viernes 7  de  noviembre 2025
BÉISBOL

Los Marlins completan otro ciclo del fracaso

Los Marlins siguen cometiendo los mismos errores

El ciclo eterno vuelve a empezar. El equipo en eterna reconstrucción, que parece desmantelarse una y otra vez, lo volvió a hacer. La campaña de 2015 se une a otras que empezaron con muchas ilusiones y que ya para la mitad se hizo hizo evidente que todo era una quimera. Así pasó en 2012.

En la fecha límite de los cambios directos de este año los Marlins de Miami le dijeron adiós a los que en la jornada inaugural se proyectaban como dos de sus abridores de la rotación, a su primera base titular y al cerrador. Se fueron Mat Latos, Dan Haren, Michael Morse y Steve Cishek. Hace apenas poco más de dos meses otro de los titulares se fue, el catcher Jarrod Saltalamacchia, quien fue dejado libre tras batear .069, mientras que Marcell Ozuna fue enviado a las menores luego de experimentar una discreta producción con el madero. A todo este cóctel del desastre le falta el ingrediente principal, la despedida de Mike Redmond y el control como mánager de Dan Jennings, el gerente general que no tenía ninguna experiencia como estratega.

¿Cómo llegó el equipo a esto? ¿Por qué volvió a suceder lo mismo? ¿Qué salió mal en un equipo que se armó, se supone con lo mejor disponible, durante el receso de campaña y una vez más fracasó?

Dueño caprichoso

Desde que Jeffrey Loria tomó el control del equipo, en 2002, le ha puesto un sello especial a su franquicia. David Samson, presidente de la organización, dice que Loria es un hombre con gran deseo de ganar, y asegura que ese es el motor –las ganas de lograr un título con un equipo construido por él (el equipo de 2003 fue practicamente armado por la gerencia anterior)- que impulsa todas sus decisiones.

Por él pasan la mayoría de los cambios. O todos.

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Fue Loria el responsable de que se firmara en 2012 a Heath Bell por tres temporadas y 27 millones de dólares, sin tomar en cuenta que el derecho decayó tremendamente su promedio de ponches en la contienda de 2011 con respecto a 2011. “Él fue el que quiso a Bell. También terminó determinando el salario”, señaló una fuente dentro del equipo.

También en Loria recayó la contratación de John Buck, un catcher que en 2010 conectó para .281, pero que había sido su única contienda con más de .250 de promedio. Buck fue adquirido tras acordar 18 millones de dólares por tres zafras.

Pobre trabajo de scouts

Los cazatalentos marinos han tenido gran cuota de culpa. Desde 2002, el draft ha dejado poco. En la primera selección los peces han escogido proyectos fallidos como Jeffrey Allison, Taylor Tankersley, Chris Volstad, Brett Sinkbeil, Matt Dominguez, Kyle Skipworth y Chad James, entre otros.

Esos mismos “analistas” fueron los que escogieron los nombres que llegarían a cambio de Miguel Cabrera en 2007. Para Miami llegó un grupo de seis prospectos encabezados por Andrew Miller y Cameron Maybin, y quienes cuatro años después estaban todos en organizaciones diferentes.

Cinco años después volvieron a ser presa de los Tigres, que recibieron a Aníbal Sánchez y Omar Infante a cambio de Jacob Turner, Rob Brantly y Bryan Flynn. Ninguno de los tres está en el club –los dos primeros fueron colocados por asignación y el otro canjeado.

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En una época donde casi todos los equipos tienen analistas de las nuevas tendencias estadísticas –la sabermetría- los Marlins mantienen su visión tradicional. Con un análisis muy somero, cualquiera se hubiese dado cuenta de que Saltalamacchia tuvo un BABIP de .372 en su último año de Boston, lo que refleja que tuvo mucha “suerte” con el madero en una contienda donde dejó como promedio de bateo un regular .273, el mejor de su carrera.

Michael Hill, presidente de operaciones de béisbol, pidió una vez más paciencia a los fanáticos.

“Espero que nuestro aficionados entiendan lo que estamos haciendo aquí”, dijo. “Nuestra meta es jugar los playoffs. Pero en este proceso nos toca hacer ajustes”.

Esos ajustes, sin embargo, y así lo revela la historia reciente del equipo, no terminan de producirse. Los errores son los mismos y el ciclo del fracaso se repite una y otra vez.

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