Valiente con el vulnerable, pero correlona, asustadiza y condenada al ridículo, en el lance hombre a hombre. Tal es el ethos, el imperativo categórico, la programación cromosómica, de la mal llamada Revolución Bolivariana.
Cabría, más bien que el susodicho les reclamase a sus “valerosos colectivos de la paz”, haberse paralizado por el miedo, cuando los comandos rescataron a los opositores secuestrados.
Valiente con el vulnerable, pero correlona, asustadiza y condenada al ridículo, en el lance hombre a hombre. Tal es el ethos, el imperativo categórico, la programación cromosómica, de la mal llamada Revolución Bolivariana.
Lo confirma, si es que hacía falta confirmación, el operativo para rescatar a los cinco opositores sometidos al aislamiento más cruel, por 14 meses, en los locales donde funcionó la representación diplomática de la República Argentina acreditada en Caracas.
–Ya no se puede confiar, ni en la inviolabilidad de una embajada, para reprimir, aterrorizar, apresar, matar de hambre; para amenazar a unos opositores, con secuestrarle a sus madres, hijas o algún nietecito– se dijo para sus adentros y su afueras el sedicente Primero de Abordo de la clepto tiranía durante el besamanos de Moscú, al que asistió con la mansedumbre del lacayo.
Cabría, más bien que el susodicho les reclamase a sus “valerosos colectivos de la paz”, haberse paralizado por el miedo, cuando los comandos rescataron a los opositores secuestrados.
Pero con todo lo enojoso que ha sido, hay que rescatar las lecciones del episodio.
La principal y primera, la resistencia digna, indoblegable y ¿Por qué no destacarlo? inteligente de las víctimas. A saber: Magalli Meda, Pedro Urruchurtu, Omar González, Claudia Macero, Humberto Villalobos, dirigentes del partido Vente Venezuela, liderado por María Corina Machado. No fueron nada más los prolongados cortes de luz, agua, comida, suministros de insumos esenciales; el aislamiento absoluto, porque estuvieron impedidos de todo contacto con familiares y amigos a lo largo del cautiverio.
Las 24 horas, los siete días de cada semana, las narcobandas armadas amamantadas por el gobierno paria de Maduro pulularon por los alrededores, para advertirles a los secuestrados lo que "les esperaba" y para refrendarlo implantaron el pillaje por el vecindario y aquí llegamos a donde no quisiéramos haber llegado:
Que el referido rescate, considerado suicida por algunos expertos, culminó de manera exitosa gracias a la acción conjunta de las fuerzas opositoras locales hermanadas con las de varios países democráticos. No hubo heridos, ni muertos que lamentar.
Tal experiencia debe repetirse para la liberación de 30 millones de compatriotas.
Nadie está pidiendo que ningún comando extranjero nos saque las castañas del fuego a los venezolanos. Pero las democracias del Planeta deben honrar "la responsabilidad de proteger" con el suministro, a los opositores de la clepto tiranía, del instrumental necesario para cauterizar semejante cáncer. Todo con base en el artículo 350 de la Constitución de Venezuela.
No estamos ante un despotismo, convencional, tradicional, de esos que han existido a lo largo de la Historia. Los vínculos de los usurpadores entronizados en Caracas, con el narcoterrorismo planetario, demandan remedios menos convencionales.
–¿Y cómo queda la Convención de Viena? —lloriqueó el “Hombre del Mazo Dando” el miércoles por la noche a través de la TV del Estado– ¡Yo protesto! Una cosa es que el sagrado suelo de nuestra RoboLución lo saqueen, los chinitos de Jinping, los rusos de Putín o los narcos del ELN o las FARC; y otra, que las plantas insolentes de los liberadores sean las de unos criollitos apoyados por algún ¡Gringo, go home! o por los paisanos del señor Milei.
Sueña en grande, lo que ya hayas logrado en pequeño. No hay que darle más vueltas al tema: La liberación de Venezuela, nos compete a los venezolanos, con esa misma metodología aplicada, en Caracas, el martes pasado.
@omarestacio