De hecho, el Departamento de Agricultura define la inseguridad alimentaria como la falta de acceso constante a los alimentos para vivir una vida activa y saludable: cuando no se come de manera saludable o cuando algún miembro de la familia salta una comida por falta de recursos.
Según las cifras divulgadas por la organización comunitaria, uno de cada seis menores en Florida sufre dificultades alimentarias. En otras palabras, un padre o madre de cada seis no puede proveer, en algún momento, suficientes alimentos nutritivos.
DIARIO LAS AMÉRICAS conversó con Mariana Joyal, portavoz de No Kid Hungry Florida, acerca de los pormenores del estudio y probables soluciones para tener en cuenta y mejorar la situación.
La encuesta fue realizada en enero, entre los días 2 y 7, a 1.045 residentes en Florida y proyecta un margen de error del 3.7%.
Se realizaron preguntas como si comió pocos alimentos, menos de lo que debería, si tuvo hambre, pero no comió o se saltó una comida.
“Otro dato que llama la atención”, comentó la portavoz de No Kid Hungry, “es que más de un tercio (36%) de los hogares que ganan entre 50.000 y 100.000 dólares brutos al año reporta al menos un indicador de inseguridad alimentaria”.
Esto significa que la preocupación no está limitada a los más necesitados.
Menos afortunados
Peor es la situación de quienes ganan menos dinero o perciben escasas ayudas económicas y deben contar los centavos para llegar a fin de mes para pagar el alquiler de la vivienda o comprar gasolina para ir a trabajar.
Por otra parte, la organización Feeding America, que también vela por la alimentación, plantea que el 10.6% de los encuestados sufre alguna carencia de comida, a pesar de programas de ayuda como desayuno y comida en las escuelas públicas o Food Stamps.
En Miami-Dade, el condado más poblado del estado, la tasa de necesidad aumenta a 10.8%. Y si solo tenemos en cuenta a las familias hispanas, es aún más: 13%.
A la pregunta cuáles son los sectores de la población más vulnerable a esta situación, la portavoz contestó que padres de familia que ganan menos y poblaciones afincadas en áreas rurales, “tanto por la inflación como por el fin del incremento de ayuda adicional al programa federal Supplemental Nutrition Assistance Program (SNAP)”, que antes llamamos Food Stamps, que proveyó una suma suplementaria para comprar alimentos durante la pandemia de coronavirus y que finaliza en febrero.
A esto suman la preocupación de las familias menos favorecidas por no poder afrontar el pago de alimentos si tienen un gasto adicional inesperado, como puede ser la rotura del automóvil o el pago de una factura médica.
Joyal recordó que las familias necesitadas pueden llamar al 211, que es administrado por cada condado, para obtener informar sobre programas de ayudas.
Punto medio
Entretanto, No Kid Hungry Florida expone que la encuesta, además, arrojó que la alimentación debe ser una prioridad para los gobiernos: 95% indicó que los legisladores, tanto en el estado como en la nación, deben priorizar esta necesidad.
Por ello, la organización estatal insiste en ampliar el programa SNAP, a la par del programa alimenticio de las escuelas públicas para aliviar la situación.
“Los programas de desayunos y comidas en las escuelas públicas son muy efectivos, y por ello el 90% de las personas contactadas [en la encuesta en Florida] opinan que la oferta de comidas en colegios debe ampliarse”, detalló la portavoz.
En realidad, distritos escolares, como los de Miami-Dade, Broward y Palm Beach, amplían la oferta de alimentación gratuita, pero ello también cuesta dinero.
En otros condados, la alimentación gratuita se provee a los más necesitados, según los ingresos de la familia.
El año pasado, durante la sesión legislativa 2022 en Florida, muchos abogaron por ampliar el programa de desayunos en las escuelas públicas con 10 millones de dólares adicionales.
“El proyecto de ley fue presentado por la representante estatal republicana Dana Trabulsy, de Ft. Pierce, y la senadora estatal republicana Ana María Rodríguez, de Miami-Dade, pero no desafortunadamente, la propuesta no fue aprobada”, comentó la portavoz.
Qué hacer
Además del programa SNAP, que cuesta miles de millones de dólares al presupuesto nacional cada año, hay iniciativas gubernamentales y partidistas que apuestan por proveer más capacitación para obtener mejores salarios y hacer frente al costo de la vida.
El Congreso de la nación acordó otorgar, en dos montos aprobados por separado, un total de 4.12 billones de dólares, eso que llamamos en inglés 4.12 Trillion, para asistir al país durante la pandemia de coronavirus, de los que 121.000 millones fueron otorgados al programa SNAP.
“Proveer más dinero no es la solución”, opinó el consultor político Andrés Sánchez, de la firma Sánchez & Associates.
Entretanto, la nación suma más de 31 billones de dólares, o sea, en inglés, más de 31 Trillion, lo que equivale a una deuda personal de unos 94.000 dólares para cada uno de los 333 millones que habitan en el país.
“Hay más de 100 programas de capacitación y formación que ayudan a las familias a mejorar sus entradas económicas y organizar sus planes de vida”, argumentó.
“Destapar el flujo de fondos conllevaría a otros males, como, porqué no decirlo, dependencia o acomodamiento”, subrayó.
Sánchez es de la opinión que el dinero, los fondos que provienen de los contribuyentes “hay que cuidarlos aún más”.
“Hay personas muy necesitadas, que luchan por mejorar, pero no lo han logrado, y esas necesitan atención. Y también hay otras, aunque mucho menos, que van a buscar ayuda mientras conducen un Mercedes Benz”, apuntó.