Escuché hablar de Versailles inmediatamente después de que abrieron sus puertas en el año 1971. Por aquel entonces yo comenzaba mis labores periodísticas y, junto a mis compañeros, decidí conocer este nuevo restaurante y a su dueño, don Felipe Valls Sr.
El mayor legado de la familia Valls es demostrar que en Estados Unidos el que tiene iniciativa y desee trabajar puede triunfar. Además, es una familia que nunca ha olvidado sus raíces y sus restaurantes son un culto diario a lo mejor de nuestra gastronomía. Sin duda, el Versailles fue capaz de trasplantar la cultura cubana a Miami.
Tengo muchas anécdotas en este restaurante. Recuerdo que cuando murió Fidel Castro pude llegar al Versailles siendo alcalde de Miami. Lo hice poco después de la medianoche, y ahí estuve, casi 24 horas junto a la policía, permitiendo que el exilio cubano celebrara ese momento cúlmine de nuestra historia.