OTTAWA.- Michael Lima, director de la ONG Democratic Spaces, dedicada a la defensa de los derechos humanos así como el rescate de la democracia en Cuba, participó en encuentro organizado por el Dr. Orlando Gutiérrez-Boronat, coordinador de la Asamblea de la Resistencia Cubana, para evaluar el rol de Canadá ante la dictadura castrista de Miguel Díaz Canel.
De igual manera, la presetanción también centró atención sobre la ayuda propagandística, diplomática y participación militar del régimen cubano a Rusia en la guerra contra Ucrania.
Cuba y su rol autoritario en América Latina
El evento contó con la presencia de representantes del Partido Conservador de Canadá y distintos voceros representantes de ONG dedicadas al activismo por los derechos humanos.
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Texto íntegro de la presentación de Lima:
Hoy me dirijo a ustedes como refugiado político cubano-canadiense, activista de derechos humanos y especialista en historia de Cuba y América Latina. Quisiera hacer hincapié en la urgente necesidad de revisar la política exterior de Canadá hacia Cuba a la luz de la escalada de los niveles de represión tras las protestas prodemocráticas del 11 de julio de 2021.
En una era de confrontación global entre democracia y autoritarismo, es crucial que Canadá, al reformular su política exterior, considere el alineamiento activo de Cuba con regímenes autoritarios, como Rusia y China.
Cuba, con más de 1.000 presos políticos, es uno de los principales carceleros de presos políticos de América. Líderes prodemocráticos como José Daniel Ferrer, Félix Navarro, Sissi Abascal y valientes cubanos detenidos durante las protestas del 11 de julio de 2021 sufren la denegación de atención médica, aislamiento prolongado y tortura. La sociedad civil cubana se enfrenta a una vigilancia y una represión sin precedentes.
La dictadura cubana se alinea descaradamente con Rusia, participando activamente en la guerra asimétrica contra Ucrania al proporcionar asistencia diplomática, propagandística y militar al régimen ruso.
En Cuba, los medios de comunicación controlados por el Estado reproducen la propaganda del Kremlin, ayudando a encubrir los crímenes contra la humanidad perpetrados por el régimen ruso en Ucrania. Esta desinformación llega a más de 60 millones de personas en todo el mundo a través de la señal de Cubavisión Internacional en cinco satélites. A pesar de la condena de Canadá a la desinformación sobre la guerra de Ucrania, la Comisión Canadiense de Radiotelevisión y Telecomunicaciones (CRTC) sigue permitiendo la distribución de Cubavisión Internacional en Canadá.
La base de espionaje de China en Cuba, confirmada por informes de inteligencia estadounidenses, es una amenaza para la seguridad del mundo libre. Además, un reportaje de investigación de la revista Insider indica que Rusia, desde 2014, ha reactivado el Centro Radioelectrónico de Lourdes en Cuba con una nueva estación de espionaje de última generación, utilizando tecnología de escucha del siglo XXI. Una base de escucha de estas características no solo representa una amenaza para la seguridad de Estados Unidos sino que, según los propios especialistas en inteligencia rusos, también tiene el potencial tecnológico para extender su rango de escucha de frecuencias hasta Canadá.
Además, el apoyo de Cuba a regímenes autoritarios, desde Venezuela a Nicaragua, obstaculiza el avance democrático de la región.
Pero a pesar de su vergonzosa represión, Cuba suele enfrentarse a una condena internacional limitada por sus alianzas con regímenes como Rusia y China. Hasta ahora, ha sido el pueblo cubano el que ha hecho pagar directamente a la dictadura el mayor coste político. Cuando cientos de miles de personas salieron a la calle en 2021, desmontaron más de seis décadas de propaganda mitificadora sobre el apoyo popular al régimen.
El enfoque de la política exterior canadiense hacia Cuba parece incoherente. Mientras Canadá aplica sanciones a personas designadas en regímenes como Bielorrusia por apoyar a Rusia en la invasión de Ucrania, se abstiene de aplicar medidas similares a otros aliados clave de Putin, como el régimen cubano.
Aunque Canadá impone sanciones selectivas a funcionarios de más de 20 dictaduras de todo el mundo, Ottawa aún no ha exigido responsabilidades a los funcionarios cubanos por los crímenes cometidos durante la represión del 11 de julio de 2021. En respuesta a las peticiones formales de Democratic Spaces, Global Affairs debería imponer sanciones efectivas a los violadores de derechos humanos más atroces dentro del aparato represivo de Cuba.
