martes 22  de  octubre 2024

Una revolución liberal, histórica y humana

Lo más cercano a la revolución liberal que avanza en Venezuela son las Revoluciones de 1848, también llamadas las Primavera de los Pueblos o años del despertar. Una oleada revolucionaria que detuvo la restauración de las monarquías y el predominio absolutista
Diario las Américas | ORLANDO VIERA-BLANCO
Por ORLANDO VIERA-BLANCO

@ovierablanco

“La lección es que el estatismo –peor si es pretor y corsario- lo que trae es pobreza, desorden, hambre y muerte.”

Hemos visto en las últimas semanas opiniones sobre la naturaleza del movimiento ciudadano que se desarrolla en Venezuela. Los análisis pretenden avizorar el desenlace. Nos llaman la atención los “tratados” que se detienen en la organicidad de las concentraciones. Atención. No enfrenamos a evento electoral. Es un cambio histórico donde los análisis de tarima son muy cortos. El desafío es mucho mayor: es la refundación de una república realmente liberal.

Lo más cercano a la revolución liberal que avanza en Venezuela son las Revoluciones de 1848, también llamadas las Primavera de los Pueblos o años del despertar. Una oleada revolucionaria que detuvo la restauración de las monarquías y el predominio absolutista. Tras el Congreso de Viena (1814-1815), el legitimismo dinástico intentó restablecer los reinados desplazados por las Guerras Napoleónicas que instalaron Estados Liberales y confederados. Un retorno al Antiguo Régimen en un periodo de cambio socio económico, industrial, burgués y capitalista, que no iba en términos evolutivos con el surgimiento de una sociedad urbana, de clases medias profesionales y universitarias que alumbro el concepto de masas y prole…

Venezuela va hacia un quiebre histórico. El tránsito del lumpen parroquial y relegado al ciudadano repúblico (Dixit Garcia-Trevijano). No de participación democrática (demagógica), sino participante (y vigilante) de la constitución de una nueva era liberal. En tránsito del nihilismo al conocimiento. De lo ideológico a lo utilitario y progresista. La del papa-estado al Estado censitario de estudio y superación. No es sólo el fin de la era chavista sino de un modelo centralista, caudillista, repartito y feudal que se instaló desde 1810. El desafío es un salto hacia el establecimiento de un nuevo orden, moderno, descentralizado, federal; competitivo, productivo, innovador; apegado a la ley, la educación y la tecnológica. Es la refundación de una Republica cuentadante de empoderamiento individual, de derecho y de justicia, siendo por cierto, el juez, el pilar de equilibrio del poder…

Es la entrada al siglo XXI en momentos que aún no escapamos del siglo XIX. Estamos en presencia de una verdadera revolución de un genuino movimiento de independencia, desde la clase obrera hasta la corporativa; desde las amas de casa hasta los partidos, donde tenemos que construir una sociedad bien educada, en la que el valor del trabajo y el capital, no sean una contradicción dialéctica. La lección es que el estatismo -peor si es pretor y corsario- lo que trae es pobreza, desorden, hambre y muerte.

La Venezuela que se moviliza hoy en la calle, clama por dejar atrás más de 200 años de dominación caudillista, partidista, clasista y militarista, a la par de acabar con un gobierno-cuartel ¿Este inmenso desafío lo detiene acaso la falta de organización o estrategia? ¿Es tan simple? Creemos que no. La misión es una limpieza histórica del Estado contralor y del taita mandamás. Por lo tanto, no parará…

El desarrollo del telégrafo y el ferrocarril potenció la primavera de los pueblos de 1848. Hoy -2017- las redes sociales no dan tregua al abuso de DDHH. En 1848 las revoluciones populares fueron reprimidas por conservadores de corte positivista (republicanos pro gendarmes, dictaduras o gobiernos parlamentarios). Es famoso el discurso del Dip. español, Juan Donoso Cortes ‘En defensa de las dictaduras’ (1847), garante del Estado-Nación no monárquico. Ahora lo que toca es la democracia liberal, constitucional, segadora del Estado interventor y de botín petroclientelar... Sí. La dosificación de la calle es necesaria (dixit JJ Rendón). Debe haber una agenda creativa de la resistencia pacífica. Pero nadie capitulará por un factor frecuencia. La gente va hacia un nuevo ideal ético: !Mi futuro sudo yo! Da la vida por ello. No más injerencia cubana, siria, iraní o rusa. No más saqueo republicano. No más impunidad. No más hambre por autoritarismos y limosnas. No más retórica. No más dogmas. No más cultos al taita a caballo…

La fase expansiva del capitalismo entró dos décadas después de 1848. El mundo se debatió entre dictaduras proletarias/bolcheviques y totalitarismos nazis/fascistas. Pero la democracia liberal se impone 150 años después. Venezuela resiste quedar en un Estado comunal-cual Comuna de Paris de 1871-por construir una Republica Liberal, moderna y de derecho. Un nuevo concepto de nación sobre la base de una identidad originaria, individual, innovadora; del ser educado, honesto, creador y participante de la vida pública o privada, no por un partido o milicia sino por condición censitaria, civil, vecinal y cívica. El fenómeno del cerco moral a corruptos del chavismo por el mundo, o apáticos a lo interno, lo evidencia…Es lo que Antonio Garcia-Trevijano Forte, llama la “libertad colectiva”, que no deja de ser la suma de la realización y el placer individual, por ética y ciudadano.

El cambio histórico, liberal y humano en ciernes es profundamente cultural. Está cerca. No hay fatiga. Lo que hay es hambre de identidad, justicia y libertad. Hambre liberal y republicana inquebrantable por insaciable e irreverente. Falta poco.

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