miércoles 3  de  diciembre 2025
Opinión

El fango de los concursos de belleza

Las denuncias las hicieron públicas varios miembros del jurado que fueron presionados para que la candidata de México ganara

Diario las Américas | IBÉYISE PACHECO
Por IBÉYISE PACHECO

Lo que ha estallado recientemente en el certamen Miss Universo organizado en Tailandia enfocó nuevamente la lupa hacia la estructura corrupta que se activa e interviene en un certamen de belleza para sacar provecho político y económico.

Se trata de un evento internacional que resulta en la coartada perfecta. Una competencia entre las mujeres más bellas que representan a los países del mundo donde, además de apelar al sentimiento nacional, les sirve como activador de la compleja y millonaria industria de decenas de productos.

Este escándalo en el Miss Universo a partir del triunfo de la representante mexicana Fátima Bosch dejó en evidencia el modus operandi que usualmente opera en estos certámenes, ahora en inmensa dimensión.

En esta última edición de Miss Universo, el asunto de los negocios oscuros ha estallado demostrando que grandes corporaciones con el amparo del alto gobierno, operan irregularmente y utilizan como coartada este tipo de eventos.

En Venezuela la situación es decadente y descarada. Los concursos de belleza se han multiplicado bajo el control de los llamados patrocinantes, ahora apadrinados por Nicolás Maduro para el goce de enchufados en negocios ilícitos o funcionarios de la élite del régimen.

Para la dictadura, los concursos de belleza son una fábrica de mujeres entrenadas para gestionar, convencer, trajinar operaciones convenientes para negocios ilícitos. Ellas a cambio suelen obtener considerables beneficios. Algunas hasta se casan con sus patrocinantes.

Este último certamen de Miss Universo ratifica que su organización ha sido interceptada por sectores corruptos con tanto poder que llegan hasta el alto gobierno mexicano.

Son sectores que saben explotar a estas jóvenes para sus intereses y que para optimizar la ganancia procuran que sean ganadoras, o por lo menos que se ubiquen en el cuadro de honor, en lo que resulta un torcido proceso en el que personajes corruptos garantizan a jóvenes concursantes seguridad económica, mientras son cosificadas y vejadas.

En este reciente escándalo de Miss Universo, las acusaciones de fraude se asoman como la punta del iceberg que parte de la maquinaria activada para el uso de mujeres participantes para negocios ilícitos. Y en este caso es más terrible porque se trata de un empresario que coloca en ese rol a su propia hija.

Raúl Rocha Cantú, dueño del Miss Universo, es también propietario de un conglomerado de corporaciones que incluye desde casinos hasta la planeación industrial y distribución de combustible a través de la empresa Soluciones Gasíferas del Sur, con la que ha obtenido jugosos contratos, nada más y nada menos que con Petróleos Mexicanos, Pemex.

Rocha ya trae antecedentes. Él viene siendo investigado desde noviembre de 2024 junto a otras 13 personas por la Fiscalía, acusado de traficar drogas, armas y combustible entre Guatemala y México. Investigación que decantó en orden de captura emitida el pasado 15 de septiembre.

La ganadora Fátima Bosch es hija de Bernardo Bosch, quien a su vez desde casi treinta años forma parte de la plantilla estratégica de Pemex como asesor de la dirección general en el área de Exploración y Producción, lo que hace imposible negar el vínculo entre el propietario del certamen y un asesor de la alta directiva de Petróleos mexicanos.

El padre de Fátima también ha sido investigado por la Fiscalía mexicana y ha sido beneficiado por un contrato millonario.

Las denuncias las hicieron públicas varios miembros del jurado que fueron presionados para que la candidata de México ganara. La opacidad la selló la ausencia de una empresa de contabilidad para el proceso de votación. No hubo certificado de auditoría, ni se mostró a un representante de firma contable entregando resultados sellados durante la ceremonia.

Al final, Fátima Bosch puede terminar siendo la más lastimada. Es lo que sucede en muchísimos casos donde las jóvenes, luego de haber sido utilizadas, son desechadas cual objetos inútiles, especialmente al ir envejeciendo. La mayoría de esas muchachas llegan a los concursos de belleza con el sueño de mejorar de posición o con la urgencia de salir de la pobreza.

Son incontables los concursos de belleza celebrados cada año en todo el país. Y son muchas las chicas que irán a esos concursos con sueños y que caerán en manos de la maquinaria corrupta del régimen que las tragará impunemente y sin piedad.

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