jueves 28  de  marzo 2024
MIAMI

Aylín Gari Cruz, de opositora al régimen cubano a benefactora de necesitados en Miami

La activista cubana cobró protagonismo por ser la primera en obtener un parole para ingresar a los EEUU luego de la derogación de la política "pies secos, pies mojados"
Por DANIEL CASTROPÉ

MIAMI.- Aylín Gari Cruz fue la primera cubana que recibió el codiciado permiso parole, de permanencia en Estados Unidos, luego de la derogación de la política ‘pies secos, pies mojados’, en febrero de 2017. Dos años después de aquel momento que la prensa reportó como una “hazaña”, debido a la serie de escollos que tuvo que vivir esta joven para lograr su sueño, hoy conocemos su nueva faceta de vida: ayudar a los más necesitados.

En aquel entonces, con 30 años y seis meses de embarazo, la cubana originaria de Isla de la Juventud, antes llamada Isla de Pinos, sorteó literalmente “miles de dificultades” en un periplo que inició en Ecuador hasta la frontera que comparten México y Estados Unidos, luego de recorrer diferentes países de Sur y Centroamérica. Por eso, –asegura– “yo conozco lo que es pasar necesidades, y qué mejor que darles una mano a todos aquellos que no han tenido la misma suerte”.

Desde hace algunos meses, la opositora a la dictadura cubana asumió una tarea que cumple con rigurosidad en Miami. Aunque por razones laborales reside en el vecino condado de Monroe, en Los Cayos del sur de la Florida, la activista se desplaza periódicamente a la Capital del Sol para llevarles ayudas a decenas de personas sin hogar o homeless que suelen pernoctar en aceras y terrazas en sectores como el downtown, Brickell o La Pequeña Habana.

En esta “misión”, Gari Cruz cuenta con el respaldo de la Logia Renacimiento Acacista #1, cuyos miembros –según la cubana– “promueven la caridad entre todos nuestros hermanos, porque como bien lo decía mi padre ‘Es mejor dar que recibir’, y eso es lo que hacemos todas las noches que hemos salido a las calles con nuestra gentil mentora Magdelivia Hidalgo”.

La joven, que trabaja en Cayo Largo en una pizzería y en un restaurante de comidas rápidas para poder darle manutención a su hijo Isaac, quien ya está a punto de cumplir dos años, distribuye alimentos no perecederos, principalmente enlatados, entre hombres y mujeres que viven en las calles a pesar de que existen instituciones caritativas como Camillus House, en donde son acogidos y algunos no regresan por diferentes razones.

Aylín Gari Cruz
<p>Aylín Gari Cruz entrega alimentos a una desamparada en una calle de Miami.</p>

Aylín Gari Cruz entrega alimentos a una desamparada en una calle de Miami.

“Lo que me ha tocado ver en las calles es algo que pocos podrían creer en nuestros países latinoamericanos. Hay gente con problemas de drogas, otros que han caído en el mundo del alcohol. También hay personas que se quedaron en la calle por malas decisiones en la vida”, citó.

Pero además de llevarles comida, la activista que integra el opositor Partido Republicano de Cuba promueve talleres entre mujeres víctimas de violencia de género que tampoco tienen un techo para vivir. “Son mujeres jóvenes o mayores que en algunos casos han sido abusadas y lo que hacemos es invitarlas a que se reúnan con nosotros en la logia y participen en nuestros talleres que son de gran ayuda”.

Al preguntarle ¿por qué decidió dedicarse a esta labor social?, Gari Cruz no vaciló en su respuesta: “Yo soy una migrante cubana que puse en riesgo mi vida y la de mi hijo para llegar a Estados Unidos, y aquí, aunque tengo que trabajar muy duro, ahora no me falta nada”. Y siguió: “Todo esto lo hago por agradecimiento”.

Lo más “cruel” que le ha tocado ver, de acuerdo con su testimonio, “es cómo estas personas pasan frío en las noches de diciembre y enero cuando bajan las temperaturas. Es una experiencia muy dolorosa”.

Sin embargo, –dijo– “cuando ellos nos ven se alegran porque saben que no les vamos a hacer ningún daño. Todo lo contrario, saben que nosotros estamos ahí con ellos para llevarles un poco de alimento y una palabra que los haga sentir bien”.

¿Quién es Aylín Gari Cruz?

Aylín Gari Cruz siempre ha sido consciente de que “en la vida nada es fácil” y afirma que las circunstancias “nefastas” que le tocó vivir en una isla gobernada por el régimen castrista es “lo peor que le ha pasado a una nación de gente buena y trabajadora”.

