El segundo debate televisado entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos dejó a los votantes con un sabor amargo pues tanto Hillary Clinton como Donald Trump dedicaron gran parte de sus intervenciones a atacarse entre sí y no a presentar un plan serio sobre temas trascendentales para la nación.
Como show de entretenimiento estuvo muy bien pero los votantes de este gran país se merecen algo más serio. Los ataques personales no tienen cabida para quienes tienen el deber de ofrecer y hacer lo mejor por el país, en momentos tan sensibles desde el punto de vista interno y de política exterior.
Las miserias humanas o los errores del pasado proclamados en público y transmitidos por televisión al mundo no ensalzaron a ninguno de los candidatos. Más bien incrementaron las preguntas e inquietudes de aquellos que esperaban más respuestas sobre el futuro.
¿Dónde están los planes del partido demócrata o el republicano para saldar la deuda, incrementar la calidad de vida y hacerle frente a las tensiones raciales? Desde el punto de vista externo son muchos los desafíos que enfrenta Estados Unidos en especial, en materia de seguridad frente a una Rusia cada vez más desafiante o un Estado Islámico desesperado.
La calidad humana de Clinton y de Trump habla también sobre la calidad del pueblo estadounidense. Y sus proyecciones también indican cuál es el plan que tiene el país que debe servir de guía para el resto de las democracias del mundo.
Cuando usted escucha un debate entre los estadounidenses sobre las elecciones, se repite el mismo esquema que impusieron los candidatos. Ataques de una y otra parte mientras el futuro está cubierto de una gran nebulosa.
Estados Unidos necesita unidad, un pueblo que vaya a votar con una visión bien clara del camino que se va a seguir en los próximos 4 años.
Clinton o Trump pueden haber tenido el mejor o el peor de los pasados, pero si no saben hacia dónde van de nada vale su historia. Un presidente necesita un pueblo que le siga y para seguir a un líder esa persona necesita presentar una visión, una estrategia, un plan en el que cada quien sepa qué tiene que hacer y qué puede esperar.
Los votantes han sido los principales perjudicados en los debates de los candidatos a la Casa Blanca. Y todavía esperan respuestas de uno y otro lado para poder tomar la mejor decisión antes del 8 de noviembre.