En cambio, el enfoque de Ottawa parece dar prioridad al comercio sobre la democracia y los derechos humanos. El gobierno canadiense y el sector privado ayudan directamente a sostener el régimen a través del turismo, canalizando grandes ingresos hacia GAESA, el conglomerado militar cubano que controla la industria turística y otros sectores lucrativos de la economía.
Ottawa podría ejercer una influencia más significativa abordando abiertamente las violaciones de los derechos humanos en Cuba en lugar de discutirlas en privado con funcionarios del régimen. Alternativamente, Canadá podría aumentar su impacto abriendo su embajada en La Habana para proporcionar apoyo y acceso a los activistas de derechos humanos y a los familiares de los presos políticos.
Existen precedentes en la defensa pública de los derechos humanos del pueblo cubano durante el gobierno del primer ministro Stephen Harper. Como ejemplo notable, el 25 de febrero de 2010, Lawrence Cannon, entonces ministro de Asuntos Exteriores, dio el pésame a la familia de Orlando Zapata Tamayo, preso de conciencia cubano y activista de derechos humanos. Zapata Tamayo había perdido trágicamente la vida tras una prolongada huelga de hambre, en protesta por la brutalidad existente en las cárceles cubanas. En una declaración pública, Cannon pidió al gobierno cubano que liberara a los presos políticos y defendiera los derechos de libertad de expresión del pueblo cubano.
Es hora de que Canadá escuche las voces del pueblo cubano. Cuba necesita algo más que ayuda humanitaria en forma de medicinas y alimentos. La mayor tragedia humanitaria a la que se enfrentan los cubanos es el encarcelamiento injusto de miles de personas por ejercer sus derechos humanos fundamentales. Canadá debería encabezar los esfuerzos internacionales para conseguir la liberación inmediata de los presos políticos, proclamando su propio terreno moral mediante mociones en el Parlamento y resoluciones en organismos internacionales como el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
No está justificado ni moral ni estratégicamente que el gobierno canadiense siga etiquetando a Cuba como aliado, promoviendo el turismo y la inversión en una isla gobernada por un régimen que colabora activamente con Rusia en la guerra contra Ucrania. Canadá alberga una extensa diáspora de 1,3 millones de ucranianos (la segunda diáspora más grande del mundo después de Rusia). El objetivo estratégico clave de Canadá es apoyar a Ucrania y sancionar al régimen ruso y a sus aliados. Sus asociaciones mundiales y sus compromisos jurídicos y morales internacionales con la defensa de los derechos humanos de esta y otras comunidades exigen una respuesta y, más ampliamente, una reformulación de la política exterior canadiense en relación con Cuba.
La solidaridad con el pueblo cubano en su búsqueda de la democracia se alinea con los mejores intereses y valores democráticos de Canadá. Una Cuba libre tiene el potencial de mejorar el comercio con Canadá y servir como un paso fundamental en la liberación de la isla de un régimen dictatorial que históricamente ha aprovechado la proximidad geográfica de Cuba, a sólo 90 millas de los Cayos de Florida, para ayudar a los regímenes autoritarios como Rusia, China, Irán y otros en sus ambiciones de dominio global.
Un hemisferio libre de la dictadura cubana frenaría la expansión autoritaria, logrando un triunfo de la democracia en América Latina. Esto limitaría la influencia de Rusia y China en la región y contrarrestaría sus planes de remodelar el orden internacional, frustrando sus esfuerzos contra Estados Unidos, Canadá y el mundo libre.
Es necesario actuar ya. La historia demuestra que el cambio no se produce sin presión, y el éxito de cualquier movimiento pacífico en favor de la democracia depende en gran medida de la solidaridad internacional activa.
El compromiso inquebrantable del pueblo cubano con la libertad y sus sacrificios son innegables. Exigir responsabilidades al régimen mediante sanciones selectivas, presionar para que libere a todos los presos políticos y defender los derechos del pueblo cubano es de suma importancia.
Es hora de que Canadá esté a la altura del momento histórico y apoye al pueblo cubano en su búsqueda de la libertad y la democracia. No podemos permitir que prevalezcan el silencio y la inacción.
Discurso de Michael Lima, director de la ONG Democratic Spaces.
FUENTE: REDACCIÓN