viernes 22  de  marzo 2024
ARTES VISUALES

Proyecciones íntimas: Francisco Bernal presenta "Cuban Stories" en el Kendall Art Center 

Bajo el título Cuban Stories /out side of Cuba (Historias de Cuba) se reúnen obras de tres creadores Francisco Bernal y Miguel Ángel Salvó -ambos radicados en España- y Ernesto Ferriol, establecido en Japón

Por: Aldo Menéndez*

Aunque la Cuba Intra-isla no se emplee a fondo en reconocerlo como debía, sin diferenciar a nadie, el arte que hacen ciudadanos suyos fuera de sus fronteras territoriales cada vez es más potente. El arte extra-territorial cubano se afianza, crece y entabla su propio diálogo, proyectado desde su segunda capital cultural, Miami, que acoge a pintores llegados desde puntos tan diferentes como Madrid o Tokio, La Habana o Canadá.

Este es el reporte de una exposición presentada en estos momentos en el Kendall Art Center (KAC), formando parte de su amplia programación que va mas allá de cualquier estrecho parámetro ideológico que intente dividir nuestra cultura.

Bajo el título Cuban Stories /out side of Cuba (Historias de Cuba) se reúnen obras de tres creadores Francisco Bernal y Miguel Ángel Salvó -ambos radicados en España- y Ernesto Ferriol, establecido en Japón; todos artistas en plena madurez con obras consolidadas.

De cada uno iré escribiendo en su momento, mientras hoy me concentro en la propuesta que nos trae Bernal, de ellos sin duda la figura de mas larga trayectoria y reconocimiento en varios campos de las artes visuales, en particular en la pintura y la gráfica, esta última en la que destaca además como uno de los serígrafos surgidos del taller René Portocarrero de categoría internacional, fundador de esa verdadera escuela que dio lugar a un estilo propio de impresión.

Su muestra Relativismo de pecados y virtudes ocupa una de las salas del KAC, en realidad un propósito que identifico a la manera de una instalación, que implica fusión de espacio intervenido tridimensionalmente y pintura bidimensional; una zona de meditación -de aires conceptualistas-, rodeada de un mismo discurso pictórico dentro de las extensiones del realismo o neorrealismo. De entrada, nos vemos rodeados de cuadros donde TIJERAS, tratadas casi a la manera de un Trompe-l'oeil, sobrevuelan con sus texturas y viejas pátinas, los juegos de sombras que proyectan a propósito de una fuente de luz central, una gran vela escultórica tridimensional, que transmite sus rayos mágicamente, reflector simulado, cuya huella sin embargo, se hace existente sobre una pared, al fondo de la sala, en dorado.

Es un conjunto que invita a la reflexión de los espectadores, un ambiente apropósito, en que el espíritu aporta y confiesa sus íntimas luces y sombras, sus peculiares faltas y probidades, pecados y virtudes, igual que si se tratara de un confesionario, o de esas pirámides que las gentes se construyen para cavilar desde su favorecedor interior; mas allá Bernal la utiliza para sondear su efecto entre los que mejor le conocen, mediante facebook, luego recoge juicios y criterios en las páginas del catálogo que le remiten sus amigos que igual le permiten entender y calificar mejor su individualidad y actitudes humanas, intentando encontrar un conocimiento mas cabal del hombre, de la condición humana y sus motivaciones.

Tenemos aquí interpretada por el arte esa cápsula tan necesaria donde refugiarnos entre cálidas y ancestrales sombras ilusorias, ese lugar con luz del pasado, detenido en el tiempo. Algo que Bernal sabe tan necesario para esta sociedad carente de sosiego; en el estilo del ambiente de los templos religiosos pero brindando el refugio seguro sin condiciones que significa nuestra cultura.

Aquel que recuerda el rincón en que uno esperaba pasara la tormenta de relámpagos y truenos, lugar especial para conjurar temores, espacio de confort que dispara los mecanismos cognitivos, sobre todos el de la percepción. Las tijeras antiguas de trasquilar lana hubieran podido ser cualquier otro objeto abandonado u olvidado de los que Bernal se ha apropiado una y otra vez: el poste de madera carcomido de un muelle, la silla rota arrojada, la bota vieja tirada, la claraboya oxidada de un camarote, transformados en símbolos, rescatados y dignificados por Bernal.

Propósito equivalente a darle otra dimensión al sujeto, a la cosa, partiendo de él, de su persistencia en forma de desperdicio. Despojar estos objetos cotidianos de “la lógica que los envuelve”, es un primer paso que lo acerca al proceso seguido por Dalí con sus “relojes derretidos”, aunque Bernal no se detiene aquí –ya lo dije-, y se comporta a la altura de esta época y sus medios, que se abren a la interacción a modo de caja de resonancia de la exposición que continua ahora por la Red (Internet).

Acabado artístico insuperable y experimento de comunicación se complementan y se dan la mano, porque parafraseando a Magritte "estas tijeras no son tijeras". Bernal quiere hacer tendencia en la nueva galaxia donde admite que "…mucho de lo que parece ser, no lo es", circuito plagado de fake news, donde lo negativo puede llevar la máscara de la integridad y lo positivo un disfraz que proteja los sentimientos puros, que cubra la vulnerabilidad de individuos que quieren obrar sinceramente desde el amor.

Después de muchos años de reconocer en Bernal a un intelectual reflexivo y a un artista romántico e intimista, sigo viéndolo dentro de la convivencia común como un hombre práctico y cándido.

La exposición estará abierta en el Kendall Art Center (KAC) hasta el 24 de abril, de lunes a viernes, entre 9am y 5pm. 12063 SW 131 Ave. Miami, Fl, 33186.

*Artista visual, ensayista y curador independiente

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