A menos de dos semanas de la expropiación de dos panaderías en zonas populares de Caracas, la iniciativa del gobierno de Nicolás Maduro, que buscaría combatir la especulación en la venta de pan, sigue causando rechazo y temor en consumidores, así como en propietarios de establecimientos comerciales.
En los alrededores de la Mansion's Bakery, una de las panaderías ocupadas al oeste de la ciudad, en la céntrica avenida Baralt, los vecinos tildan de “atropello” la medida de ocupación por parte de las autoridades. El establecimiento está a poca distancia de la sede de gobierno, Miraflores, y ahora está en manos de un grupo chavista de los llamados “colectivos”.
“Estamos con el corazón en la boca”, dijo Daniel Da Costa, uno de los encargados de una panadería al este la capital venezolana, al referirse a la fiscalización iniciada por la llamada revolución. Es de origen portugués y tiene 40 años en Venezuela. Confiesa que nunca antes había vivido bajo una presión similar, como la ejercida por la medida del gobierno.