sábado 8  de  febrero 2025
Venezuela

"Alea iacta est..."

El proceso de transición en Venezuela se inició naturalmente por el desgaste del régimen, luego de dos décadas ofreciendo a la población un bienestar que nunca estuvo basado en el trabajo ni en la virtud
Diario las Américas | JUAN IGNACIO RIQUEZES
Por JUAN IGNACIO RIQUEZES

La suerte está echada… fue la célebre frase pronunciada por Cayo Julio César a su ejército en el año 49 a.C., al decidir cruzar el río Rubicón en camino a Roma, lo cual significaba que la guerra civil contra Pompeyo y su senado era inevitable y que ya no había vuelta atrás. Julio César lograría una total victoria frente a un gobierno agonizante, corroído por el soborno y la corrupción, que tuvo que huir para salvar sus vidas. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

El proceso de transición en Venezuela se inició naturalmente por el desgaste del régimen, luego de dos décadas ofreciendo a la población un bienestar que nunca estuvo basado en el trabajo ni en la virtud, pero su maduración y su conclusión requerirán de consenso y de diseño.

Todos y cada uno de los ciudadanos venezolanos de bien, incluso los que alguna vez ingenuamente acompañaron la farsa chavista, tenemos la ineludible obligación de invitar, persuadir y presionar a las fuerzas vivas y a los cuerpos intermedios de la sociedad, para que dediquen todos sus esfuerzos a consensuar y diseñar la continuación y la conclusión de la transición.

La labor de lograr el diseño consensuado, además de titánica, deberá ejecutarse en un lapso de tiempo relativamente corto, como lo exigen las circunstancias.

Mientras la sociedad civil venezolana logra definir y convenir democráticamente su visión de país y su plan a mediano y largo plazo, lo cual razonablemente tomará más tiempo del que pareciera quedarle de vida al régimen, la sociedad venezolana debe contar con unos acuerdos mínimos que dibujen, con la mayor claridad posible, las acciones, criterios, equipos, tiempos, términos y condiciones que han de regir antes, durante y después de los eventos que ya estamos presenciando y que irremediablemente eyectarán al tirano y a su camarilla del poder.

Tales acuerdos mínimos han de responder satisfactoriamente las principales preguntas o dudas respecto del qué, quién, cómo, cuándo y dónde habrán de tomarse las decisiones y ejecutarse las actividades de transición diseñadas para la normalización de la vida republicana y la estabilización social, militar, económica y política del país, todo ello con el único objeto de lograr, cuanto antes, el regreso de la democracia con la respectiva legitimación de los poderes públicos.

En el área social, entre los acuerdos mínimos para la transición deberá abordarse la apertura de un canal humanitario para recibir y distribuir, de manera segura, la ayuda internacional en las áreas de salud y alimentación.

De igual manera, hasta tanto no se logre la normalización de un sistema asistencial racional, sensato, controlado y bien administrado, habrá de establecerse un esquema temporal de subsidios directos para atender las necesidades de la población más vulnerable, que incluya la alimentación, la salud, el transporte y la regularización de los procesos de educación formal, con la reinserción de la niñez y la juventud que se encuentre fuera de escolaridad.

Uno de los puntos álgidos a ser atendido de inmediato y sin dobleces, será la necesidad de emprender una guerra frontal contra el flagelo de la criminalidad, desde las comunidades, pasando por los órganos de policía y otros grupos armados, atravesando todo el sistema de administración de justicia hasta llegar al sistema penitenciario.

En materia militar, los profundos ajustes que deberán acometerse y lo delicado que resultará su ejecución, ameritará, para su diseño, la incorporación de militares en situación de retiro, probadamente demócratas, que asesoren con el diagnóstico del clima a lo interno de las fuerzas armadas y con propuestas concretas para su regularización, sin perjuicio de que, para la ejecución del plan que se diseñe, se requiera del apoyo y acompañamiento de soldados de las Fuerzas de Paz de la Organización de las Naciones Unidas, mejor conocidos como “Cascos Azules”.

En cuanto al tema económico, las primeras acciones tendrán que dirigirse a la más rápida y eficiente manera de producir alimentos y empleos en el país. El apoyo internacional, que seguro estará presente, muy probablemente va a recomendar una serie de medidas de racionalización de la economía, que incluirán, entre otras, la redefinición del sistema cambiario y monetario, de los controles de precio, de las libertades económicas y comerciales; la reestructuración de la deuda pública; un diagnóstico de la situación real del sistema bancario nacional; y, los necesarios incentivos para atraer inversión extranjera.

Por lo que respecta al sector político, los ciudadanos esperamos que durante el período de transición; por una parte, se liberen a todos los presos políticos, se levanten las inhabilitaciones y puedan regresar todos los exiliados; y, por la otra parte, todos y cada uno de los partidos políticos que no apoyan al régimen, lo expresen claramente mediante su suspensión de actividades, campañas o posiciones partidistas en pro de una unidad necesaria entre todas las fuerzas vivas, que los incluye, con los cuerpos intermedios de la sociedad que, de una u otra manera, nos representan a todos los ciudadanos.

Luego de arrasadas las estructuras e instituciones democráticas que nos dejará este triste experimento llamado Socialismo del siglo XXI, irónicamente el país tendrá frente a sí una excelente oportunidad de refundarse, sobre bases sólidas, acordadas con una muy amplia legitimidad ciudadana.

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@juanriquezes

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