miércoles 3  de  diciembre 2025
OPINIÓN

Maduro reta a Trump y decide no renunciar

Esta vez Maduro no está luchando para ganar; está luchando para sobrevivir; y en su propio cálculo, la única forma de hacerlo es morir con las botas puestas

Por Edward Rodríguez

Las opciones ya fueron discutidas, evaluadas y cerradas en Miraflores. En el entorno político y familiar de Nicolás Maduro Moros la conclusión es una sola: morir con las botas puestas, es decir, ir al campo de batalla y pelear hasta el final. No habrá renuncia, no habrá retiro negociado, no habrá tránsito suave. Esa fue la línea que se impuso tras un episodio que dejó a Maduro tambaleando: la llamada de Donald Trump.

El Presidente estadounidense no ha contado todos los detalles, de manera pública, de lo que conversó con Maduro, pero según el diario Wall Street Journal, en la llamada realizada recientemente, el régimen venezolano habría pedido una amnistía general para Maduro y para 100 de sus colaboradores y sus familias; de los cuales muchos de ellos enfrentan sanciones de EEUU, acusaciones de narcotráfico, corrupción o violaciones de derechos humanos.

Trump, por su parte, rechazó todas las solicitudes y lanzó una clara y directa sentencia: si Maduro no se retiraba voluntariamente del poder, Estados Unidos “consideraría otras opciones”, entre ellas el uso de la fuerza.

Esto puede interpretarse que sin rodeos Trump le dijo a Maduro: Por las buenas deberías renunciar.

Tras colgar la llamada, Maduro convocó de inmediato una reunión de emergencia. Los jefes de la Armada y de la Aviación no asistieron, una señal inquietante. A los presentes les dijo: “Señores, tenemos que prepararnos para el combate. Activen a los colectivos y a todas las fuerzas necesarias”. La orden no fue sólo defensiva; fue existencial. Maduro entiende que esta vez el riesgo no viene únicamente de la oposición interna, sino de un alineamiento internacional que le ha restado oxígeno.

Hoy, Maduro parece haber llegado al límite. Y lo que lo empuja no es una invasión ni un levantamiento dentro de los cuarteles: es una decisión en Washington. La designación del Cartel de los Soles como organización terrorista internacional, impulsada en los últimos meses, redibuja el tablero.

Para James Story, exembajador de Estados Unidos para Venezuela entre 2018 y 2023, este movimiento coloca a Maduro en su momento más vulnerable en más de una década.

La tesis de Story es clara y devastadora, pues asegura que “siempre fue un problema político y criminal”. Pero ahora Washington ha dejado de tratarlo como un autócrata incómodo y ha comenzado a considerarlo una amenaza hemisférica. Ese cambio no es retórico. Implica nuevas herramientas legales, financieras y operativas: desde sanciones ampliadas hasta acciones encubiertas capaces de fracturar las zonas más sensibles del régimen.

Según Story, cualquier futuro diálogo ya no tendría como objetivo negociar la permanencia de Maduro, sino definir el cuándo y el hacia dónde de su salida. El reto mayor, y más peligroso, vendrá después: reconstruir un Estado colapsado, contener a las redes criminales empotradas en el aparato público y articular un gobierno de transición entre sectores que llevan años viéndose como enemigos irreconciliables.

De igual forma el congresista de los EEUU, Carlos Giménez, nos comentó en una conversación que Delcy Rodríguez estaría conspirando, si eso es así pues el propio Nicolás no debe confiar ni en su sombra. Los hermanos Rodríguez ya perdieron el nivel de influencia y confianza.

En Miraflores, Maduro repite la historia que le gusta contar: la del joven que fue escolta de Chávez cuando salió de la cárcel; el hombre que, según él, llegó más lejos que cualquiera del círculo original del comandante. Ganó tres elecciones, aunque buena parte de la ciudadanía y de la comunidad internacional sostiene que ninguna de ellas fue limpia.

Hoy, sin embargo, ese relato épico ya no le alcanza. El exfuncionario que se formó en el mundo sindical y el exchofer de autobús que ascendió hasta el poder absoluto deberá demostrar sus habilidades en otro terreno: el de la guerra operacional.

Esta vez Maduro no está luchando para ganar; está luchando para sobrevivir; y en su propio cálculo, la única forma de hacerlo es morir con las botas puestas.

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar