Por Eduardo Orozco *
Por Eduardo Orozco *
Cuando se hicieron las primeras denuncias en 2013 sobre las amenazas contra los periódicos ante la falta de papel circulaban en Venezuela unos 115 diarios. Para el 14 de diciembre de 2018, fecha de la última edición impresa de El Nacional, ya habían dejado de circular unos 80 diarios aproximadamente. Solo la mitad de estos tienen una edición en la web.
Es curioso que el diario fundado en 1943 por un grupo de intelectuales progresistas, capitaneados por Miguel Otero Silva, durante la II Guerra Mundial, terminen siendo víctimas del acoso fascista de un régimen que se proclama socialista.
El Nacional sale a la calle en medio del conflicto de la guerra contra el fascismo y bajo la influencia de Unión Soviética. Siempre fue un periódico moderno e innovador en el campo editorial y tecnológico. Sustituyó el clásico editorial por la Mancheta, publicó más fotografías, creó el Papel Literario, la Secretaría de Redacción, el Manual de Estilo e instituyó el Defensor del Lector. Está en la web desde 1995.
Un primer coqueteo con el chavismo llevó a Carmen Ramia (esposa de Miguel Henrique Otero) a Directora de Información del primer gabinete de Chávez, pero la luna de miel duró poco y luego comenzó un distanciamiento que se convirtió en permanentes ataques, atropellos y amenazas contra el diario.
Los insultos de Chávez contra el caricaturista Pedro León Zapata y una sesión nocturna de brujos amenazantes a las puertas del diario marcaron un enfrentamiento que se extendió contra todos los medios que se atrevieron a criticar o denunciar los errores del régimen.
Desde 2006 comienza la etapa de acoso judicial contra El Nacional con un juicio a la periodista Marianella Salazar, luego la fiscal Luisa Ortega Díaz anunció medidas contra el director Miguel Henrique Otero, el TSJ sentenció el pago de altas sumas por diversos juicios, Diosdado Cabello introdujo una demanda porque lo vincularon con el narcotráfico y una jueza prohibió salida del país de los directivos del periódico.
Desde 2014 aparecieron en El Nacional los primeros síntomas de la escasez de insumos, principalmente papel y planchas, situación que fue afectando a toda la industria editorial del país. El gobierno monopolizó la importación de papel periódico para su asignación a precios especiales y aquellos que no lo recibían tenían que adquirirlo al costo del dólar paralelo.
El Nacional, como todos los diarios, comenzó a reducir el número de páginas y luego redujo el tiraje para ahorrar papel. Ya la crisis económica galopante había ahuyentado a los principales anunciantes.
La censura impuesta por el acoso judicial, la reducción de páginas y la disminución del tiraje han producido un silencio informativo en la prensa venezolana, además de acelerar la migración de lectores hacia los portales web y las redes sociales. Con el agravante de que por las redes circulan cantidades de “informaciones” creadas en laboratorios de contrainformación que provocan mayor incertidumbre.
El Nacional impreso era una referencia confiable en medio del exceso de información falsa o de difícil confirmación, por eso la versión digital promete ser una continuación de la política informativa del impreso, de allí su mancheta de despedida “Nos vemos en la web”.
El día del la última edición impresa del diario El Nacional, la tristeza de algunos , el abrazo del reencuentro, la solidaridad de los amigos, se transformó en desafío al ritmo de “La Araña” la canción que siempre se entona en el cumpleaños del diario. Un guiño optimista de cara al futuro.
* Ex presidente del Colegio Nacional de Periodistas de Venezuela