lunes 10  de  febrero 2025
VISITA PAPAL

Francisco tras los pasos de Juan Pablo II

 A una bonita ciudad medieval arribó el Papa Francisco para liderar la Jornada Mundial de la Juventud y visitar el campo de exterminio Auschwitz, en la localidad vecina de Oswiecim

*JULIÁN SCHVINDLERMAN.-ESPECIAL

El primer documento escrito sobre Cracovia data del año 965 y fue redactado por el judío español Ibrahim Ibn Jakub. Con la ocupación nazi en 1939, los judíos del barrio de Kazimierz fueron desplazados al gueto al otro lado del río; el 80% de ellos fue exterminado durante la guerra. Cracovia sobrevivió intacta: los ocupantes se preocuparon por preservar su asombrosa arquitectura medieval. Fue lugar de coronación y sepultura de reyes. Es la ciudad en la Copérnico estudió. En 2013 la UNESCO la declaró Ciudad de la Literatura por la riqueza de sus letras y festivales; fue el hogar de los premios Nobel Czeslaw Milosz y Wislawa Szymborska. A la vez, Cracovia exuda catolicismo en cada rincón y es tal la cantidad de iglesias que durante siglos se la llamó “la pequeña Roma”.

Fue aquí, en esta pequeña Roma, donde Wojtyla pasó 40 años y donde nació su vocación. Hay marcas turísticas de su estadía. El 10 de ulica Tyniecka, donde vivió con su padre; la cantera Zakróweck, en la que trabajó como obrero; la cripta de San Leonardo de la catedral de Wawel, donde ofició su primera misa, y el Palacio Arzobispal de ulica Fransciszkanska 3, donde recibió las ordenes sagradas y vivió como obispo y cardenal. Llegó a Cracovia con 18 años en 1938 y residió allí hasta octubre de 1978, momento en que partió al Vaticano para asumir el Trono de Pedro. En toda Polonia, ya para inicios del nuevo milenio, Wojtyla había sido declarado ciudadano de honor en 25 ciudades y aldeas, poseía cerca de 40 estatuas públicas dedicadas, y no menos de 75 escuelas y 29 calles llevaban su nombre.

A esta bonita ciudad medieval arribó el Papa Francisco para liderar la Jornada Mundial de la Juventud y visitar el campo de exterminio Auschwitz, en la localidad vecina de Oswiecim. También para rendir tributo a Maximilian Kolbe, un sacerdote franciscano muerto en Auschwitz en 1941, cuya beatificación promovió en 1971 el entonces arzobispo de Cracovia, Karol Wojtyla. 

Su muerte había sido un gesto de valentía. Por aquél entonces Kolbe tenía 47 años y ofreció su vida para salvar la de un prisionero padre de familia seis años menor. Alguien había logrado huir del campo de exterminio y los nazis decidieron escarmentar a diez prisioneros condenándolos a morir de hambre en un búnker subterráneo. Cuando Franciszek Gajowinczek, un sargento polaco, pidió clemencia, Kolbe tomó voluntariamente su lugar. Por iniciativa de Wojtyla, Pablo VI beatificó al sacerdote polaco oportunamente. En el acto de beatificación, Pablo VI definió al sacerdote franciscano como “quizás la más brillante y rutilante figura en emerger de la oscuridad y degradación de la época nazi…Por cuanto ¿No es el sacerdote otro Cristo?...Cuanta gloria es para nosotros los sacerdotes, y que lección, hallar en el bendito Maximilian semejante ejemplo espléndido para nuestra misión”. Wojtyla, ya como Sumo Pontífice, en 1982 lo proclamó un santo de la Iglesia Católica Romana. 

La comunidad judía no vio el gesto con agrado dado el pasado antisemita del sacerdote  polaco. Él había dirigido una revista religiosa en la que había manifestado su desprecio por la supuesta presencia excesiva de los judíos en la economía de su país, y regularmente hablaba en contra de los comunistas y los masones, a quienes asociaba con los judíos. La Iglesia defendió su decisión alegando que esos prejuicios eran comunes en la época. Gajowinczek asistió a la ceremonia de canonización en la plaza de San Pedro. 

Así, como es habitual en la tradición vaticana, Francisco continuará el legado de sus predecesores. La Jornada Mundial de la Juventud potenciará la filiación de la feligresía católica universal, la visita a Auschwitz será vista tanto una condena implícita al negacionismo como una reafirmación de las relaciones de la Iglesia con el pueblo judío, en tanto que la recordación del sacrificio del sacerdote Kolbe oficiará de revalidación de la voluntad pontificia pasada en torno a aquél hombre.

*Autor de “Roma y Jerusalem: la política vaticana hacia el estado judío” (Debate). Enviado especial de Radio Jai a cubrir la visita papal a Polonia.

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