Las primeras acciones de esta cubana dentro de la oposición a la dictadura las emprendió cuando tenía 19 años. Su primera “gran prueba de fuego” consistió en guardar en casa propaganda como folletos y discos compactos (CD) en contra del comunismo que la dictadura implantada hace 60 años en esa nación insular considera “material subversivo”.

Cansada de un gobierno que reprime las voces contrarias a sus postulados, la joven se aventuró a buscar mejores horizontes en Estados Unidos. El primer paso sería llegar a Ecuador, país sudamericano al que arribó el 31 de agosto de 2014, en donde logró conseguir trabajo en un restaurante “haciendo cualquier cosa, desde limpiar hasta atender a los clientes”.

Allí permaneció por espacio de un año y tres meses para ahorrar el dinero que le haría falta en su larga travesía. Pasar de Ecuador a Colombia significó para Gari Cruz una gran pérdida. Antes de llegar a la ciudad de Medellín, asegura que un grupo de militares la despojó de parte de su dinero, por lo que se vio obligada a conseguir un nuevo trabajo en la localidad de Envigado, Antioquia.

Después de reunir más recursos económicos, la cubana recurrió al servicio de “coyotes” que cobran alrededor de 1.500 dólares por guiar a los migrantes hasta suelo panameño tras atravesar el “peligroso” Tapón del Darién. Pero la frontera estaba cerrada y el hecho degeneró en una crisis humanitaria con más de 4.000 cubanos varados del lado de Colombia.

Transcurrieron varias semanas y la cubana quedó otra vez sin dinero. Entonces optó por regresar a Medellín en procura de recursos económicos para seguir avanzando y reencontrarse con el que sería el padre de su hijo, un “paisa” (colombiano) al que había conocido en Ecuador, con quien ya completaba una relación de casi dos años. Por esos días se hizo la prueba de embarazo que resultó positiva.

Más tarde estuvo enferma de bronconeumonía, al tiempo que la situación empeoraba en la población de Turbo. El cierre de la frontera con Panamá condujo a los “coyotes” a improvisar un nuevo camino. La activista, en casi su tercer mes de embarazo, junto a otros cubanos, logró plantar sus pies en territorio panameño después de escalar la que llaman Loma de la Miel. Era la Navidad del año 2016.

En Costa Rica no tuvo mayores inconvenientes con las autoridades, pero en un momento del recorrido dejó de sentir a la criatura en su vientre. “Sentí mucho miedo; creí que mi hijo estaba muerto”. Pero los verdaderos problemas –dijo– los vivió cuando saltó a Nicaragua.

“Sentía terror porque sé que es el país de más asaltos, el de más violaciones por parte de la gente de Ortega. Eso fue el 31 de diciembre. Pensaba que no iba a haber retenes, pero pasando La Cruz me detuvieron los militares. Un señor que no conocía me ayudó diciéndoles que yo apenas había llegado hasta segundo grado y antes me había dicho que les dijera que era de Chontales. Se los dije y las palabras me sonaron como guajira (campesina cubana). Entonces me dejaron seguir”.

Un día cualquiera, después de pasar por Guatemala y Honduras, ya en Tapachulas, México, sintió que la “nueva razón de mi vida” volvía a darle “pataditas en la barriga”, mientras que con otros migrantes cruzaba un caudaloso río. “Mi hijo estaba más vivo que nunca; eso fue algo que me dio nuevas fuerzas para continuar el camino”.

El 10 de febrero de 2017 la opositora cubana atravesó el puente número 1 de Nuevo Laredo, en México, para someterse a un interrogatorio frente a varios oficiales de Inmigración de los Estados Unidos. Días antes, el entonces presidente Barack Obama había derogado la política ‘pies secos, pies mojados’, que daba el privilegio a los cubanos, dada la persecución política en la isla, de obtener una residencia permanente si lograban poner sus pies en tierra firme de los EEUU.

Diez horas más tarde, “ansiosa y cargada de ilusiones”, como lo recuerda, Aylín Gari Cruz recibió el anhelado parole al demostrar que desde Cuba ha venido luchando por ver que los Castro y su “séquito de aduladores” sean separados del poder y que el cubano, “que día a día sobrevive con las migajas de un sistema revaluado, reivindique su derecho de elegir y ser elegido dentro de la democracia”.

Hoy uno de sus mayores sueños es sacar adelante a su hijo, que por estos días se encuentra en compañía del padre en Colombia. Sin embargo, para esta cubana ‘luchadora’ no es menos importante seguir brindando auxilio a todas aquellas personas que, por una razón u otra, son los “habitantes de la calle” en Miami.

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