Llegó la hora de la verdad para un país que ha vivido en guerra por más de medio siglo. Este domingo, los colombianos inscritos para votar, en su país y en el extranjero, irán a los puestos de votación a expresar su aprobación o rechazo sobre un acuerdo de paz que tomó más de cuatro años llevarlo a puerto seguro.
La degradación de un conflicto armado tan largo ha dejado una huella profunda en todos los sectores de la sociedad. Es un conmovedor viacrucis de desaparecidos y secuestrados; de masacres y asesinatos selectivos; de magnicidios y atentados terroristas. Una historia sangrienta, forjada en el fuego lento de una violencia que terminó por convertirse en cultura, en uno de los elementos de identidad colectiva de los colombianos.
Por consiguiente hay hondos resentimientos, una rabia entendible por la pérdida irremediable de seres queridos, hombres y mujeres que no tuvieron la oportunidad de vivir en un país en paz. Es la primera vez que un gobierno logra un resultado concreto, después de varios intentos frustrados a lo largo treinta años. La comunidad internacional ha apoyado esos diálogos de paz desde sus inicios. Y las Naciones Unidas tendrán un papel fundamental para el proceso de desmovilización, desarme y posterior seguridad de los combatientes en trance a la vida civil.
La idea de fondo, tanto del gobierno actual como de las FARC, es que se acabe en Colombia, de una vez por todas, el uso de las armas como manera de tramitar las diferencias políticas. Que la democracia sea la única forma de acceder al poder. Los guerrilleros dejan las armas pero no su ideología. Se verá en las urnas si esas ideas de verdad son populares en Colombia.
Por supuesto que todo esto será posible siempre y cuando triunfe el SI. El gobierno ha dicho que no hay plan B si los colombianos deciden decirle NO a los acuerdos. Desde esta columna hacemos un llamado a asistir a las urnas y a que los electores voten a conciencia, bajo la perspectiva de pensar en las nuevas generaciones, las que vivirán las consecuencias de la decisión que tomen los colombianos en el plebiscito.
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