ESPECIAL
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@franchuterias
No es un secreto que Venezuela y Cuba unificaron el más mínimo de los criterios del poder para mantener sus regímenes. Mientras Caracas ofreció respaldo financiero a la dictadura de Fidel Castro, La Habana brindó asesoría política y expertos militares.
En los complejos pasillos de la diplomacia internacional los cubanos han tenido un papel si no estelar, al menos clave en respaldo de su mayor aliado.
Cada vez que el dictador Nicolás Maduro parte a una visita internacional, un avión Airbus de la estatal Cubana de Aviación se encarga de trasladarlo, un espejo hacia el mundo de cuán conectados trabajan ambos gobiernos.
En septiembre de 2016, durante la 33ra. sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, la delegación cubana ante el organismo movilizó todo su equipo y artillería diplomática para rechazar una declaración conjunta en contra del régimen venezolano que estaba siendo promovida por el Gobierno de Paraguay.
Un memorando interno de carácter secreto del Ministerio de Exteriores venezolanos para esa fecha, al que accedió DIARIO LAS AMÉRICAS da cuenta de los esfuerzos emprendidos por los diplomáticos cubanos para revertir la declaración contra Venezuela y cómo La Habana lideró la estrategia para evitar la condena al régimen venezolano.
Los diplomáticos cubanos lograron su cometido en el Consejo y, a través de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), el bloque consiguió revertir la ofensiva en un momento delicado para Maduro, tras la represión a las protestas contra su régimen, en septiembre de 2016.
"Existe una asesoría a un muy alto nivel, pero no hay una oficina concreta en los despachos del Ministerio de Exteriores en Caracas donde estén los cubanos sentados brindando apoyo", cuenta un exdiplomático venezolano recién retirado del servicio exterior.
“De pronto hay una situación coyuntural, un hecho concreto y algunos asesores del ministro de turno [hoy Jorge Arreaza] viajan a Cuba para algunas recomendaciones, pero no hay una asesoría constante ni se reciben folletos desde La Habana diciendo cómo se hace esto o aquello”, indicó el exfuncionario, que estuvo en los niveles más alto de la cancillería venezolana antes de su partida.
En marzo de 2018, diplomáticos cubanos se acercaron asombrados a un alto funcionario de Venezuela en Francia por la postura que había tomado Caracas sobre un tema de agenda que afectaba delicadamente a ambos países, una muestra de la posible desconexión en asuntos clave. “Ni yo sabía la razón de esa decisión”.
Lenguaje de señas
Con un léxico y estilo similar en su forma de conducir las relaciones exteriores, ambos países hablan de “batallas”, el “imperialismo” o los “pueblos unidos” al referirse a un “enemigo común”, Estados Unidos, sobre el cual han unificado en estos 20 años de chavismo criterios de acción para enfrentar lo que no niegan entre bastidores: la caída de Maduro arrastraría inexorablemente a Cuba.
Con la decisión de la Asamblea Nacional de Venezuela, en manos de la oposición, de desconocer el segundo mandato de Maduro en la presidencia, y el juramento del jefe del Parlamento, Juan Guaidó, como legítimo jefe de Estado, los asesores del “madurismo” apuestan a copiar la agenda cubana para lograr apoyo externo.
El documento “Acción Concentrada en los Organismos Multilaterales en Defensa de Venezuela 2018-2019”, elaborado por asesores del Ministerio de Exteriores venezolano, deja ver la intención del ejecutivo de Maduro por apalancar una agenda que siga los pasos concretos de Cuba en el manejo de la diplomacia bajo los axiomas de “país sancionado y bloqueo imperialista”.
Seguir “el modelo de la denuncia del bloqueo a Cuba” es la principal recomendación que elaboró Caracas en su agenda multilateral, en la que esperan trabajar con La Habana en grupos de “solidaridad antibloqueo” que incluya a naciones del Caribe, África y Medio Oriente, en vista del rechazo de vecinos en América Latina al segundo Gobierno de Maduro, dice el texto al que accedió DIARIO LAS AMÉRICAS.
Para esto quieren contar en los próximos meses con el espaldarazo de los 122 integrantes del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), aunque la mayoría de representantes por América ha expresado su rechazo a la continuidad del chavismo.
La vieja relación del dictador cubano Fidel Castro con los países africanos, en los albores del independentismo colonial en el siglo pasado, sentó las bases de una relación que aún se mantiene y el MINREX (Ministerio de Exteriores) ha querido ofrecer a sus aliados venezolanos.
La creación de nuevos foros multilaterales en la región impulsados por el gobernante venezolano Hugo Chávez, durante el pleno cénit de la izquierda en Latinoamérica, como la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe), PetroCaribe o el ALBA permitieron a Cuba reincorporarse a los debates regionales tras décadas de aislamiento. Con un relevo ideológico casi total hacia la derecha en el continente, La Habana se replegó y Caracas se ha quedado con apenas tres países que la secundan.