domingo 16  de  febrero 2025
OPINIÓN

Chile y las ratas de la colusión

Acá en Chile gracias a nuestros iluminados e ilustrados dinosaurios políticos que siempre legislan en favor de San Consumidor, se les ocurrió hace algunos años eliminar las sanciones de cárcel para este tipo de delitos

CARLOS ALBERTO ESCAFFI*

Digamos las cosas como son, duela a quién le duela, hace rato que en Chile se perdió la decencia a la hora de hacer negocios, salvo honrosas excepciones. El consumidor de a pie pasó a importar nada, da lo mismo con tal que siga comprando, el sistema sigue funcionando y los señorones empresarios chilenos y otros que por desgracia lo son (pues les entregaron la nacionalidad), siguen llenándose los bolsillos de plata, coludiéndose cuales ratas hambrientas que salen de sus madrigueras al caer la noche para concertar precios y seguir “jodiéndose” a San Consumidor y su alicaído presupuesto familiar.

Casi cuatro años demoró la investigación que realizó la Fiscalía Nacional Económica (FNE) en contra de las principales cadenas de supermercados involucradas, hasta que finalmente concluyó que era necesario presentar denuncia por haber recurrido a malas prácticas en las que se acordaba fijar precios en la venta de carne de pollo fresca, por cierto que valiéndose de sus proveedores.

A pesar de muchas veces haber criticado la falta de institucionalidad en Chile, esta vez no hay que ser mezquino en reconocer la labor de la FNE, que ha sido bastante enérgica en solicitar ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, se apliquen las multas máximas cercanas a los US $22 millones por cada empresa acusada.

Pero, ¿San Consumidor cómo queda? ¿Quién le devuelve la plata que le “choriaron”? ¿O ustedes creen que a la señora Juanita que compra con suerte los fines de semana medio kilo de trutro de pollo congelado le interesa la multa que les aplicarán a las cadenas de los señorones empresarios? ¡Por supuesto que no! Ella quiere que alguna vez en su vida el Estado a través de la entidad fiscalizadora le diga: “Señora, estas luquitas que se las choriaron sin que usted se diera cuenta se las vamos a devolver”. Esa sería la única forma en que San Consumidor se diera por bien atendido y alguna vez revindicado; el resto, es retórica, es para la foto, para la galería. Mientras tanto, seamos espectadores de cuál será finalmente la compensación real que recibirá (me imagino que gracias a la Divina Providencia), el ultrajado, vejado y denostado San Consumidor. 

Solo por escoger un país al azahar, ¿saben ustedes cuáles son las penas por colusión en Alemania?... Bueno, acá en Chile gracias a nuestros iluminados e ilustrados dinosaurios políticos que siempre legislan en favor de San Consumidor, se les ocurrió hace algunos años eliminar las sanciones de cárcel para este tipo de delitos. ¿Rara la ocurrencia no? Por ello, urge que nuestros honorables senadores “se pongan las pilitas ahora” y de una vez aprueben el proyecto de ley que sanciona con pena de cárcel efectiva este tipo de acciones delictivas.

Así las cosas apreciados lectores, permítanme dejarles de tarea las siguientes preguntas indiscretas:

  1. ¿Por qué La Moneda en plena convulsión por las distintas colusiones que afloran insistió en reafirmar al 2016 como Año de la Productividad?
  2. ¿Qué han dicho los demás destacados y reconocidos empresarios, algunos de ellos con importante pasado político al respecto?
  3. ¿Sufren de alguna enfermedad bronquial nuestros gremios, de repente alguna enfermedad en las cuerdas vocales que no les permite hablar fuerte en razón del tema en cuestión? Como por ejemplo, cuando se les escucha rugir de Arica a Punta Arenas en las ocasiones que les toca exigirle algo al Gobierno.
  4. ¿Qué pasaría si finalmente, nosotros los chilenos decidimos “coludirnos” en contra de las ratas de la colusión?

(*)  Licenciado en Administración y Gerencia, cuenta con un postgrado en Marketing Estratégico, especialización en Comercio Exterior y Aduanas y Diploma en Decisiones Estratégicas. Es Conciliador Extrajudicial titulado.

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