@cabezamestiza
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Miami.-Casi todas las semanas en los últimos meses, la Guardia Costera del sur de Estados Unidos ha interceptado a balseros cubanos que sueñan con llegar a Florida, donde se concentra gran parte de la diáspora cubana.
Mientras en el año fiscal 2021, 838 migrantes marítimos cubanos fueron detenidos por los guardacostas de la nación vecina, en solo cinco meses —desde el 1 de octubre de 2021 hasta el 3 de marzo de 2022— la cifra ya es de 840. Significa que los “balseros” cubanos han intentado llegar a razón de unos seis por día.
La escalada coincide con meses de crisis política agudizada a raíz de los procesos penales desarrollados tras las protestas antigubernamentales de julio de 2021, cuando miles de cubanos salieron a las calles a pedir cambios para el país.
En ese contexto, la migración —aunque frenada en parte por la pandemia de Covid-19— ha sido una salida para cientos de cubanos. Y si bien hay quienes optan por una travesía por tierra después de salir en avión de la isla, otros recurren a la migración marítima, una válvula de escape que en décadas anteriores tuvo picos como el Mariel y el Maleconazo. Justo a raíz del éxodo de balseros en 1994, la política migratoria de ‘pies secos, pies mojados’ fue implementada por la administración Clinton, en 1995 y duró hasta el último momento de la administración Obama, en 2017.
Por eso, a diferencia de años anteriores, en el último quinquenio (2017-2022) los balseros cubanos no han contado con el amparo que les daba la política migratoria “pies secos, pies mojados”, aquel “arreglo” entre Clinton y Castro que permitió entre 1995 y 2017 a un elevado número de cubanos ingresar en la nación norteña y establecerse, una vez llegaran a tierra firme. Debían, para ello, evadir a la Guardia Costera. De ser interceptados en altamar, el gobierno de Cuba tenía que aceptarlos de vuelta.
En estos cinco años, sin la anuencia de aquella política que se complementaba con la aún vigente Ley de Ajuste Cubano —que permite a los cubanos que llegan legalmente aplicar al año y un día a la residencia permanente—, los que logran llegar a EEUU por la vía marítima deben demostrar el miedo que los llevó a abandonar la isla.
Si se revisa la narrativa mediática, la mayoría de las historias son de cubanos repatriados. La Guardia Costera, en sus sistemáticos informes suele advertir a los migrantes de que “no vengan” e insisten en los peligros para la vida de este flujo irregular por agua. El jueves 27 de enero 40 personas fueron repatriadas a Cuba por la tripulación del guardacostas William Trump, según informó la Guardia Costera.
En ese comunicado esta fuente dio los datos de los últimos seis años fiscales: en el año fiscal 2016, fueron 5,396 los migrantes marítimos interceptados por este órgano. Ya para el año fiscal 2017, coincidiendo con el cese de “pies secos, pies mojados”, la cifra cayó a 1,468. Y así, sucesivamente, continuó disminuyendo hasta 2020: 259 en 2018; 313 en 2019, y 49 en 2020, el año más golpeado por la COVID-19.
Esta pandemia, de acuerdo con la Organización Mundial para las Migraciones (OIM) fue el gran detractor de la migración global en 2020 y 2021, aunque en ese último año, las cifras volvieron a aumentar. Desde el 1 de octubre de 2020 hasta el 30 de septiembre de 2021, la Guardia Costera dijo que durante ese año fiscal, en la región que incluye Florida y el Caribe interceptó a 838 cubanos.
Más allá de las narrativas, que también suelen apoyarse en la “excepcionalidad” al contar historias de éxito, algunos de los migrantes irregulares (balseros) cubanos han logrado ser admitidos en Estados Unidos.
Yadier Cuello, un habanero que recientemente vivió esta experiencia, contó que una vez que llegó a Key West procedente de Alamar (Cuba) con otros migrantes, fueron detenidos por la Patrulla Fronteriza. Cuello dijo que en el Centro de Detención escuchó “historias muy tristes” de personas que estuvieron a la deriva, así como otras que en las inseguras embarcaciones en que viajaban, vieron morir a algunos de sus familiares y no se atrevieron a echar al mar sus cadáveres.
“Es tanta la angustia de los cubanos que ya ni tienen en cuenta el peligro que corren al abandonar el país de forma tan insegura (…) Cuando tantas personas no le dan valor a su vida y toman una decisión desesperada y prácticamente no temen perder la vida, porque no soportan el sistema en el que se vive, eso lo dice todo”, remarcó el cubano, ahora radicado en Tampa, en la costa este de Florida.
