TEHERÁN.-dpa/EFE
Arabia Saudí informó el sábado de la ejecución de Al Nimr, que pertenecía a la minoría chiita del país, y de otros 46 presos, lo que desató una serie de protestas por parte de los iraníes
TEHERÁN.-dpa/EFE
El líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, advirtió este domingo a los líderes de Arabia Saudí que sufrirán una venganza divina tras la ejecución del clérigo chiita Nimr al Nimr.
"Sin duda este derramamiento de sangre injusto de ese mártir tendrá consecuencias y los líderes saudíes sentirán la venganza de dios", dijo Jamenei.
Al Nimr nunca llamó a un levantamiento armado, sólamente cumplió con sus obligaciones religiosas, afirmó el ayatolá, citado por la agencia de noticias iraní Isna.
Arabia Saudí informó el sábado de la ejecución de Al Nimr, que pertenecía a la minoría chiita del país, y de otros 46 presos. En protesta por la muerte del clérigo, un grupo de iraníes asaltó la noche del sábado la embajada saudí en Teherán y prendió fuego a parte del edificio. La policía arrestó a 40 personas.
El Ministerio de Exteriores iraní prohibió hasta nuevo aviso cualquier concentración frente a delegaciones diplomáticas, por lo que una manifestación que estaba prevista para este domingo tendrá que celebrarse en otro punto de la capital del país.
El líder supremo iraní asimismo criticó con dureza "el silencio de los reclamantes de libertad, democracia y de derechos humanos" y su apoyo, en referencia al apoyos de Estados Unidos al gobierno de Riad, informó EFE.
"Este clérigo oprimido ni alentaba a la gente a un movimiento armado y ni había llevado a cabo una conspiración oculta, sino lo único que hacía era criticar abiertamente", detalló Jameneí.
El clérigo de 54 años fue detenido en julio de 2013 acusado de desobedecer a las autoridades y socavar la unidad nacional.
Reacción árabe
El secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, condenó los ataques contra la embajada de Arabia Saudí en Teherán y su consulado en Mashhad registrados anoche tras la ejecución de un destacado clérigo opositor chií en Riad, indicó EFE.
En un comunicado, Al Arabi calificó los incidentes ocurridos en Irán como una "violación flagrante de los tratados y normas internacionales".
Asimismo, dijo que el Gobierno iraní tiene la responsabilidad de proteger las sedes diplomáticas de terceros países de acuerdo a los tratados internacionales.
Al Arabi también exigió a las autoridades iraníes respetar el concepto de "no injerencia en los asuntos internos de los Estados", en referencia a las críticas y amenazas de Teherán tras la ejecución del jeque Nimr Baqir al Nimr.
Al Nimr fue ejecutado ayer junto a otras 46 personas condenadas por terrorismo, entre las que había algunos destacados miembros de la red terrorista Al Qaeda, pero también activistas chiíes.
Por otra parte, el Ministerio de Exteriores de Emiratos Árabes Unidos convocó este domingo al embajador iraní en ese país, Mohamad Fayaz, y le entregó una carta de protesta después de "la injerencia iraní en los asuntos soberanos del reino saudí", informó la agencia oficial de noticias WAM.
El Gobierno emiratí también mostró en el escrito su rechazo a las agresiones contra las legaciones diplomáticas saudíes en Irán, que calificó de "violación de los tratados y las normas internacionales".
Marruecos pide "sensatez" a Irán y A.Saudí para evitar nuevos disturbios
El Gobierno de Marruecos pidió este domingo "sensatez a los responsables saudíes e iraníes" para evitar que los disturbios producidos en esos dos países tras la ejecución de un líder chií saudí se extiendan por una región "ya enfrentada a múltiples retos y elementos de fragilidad".
En un comunicado, el Ministerio marroquí de Asuntos Exteriores subraya que teme que los acontecimientos actuales "tomen una dimensión imposible de resolver en las horas y días que vienen".
El comunicado es en esta ocasión de una rara equidistancia, ya que tradicionalmente Marruecos se ha alineado sin fisuras con Arabia Saudí, país con el que mantiene una sólida alianza, tanto con Hasán II como con su hijo Mohamed VI.
Esta alianza ha llevado a Marruecos a participar en la coalición militar encabezada por Arabia Saudí contra los hutíes (una rama del chiísmo) en Yemen, y Marruecos figura también en la coalición militar islámica anunciada por el Gobierno saudí a fines de diciembre.
Además, el Gobierno marroquí ha tratado sin contemplaciones a la discreta minoría chií existente en el país, y ha llegado a cerrar la embajada de Irán acusándola de fomentar un cisma religioso en el país (por promover supuestamente el chiísmo en un país suní), aunque la embajada reabrió sus puertas el año pasado con gran discreción.
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