martes 8  de  octubre 2024
Venezuela

Luis B. Prieto Figueroa. ¡Al maestro con cariños!

Prieto fue un venezolano que dedicó su vida a la lucha por establecer una verdadera democracia popular y representativa, promoviendo los valores humanísticos en la educación
Diario las Américas | PEDRO MENA
Por PEDRO MENA

La pandemia del “virus chino” tiene al mundo al revés, cada día se incrementan las expectativas de poder controlarla y a la vez incrementar las medidas de prevención social, así como también desarrollar las iniciativas de estímulo a la recuperación de las economías de los países afectados, en especial nuestra preocupación reside en Venezuela, cuya tragedia cada día se profundiza, por la negligencia de la narco dictadura criminal y terrorista del usurpador Maduro.

Estos argumentos de peso obligan a los medios a centrarse en informaciones vinculadas a esta temática, en el caso venezolano, se les olvidó recordar los 27 años de la desaparición física de unos de los hombres más ilustre, popular y recordado con muchos cariños, como fue la figura insigne del Dr. Luis Beltrán Prieto Figueroa, político, filósofo de la educación, escritor, poeta, ministro, parlamentario y maestro de maestros, bautizado como el “Maestro de América”, cuya fecha triste de fallecimiento fue el 22 de abril de 1993, cuando recién cumplía 91 años.

El maestro Prieto, nació el 14 de marzo 1902, en la población de La Asunción, actual capital del estado Nueva Esparta, conocida como la bella Isla de Margarita, perla del Caribe mar, a quien le dedicara su poemario “Islas de Azul y Viento” (1986) y “La azul claridad de Pampatar” (1987).

Prieto fue un venezolano que dedicó su vida a la lucha por establecer una verdadera democracia popular y representativa, promoviendo los valores humanísticos en la educación, pilar fundamental de la Venezuela moderna por la cual como integrante de la “generación del 28”, conformadas por valiosos estudiantes que al grito de “sacalapatalaja” se enfrentaron a la férrea dictadura del General Juan Vicente Gómez, muchos de ellos sufriendo cárcel en la tenebrosa “Rotunda”, donde le eran colocadas cadenas ajustadas a uno de sus tobillos, con una pesada bola de hierro, torturándoles segundo a segundo a sus sacrificadas y jóvenes vidas. Muchos sufrieron la muerte y otros el exilio.

Fue secretario de la Junta de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt, la llamada “revolución de Octubre” por los adecos de la época (10 de octubre 1945-48). Ministro de Educación bajo la presidencia del destacado escritor Rómulo Gallegos (15 de febrero 1948-24 noviembre 1948), gobierno democrático depuesto por un golpe militar que permitió con el General Marcos Pérez Jiménez a su cabeza, implantar una nueva dictadura militar en el país.

Durante este proceso tuvo que viajar al exterior para salvar su vida, en su exilio trabajó como docente en la Universidad de La Habana, Cuba (1950-51), y la UNESCO en Costa Rica y Honduras (1951-1958). Al caer la dictadura de Pérez Jiménez regresó a Venezuela siendo escogido por votación popular en las elecciones democráticas como Senador por el estado Nueva Esparta (23 de enero 1959-1969). Posteriormente fue presidente del Congreso Nacional (23 enero 1962-1967). Además, incorporado a la Academia Venezolana de la Lengua como miembro permanente (1984).

Su producción literaria es una de la más abundante, prolija y diversa del país, caracterizada por prólogos, libros, poemarios y temas sobre política y orientación educativa. Mas de 60 títulos, entre los cuales podemos destacar Maestros de América (1975), Joven Empínate (1968), Mural de mi Ciudad (1975), La Magia de los Libros (1955), Verba Mínima (1978), El Estado Docente, El Estado y la Educación en América Latina (1978), Pido la Palabra (1982), Tejer y destejer (1988), El Maestro como líder (2003), es parte de su extraordinaria creatividad como escritor. Hoy se constituye en la herencia cultural y política de la Venezuela democrática además fundó la Sociedad de Maestros de Instrucción Primaria (1932) luego la Federación Venezolana de Maestros (FVM) (1936), y el INCE (1959).

Fue fundador del partido Acción Democrática (AD) y luego de la división, año 1967, de esta organización, fundó también el Movimiento Electoral del Pueblo (MEP) siendo su candidato presidencial en las elecciones de 1968, con el símbolo en la tarjeta electoral de una oreja multicolor en alusión al tamaño de sus orejas. Posteriormente en el año 1973 asume por segunda vez la candidatura presidencial de su partido MEP.

En una entrevista realizada en el Diario El Nacional, (21 enero 1982), destaca: La lucha política me apasiona, puede decirse que es una parte del aire que respiro, pero cada día noto que las nuevas generaciones están interesadas en lo que se ha llamado la despolitización, que no es otra cosa que una vía abierta para el enriquecimiento fácil y sin ninguna clase de compromiso con el país. Despolitizarse es apartarse del mundo contemporáneo. Hay gente que tiene reservas hacia la política y los políticos porque muchos se disfrazan como políticos para facilitar su comercio en la vida pública y enriquecerse sin hacer inversiones… Otros creen que la política es una forma subrepticia de practicar la inmovilidad, pero ética y política nacen juntas.

Este homenaje a nuestro maestro Prieto, tutor y padre de mi carrera política, a quien debo mucho en mi formación, intelectual y humana, ya que por circunstancias de la vida estuvimos siempre a su lado, hasta en los momentos más traumáticos y difíciles que pueden vivir como experiencia, jóvenes políticos para esa época, como mi compadre y hermano Paco Murillo Font, poeta y político, cuyo afecto, cariños y fidelidad estuvimos compartiendo en las intimidades, su prosa creativa con su verbo y amor por Margarita, su preferida y amada isla de siempre.

En esos encuentros íntimos con la creatividad de su belleza espiritual y de las alegrías de su alma noble y sincera, despojados de los ruidos y mitos de la vida materialista, aprendimos a querer a nuestro maestro como un ser humano extraordinario, a quienes llamamos “Viejo Lobo” como la réplica del constante capitán margariteño de la embarcación que nos llevaba sin condición alguna a navegar por los mares de la eternidad e inmensidad de Dios, haciendo posible ese sueño mágico entre nosotros, sus jóvenes discípulos, que hoy lloramos su ausencia en estas horas cruciales de la patria.

Dejaste en nosotros una profunda huella imborrable, en nuestros hermosos recuerdos a tu lado, tus consejos, filosofía de la vida y sobre todo a ser siempre honestos y fieles a sus propios pensamientos y acción. En tu libro ¡Empínate Joven! dejaste para siempre un legado: ¡empínate Joven siempre por encima de las mediocridades humanas y subalternas, que hoy sobran en muchos “líderes”, para crecer y hacer la patria libre e independiente. ¡Parece sonar entre sus dientes la palabra que tanto mastica su espiritualidad, ¡Gracias Maestro Prieto!, nuestro amor es inmutable!

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