lunes 19  de  mayo 2025
MUNDO

Golpe de Estado y la ONU no logra condenarlo

Birmania vuelve a vivir la penuria de la bota militar, ante la mirada atónita de Occidente, mientras China y Rusia miran al otro lado
Diario las Américas | JESÚS HERNÁNDEZ
Por JESÚS HERNÁNDEZ

MIAMI.- Países como Birmania, tan lejanos y desconocidos, rara vez logran figurar en los titulares de la prensa internacional, salvo que ocurra un golpe de Estado y Occidente lo condene y el Consejo de Seguridad no logre ponerse de acuerdo porque gobiernos autoritarios hagan uso de sus vetos.

En efecto, el Ejército de la nación asiática, que descansa en el extremo noroccidental de la Península de Indochina, asumió el poder del país y declaró el estado de emergencia durante un año, tras la detención de los principales líderes y miembros del partido gobernante Liga Nacional para la Democracia (NLD), entre ellos la Premio Nobel de la Paz 1991, Aung San Suu Kyi.

La respuesta internacional ante el golpe militar fue casi unánime. Estados Unidos y la Unión Europea pidieron la restauración de la democracia, así como la liberación de los detenidos. El nuevo presidente estadounidense, Joe Biden, advirtió que su administración volvería a imponer sanciones al país asiático. Incluso el Consejo de Seguridad de la ONU, formado por 15 países, mantuvo el martes por la tarde una reunión de urgencia a puerta cerrada para abordar su reacción ante el coup d'État.

Pero China y Rusia, que cuentan con el poder de veto, apostaron por desoír la denuncia y se opusieron a la condena de la más alta comisión de Naciones Unidos.

Posiciones

Para China, que suma más de 71 años de política absolutista, bajo las riendas del Partido Comunista; lo ocurrido en Birmania es "una importante reorganización del gabinete", mientras que Rusia, donde persiste un sistema sociopolítico con fuertes rasgos autoritarios, argumenta que se trata de “un intento de resolver una crisis política”.

La inestabilidad política en Birmania, tras un largo proceso democrático de 10 años que no logró levantar cabeza, está dada por las quejas del Ejército por el supuesto fraude ocurrido en las pasadas elecciones del 8 de noviembre, en las que el LND, el partido que lidera Suu Kyi, había arrasado con más de 80% de los escaños del parlamento nacional.

De hecho, hace un mes, el general Min Aung Hlaing, líder de la junta militar que ahora gobierna Birmania, se reunió con el ministro de Exteriores de China, Wang Yi.

Según la prensa birmana, el general se quejó del supuesto fraude y compartió con el ministro chino los futuros movimientos del Ejército tras impugnar los resultados de los comicios.

"Deseamos que todas las partes en Birmania puedan resolver sus diferencias y defiendan la estabilidad política y social", aseguró el Ministerio de Exteriores de China. "La comunidad internacional debe crear un buen entorno internacional para que Birmania pueda resolver sus conflictos de manera apropiada", añadió.

De cualquier manera, tanto China como Rusia han tenido puestos sus ojos en Birmania.

Para Pekín, es ‘no inmiscuirse’ en los asuntos internos de un país en el que seguirán invirtiendo y firmando acuerdos comerciales, independientemente de quién esté en el poder.

Lo mismo piensa Moscú. A fin de cuentas, no son pocos los que ven a estos dos gobiernos como regímenes que no acostumbran a condenar actos antidemocráticos.

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar