“David corrió rápidamente hacia la línea de batalla con su honda en mano. Con toda la agilidad y fuerza que tenía lanzó una piedra directamente a la frente de Goliat. Debido al sorprendente impacto justo entre ceja y ceja, Goliat cayó al suelo. David corrió hasta donde estaba Goliat, le quitó la espada y lo remató” esta pasaje bíblico bien podría ser el guion de la serie de eliminación entre el Miami Heat y los superfavoritos Bucks de Milwaukee.
Esta es la sexta ocasión en toda la historia que un octavo preclasificado elimina al primero. La última fue en 2012, cuando los 76ers de Filadelfia aprovecharon una lesión de rodilla de Derrick Rose y doblegaron a los Bulls de Chicago.
En el medio de esta sinfonía, Jimmy Butler fue y es música para los oídos del baloncesto. Luego de cerrar la noche con 42 cartones y sumándolos a los 56 del juego anterior, hizo algo que no sucedía desde que el célebre Michael Jordan lo realizara en 1993 con los Bulls. 98 puntos en dos partidos de postemporada.
Sin medias tintas Butler demostró una capacidad extraordinaria para dirigir el juego y lideró al Heat de Miami en uno de los triunfos más impresionantes en primera ronda de playoffs en la historia de la NBA.
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”Somos un grupo resiliente”, dijo Butler. “Nos mantenemos unidos frente a todo”.
Para los entendidos esta serie estaba cantada con un Heat que a duras penas y gateando se coló en la fiesta de octavo lugar para desafiar al gigante Giannis Antetokounmpo, por momentos arrogante y autosuficiente. De hecho, los Bucks celebraban pensando en el sexto partido, que se disputaría el viernes en Miami, cuando tenían 16 puntos de ventaja al finalizar el tercer cuarto, pero todo se convirtió en pesadilla. Butler va a tardar en desaparecer de sus cabezas.
Ahora toca seguir por el áspero camino de la postemporada con unos New York Knicks que se quedaron con el triunfo frente a los Cavaliers de Cleveland y avanzaron a semifinal tras una década.
A Butler no le tiembla la mano a la hora de lanzar su honda. Los disparos a la hora buena cuando los nervios se adueñan del cuerpo están reservados para los grandes, en alma y corazón. No importa lo que pase, una temporada de altos y bajos ya tiene un dulce sabor de boca e ilusiona, a garra limpia, a todos los fanáticos. Demasiado calor para un venado al que le temblaron las piernas.
FUENTE: Yoandy Castañeda