martes 26  de  septiembre 2023
A LAS URNAS

Es el río Miami

No es amplio como otros, ni tiene gran corriente de agua pero es el río Miami. Testigo de una urbe que creció en apenas 100 años

Diario las Américas | EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS
Por EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS

Tras largos años de espera y un sin fin de proyectos que no se materializaron, el río Miami continúa esperando por quienes puedan convertirlo en un centro de esparcimiento, no sólo para los turistas, sino también para los miamenses.

Hacer que vuelva a su aspecto anterior, cuando hace 100 años el agua era clara y el hierro oxidado de los embarcaderos no existía, es prácticamente imposible. No habría dinero, ni disposición, para encontrar alternativas para quienes optaron por establecer allí terminales portuarias y otros servicios, ante la mirada indiferente de quienes llevaban las riendas de la administración municipal en aquel entonces.

No es amplio como otros, ni tiene gran corriente de agua pero es el río Miami. Testigo de una urbe que creció en apenas 100 años. El mismo que fue refugio de los indios tequestas y que los españoles llamaron Ratones siglos atrás. Ese aparente riachuelo que tanta historia guarda podría finalmente tener mejor suerte, si los urbanizadores, oficiales electos y electorado se ponen de acuerdo.

A falta de una buena bahía, el río que surgía entonces de los pantanos del Everglades daba cobijo a grandes y pequeñas embarcaciones. Fue el comienzo de una larga historia que trajo incluso contaminación.

De hecho, bastaría tomar un paseo por él para darse cuenta del caudal que encierra, como componente natural de nuestra ciudad. Es un río que nunca imaginó ser el centro de atención de urbanizadores, vecinos y ambientalistas.

Hay aéreas verdes, palmeras e incluso algunos paseos habilitados, además de una decena de restaurantes y un par de parques que conforman la limitada oferta.

Durante estos días, el futuro de un tramo excepcional público del río Miami vuelve a la palestra, con un referendo que podría permitir el arrendamiento del lugar a una firma urbanizadora, luego de haber sido destinado al descuido y el almacenaje de trampas de cangrejos. Es hora tal vez de recomenzar la ardua faena de recuperar lo que por tantos años dejamos abandonado.

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