Pese a los intentos de Nicolás Maduro por invadir a los medios de comunicación nacionales e internacionales con noticias que hablan sobre la supuesta buena gestión que hace frente al Covid-19, sus acusaciones al presidente colombiano de querer contaminar con ese virus a Venezuela y culpar al presidente Donald Trump de los problemas económicos del país sudamericano, recientes investigaciones demuestran que las pruebas realizadas en la nación bolivariana son insuficientes para calcular adecuadamente el número de contagiados y es improbable que con las cifras disponibles se pueda vislumbrar un escenario con una epidemia bajo control y curva aplanada.
Antes del estado de alarma y de la necesaria cuarentena por el coronavirus, Venezuela ya atravesaba diversas crisis. Un ejemplo cercano es el éxodo impulsado desde las toldas chavistas hacia territorio colombiano. Según Migración Colombia, 1.630.603 venezolanos habían ingresado al país en octubre pasado. Pero podrían ser más, de acuerdo con Jozef Merkx, representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Pero lo cierto es que Venezuela se desangra y no solo es por causa del coronavirus, sino porque el castrochavismo aprovecha la tragedia para seguir imponiendo su régimen totalitario y comunista. Ahora se hacen más evidentes los bajos salarios, las esperas interminables en los hospitales, la hambruna, represión y censura a los medios de comunicación, entre otros factores que afectan directamente a la población.
El régimen chavista ha convertido a una de las naciones más ricas de Latinoamérica, en un verdadero desastre económico y humanitario, y lo peor de todo es que lo ha hecho ante los ojos de la comunidad internacional.
La constante denuncia a una represión con una ideología socialista, que no encuentra respaldo internacional efectivo y contundente ha sido fundamental para perpetuar en el poder a una organización mafiosa que rige los destinos de la nación venezolana y afecta a toda la región.
Los venezolanos no pueden olvidar el pasado reciente de la dictadura impuesta por el castrochavismo, pese a que en estos momentos tengan que vivir paralelamente la cruel realidad de una crisis que venía en ciernes y esta otra que es ocasionada por el Covid-19.
La pandemia ha dado al régimen de Maduro una excusa para intensificar la represión, especialmente contra los más pobres y la disidencia política. Las detenciones arbitrarias por razones políticas están a la orden del día. Las cárceles siguen repletas de presos políticos.
Y mientras el caos político aumenta, la situación de los venezolanos de a pie sigue siendo extremadamente dificil. Se trata de una población joven, mal informada, con poca memoria histórica, escándalos de corrupción en diversas esferas, economía informal imparable y adultos mayores muriendo, no solo porque viven en condiciones de hacinamiento, sino porque, además, dependen de la economía informal, congelada por la cuarentena.
Los venezolanos se hunden en la peor de las crisis que ha vivido ese país. Constantemente sufren de apagones, no hay internet, los hospitales no tienen insumos, el agua y la gasolina escasean, no hay comida, pero tampoco pueden hacer filas o colas para conseguirla por el temor a contagiarse. Vale preguntarse: ¿La crisis es peor que la pandemia?
Venezuela está a merced de un régimen asesino y totalitario, y ahora también expuesto al fuerte impacto de una pandemia, cuyas estadísticas nadie conoce por aquella vieja costumbre de las dictaduras de maquillar las cifras para aparentar que nada anómalo está ocurriendo.
La ciudadania y los diferentes gremios deben implementar una estrategia clara y contundente para marginar al régimen chavista del poder.
Solo así en el corto, mediano o largo plazo, nadie lo sabe, se podrá construir la visión de una Venezuela que sobrevive a la crisis impuesta por la dictadura y, de paso, en estos tiempos, a los embates de una enfermedad letal como es el coronavirus. Aunque, en realidad, no se sabe que es peor.
Abogada MSc-PhD (c) Universidad de Barcelona - España
Docente Universitaria
@paolaonzagaoficial