de los más nombrados internacionalmente, parte del público que asistió a la presentación del espectáculo Murga madre bajo la dirección de Fernando Toja, como parte de la 35 edición del Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami, quedó algo desorientado durante los 55 minutos que duró la pieza, pues la sinopsis en el programa de mano no ofrecía indicio alguno.
Si la idea era sorprender a un auditórium con algo desconocido y que el espectador se dejara arrastrar como un torrente por la música, las canciones y la gestualidad de los dos excelentes actores murgueros, Pablo Routin y Eduardo Lombardo, el resultado no se alcanzó. En todo momento el público estuvo silenciosamente preguntándose qué estaba viendo, el porqué de los movimientos, la gestualidad, la repetición de frases entrecortadas.
De la murga se conoce cuando se llega a la casa y se investiga en google, o como ocurrió en el teatro, cuando uruguayos asistentes a la sala explicaron en el vestíbulo, al finalizar la propuesta, qué era la murga. Un matrimonio uruguayo emocionado por lo que vieron en escena, señalaron: “para nosotros ha sido algo encantador, pero quienes no son uruguayos no entienden lo que están viendo”.
Hay entregas verbales de los actores que marcan momentos: “es carnaval”, “la murga es carne pura de un pueblo y sus tablados”. Aluden a los “cuplé” pero el espectador no alcanzan a entender las señales. Al final expresan: “Es tan grande lo que ocurre en el carnaval, que la tierra se confunde con el cielo”. Si hubiera quedado establecida desde un principio la esencia de la propuesta, la percepción hubiera sido más diáfana.
Sin duda Murga madre es un espectáculo propio para un festival como el de Miami, recoge la esencia de lo curioso, lo inesperado. Abre la murga al mundo como lo que es, parte del alma uruguaya. La puesta de Toja es sobria, arropa la esencia de la murga, mientras que a la vez la distancia sin razón aparente con un vestuario sobrio y un maquillaje opaco, faltándole el intenso colorido que por lo general resalta en las murgas. Si algo engrandece la puesta de Murga madre, son Edu Pitufo Lombardo y Pablo Pinocho Routin (así se les conoce en Uruguay a estos brillantes juglares murgueros), pura magia y creatividad.