La emigración de los cubanos salta a la palestra otra vez, como si la tragedia de los que cruzan el Estrecho de la Florida no fuera suficiente.
El Gobierno nicaragüense acusa a su homólogo costarricense de violar su territorio y "desencadenar una crisis humanitaria", después de que más de mil transeúntes cubanos trataran de ingresar por su frontera, tras haber recibido permiso de paso de las autoridades de Costa Rica
La emigración de los cubanos salta a la palestra otra vez, como si la tragedia de los que cruzan el Estrecho de la Florida no fuera suficiente.
El éxodo cubano toma un giro, un verdadero desvío en el camino, para situarse en el ojo del huracán de la frontera entre Costa Rica y Nicaragua, donde ambos países liberan una larga batalla de ideas y derechos territoriales que no logran superar.
El Gobierno nicaragüense acusa a su homólogo costarricense de violar su territorio y "desencadenar una crisis humanitaria", después de que más de mil transeúntes cubanos trataran de ingresar por su frontera, tras haber recibido permiso de paso de las autoridades de Costa Rica.
De hecho, los cubanos, que comenzaron un periplo en Ecuador, a donde ingresan sin necesidad de portar una visa en sus pasaportes, apelan a la generosidad de los países centroamericanos para continuar su travesía, cuán nómadas, rumbo a Estados Unidos, donde la Ley de Ajuste Cubano los beneficia.
No obstante, Nicaragua desoye el clamor de los necesitados y toma partido por el Gobierno cubano, que es el causante de la huida de sus connacionales, para desviar la atención y acusar a Estados Unidos de promover la emigración de los habitantes de la isla caribeña.
Es por eso que Nicaragua acepta acudir a la anunciada ronda de conversaciones en San Salvador, donde pretende incluir la problemática migratoria de los centroamericanos a Estados Unidos, donde no gozan de un trato preferencial como el de los cubanos.
Desviar la atención del drama cubano hablando de la emigración, o cualquier otra nacionalidad, para conseguir un objetivo político es cuando menos penoso e inhumano, pone en tela de juicio cualquier concepto humanitario o ideológico que se harte de profesar.