LUIS E. RANGEL
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El nuevo coach de bateo de los Marlins de Miami deberá enfocarse en la paciencia y la mejor selectividad en el plato de sus nuevos pupilos
LUIS E. RANGEL
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En verano de 1969, Ted Williams, uno de los más grandes bateadores de todos los tiempos, no soportó ver cómo dos jóvenes toleteros no entendían sus instrucciones, así que tomó un bate y les enseñó “cómo se hacía”. Tenía 50 años y cuenta Charlie Manuel, uno de aquellos dos entonces muchachos y hoy en día asesor del gerente general de los Filis de Filadelfia, que Williams aún era capaz de hacer cosas maravillosas con el bate.
Más allá de lo divertido de aquella anécdota, el capítulo sirve para ejemplificar cómo los grandes en el terreno no siempre logran traducir sus virtudes en enseñanzas. No lo pudo hacer Williams, ni Bob Gibson ni Joe DiMaggio. Es el principal reto que le tocará a Barry Bonds, el nuevo coach de bateo de los Marlins de Miami.
“Espero que no crean que saben más que yo, porque no es así”, dijo Bonds en su primera comparecencia ante los medios de comunicación.
Sus palabras no son una exageración. Son pocos en la historia de la pelota los que realmente han sabido más del arte de batear que Bonds. El máximo jonronero en la historia no sólo fue un hombre con poder, sino también un artillero de contacto y enorme paciencia en el plato, dos elementos que le han faltado a los peces en los últimos años.
Difícil de medir
¿Cuánto es el impacto de un coach de bateo en la ofensiva de su equipo? Es una interrogante que nadie ha podido estimar con exactitud, aunque ha habido algunos intentos. El site Baseball Prospectus, por ejemplo, realizó un informe en 2012 al respecto y de sus conclusiones se desprendía que el mejor técnico de bateo podía hacer una diferencia de 20 a 30 carreras –alrededor de dos victorias- a lo largo de una temporada.
Quizás no suene muy extraordinario, pero los peces necesitan toda la ayuda posible, especialmente una ofensiva que el año pasado terminó entre los últimos lugares en carreras producidas y en bases por bolas recibidas.
“Él puede ayudar a cualquiera”, dijo Chris Johnson, infielder que llegó al equipo en este receso de temporada. “Si no puedes informarte con él, entonces nadie puede ayudarte. Serías un idiota si no aprovechas tener alguien como él a tu lado”.
Convertir sus conocimientos en palabra no es tarea fácil, pero los peces esperan que Bonds sí pueda enseñarle a jóvenes como Christian Yelich, Marcell Ozuna, Adeiny Hechavarría y Giancarlo Stanton, por ejemplo, los hábitos que tenía para prepararse, la paciencia y el enfoque que llevaba cada vez que iba al plato.
Una lista notable
Barry Bonds será el 15to coach de bateo en la historia de los Marlins de Miami, y sin dudas, el de mayor reconocimiento.
El primer técnico que hubo en el equipo fue Doug Rader, quien estuvo en las dos primeras temporadas. Rader jugó 11 años en las mayores y ganó cinco premios al Guante de Oro. Tuvo tres contiendas de 20 o más jonrones.
Bill Robinson inició cierto período de estabilidad en 2002 y se quedó por cuatro campañas. Robinson, a quien los Yankees consideraban en sus días como prospecto como el futuro Mickey Mantle, jugó 16 contiendas y nunca se acercó al pronóstico de los Bombarderos del Bronx. Bateó de por vida .258 y tuvo cuatro zafras con más de 20 estacazos y una de más de 100 fletadas.
A Robinson le siguió Jim Presley, quien también estuvo por cuatro campañas. Presley participó en nueve temporadas en las Grandes Ligas, incluyendo la de 1986 cuando fue seleccionado al Juego de las Estrellas. En esa ocasión impulsó 107 y disparó 27 bambinazos para los Marineros de Seattle.
A partir de Presley le sucedieron una serie de técnicos, entre ellos, Eduardo Pérez, hijo de Tany Pérez, y quien sustituyó a John Mallee en 2011 y estuvo en toda la de 2012.
En 2013 se produjo una contratación de impacto mediático con Tino Martinez, el exinicialista de los Yankees de Nueva York y quien realizaba su primera pasantía como técnico en las Grandes Ligas. Martinez, sin embargo, salió de la organización en medio de un escándalo después de que varios peloteros se quejaran de maltrato y abuso sexual. Incluso uno de ellos, Derek Dietrich, interpuso una queja formal señalando que lo había “tomado por el cuello” en una discusión.
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