A Cuello, sin embargo, le cuesta enviar un mensaje simplista a sus coterráneos en Cuba. No porque no sepa del peligro que entraña emigrar, sino porque, asume, tiene un compromiso con quienes se quedaron allá padeciendo penurias y falta de libertades. “?Les voy a decir que no se tiren después que yo me tiré? Con qué cara voy a decirles eso. Claro, en mi caso era tirarme o que me llevaran preso o me siguieran acosando”.
“Tuve que salir porque el agente Yordan prácticamente después del 11J, no salía de encima de mí. 15 o 20 días antes yo había hecho una directa y a raíz de eso comenté que teníamos que salir a buscar la libertad. Casualmente días después vino el 11 de julio, y yo no me manifesté el 11 de julio. Yo estaba trabajando ese día. Pero tuve la visita de los oficiales y prácticamente me vi en la necesidad de salir, prácticamente abandonar”, relata.
El ‘balsero’ tuvo que dejar a su hija: “salí y dejé a mi niña de seis años en Cuba; me vi forzado a salir porque me podían acusar de incitación al desorden. Está en espera de que su caso se resuelva: “Yo salí con un parol I-94 y una fecha para ir a corte, me mandaron para la casa hasta que llegue la fecha”.
Para él ha sido difícil asimilar que cada país tiene sus políticas migratorias y reglas y que, si bien la migración suele ser una huida desesperada de circunstancias políticas, sociales y económicas adversas, está sujeta a controles de parte del país de acogida, que también tiene sus problemas internos. Más allá de esa naturaleza bilateral de la migración, Cuello dice: “lo fácil que te echan para atrás. Yo quisiera que se les brindara más apoyo a esos cubanos a los que nadie se las pone fácil. ¿Qué han hecho para ponérsela fácil?”.
Siguen ‘tirándose’
El sábado 5 de febrero, dos días después de rescatar a diez personas que se hundían en una embarcación, la Guardia Costera repatrió seis a Cuba, y cuatro fueron llevadas a tierra para tratamiento médico. Otro grupo que salió de la isla en enero, documentó desde la preparación del bote de madera con un motor incorporado hasta la travesía por mar en esta embarcación. Aunque hace un mes de esto, no aparecen noticias sobre su destino.
Este 3 de marzo, la tripulación del guardacostas William Trump repatrió a 36 personas a Cuba el jueves, luego de cinco interdicciones en la costa de Florida.
La nota de South Coast Guard indica además que un crucero alertó a los vigilantes del Sector Key West que rescataron a personas de una balsa el viernes, aproximadamente a las 6 p.m., a unas 90 millas de Key West.
Asimismo, una tripulación aérea de la Estación Aérea Clearwater C-130 alertó a los observadores del Sector Key West sobre dos viajes separados de migrantes el lunes, aproximadamente a la 1:30 p. m., a unas 75 millas de Dry Tortugas. Tres personas de estos dos viajes fueron transferidas a agentes especiales de Investigaciones de Seguridad Nacional para una mayor investigación.
Por otra parte, una tripulación aérea de Air Station Miami HC-144 alertó a los vigilantes de Sector Key West de una embarcación el lunes, aproximadamente a la 1:30 p. m. y luego a las 5:15 p.m, a unas 60 y 40 millas, respectivamente, al sur de Islamorada.
“Las personas que ingresan ilegalmente a los EEUU usando contrabandistas ponen sus vidas en manos de delincuentes”, dijo el teniente Matthew Miller, oficial de servicio del Séptimo Distrito de la Guardia Costera. “La probabilidad de un viaje de migración exitoso es baja”, puntualizó.
Los cubanos, aunque en los últimos cinco años han apostado también por las rutas migratorias continentales que los inscriben en un fenómeno común de trasladarse hacia el Norte, por muchos años tuvieron un tipo de migración particular debido a la permanencia de un régimen totalitario en un escenario como el Caribe.
Entretanto, la Embajada de los Estados Unidos en La Habana anunció este jueves 3 de marzo que busca “facilitar el compromiso diplomático y de la sociedad civil y para ampliar la prestación de servicios consulares”. En este sentido, como parte de una expansión más amplia de funciones, el consulado de Estados Unidos en Cuba empezará a emitir visas de inmigrantes de manera limitada y paulatina, tras haber permanecido cerrado más de cuatro años por el retiro de la mayor parte del personal diplomático en La Habana.
“Mientras trabajamos para lograr este objetivo, la embajada de Georgetown en Guyana seguirá siendo el principal lugar de procesamiento para los solicitantes de visados de inmigrantes cubanos”, destacaron las autoridades consulares en conferencia de prensa.
La realidad de vivir en una isla donde el acceso a visados se dificulta, por décadas ha llevado a muchos rumbo al Norte, a un mar en el que se proyectan tres escenarios: la muerte, la intercepción y repatriación de la Guardia Costera, o la admisión en territorio estadounidense, donde ya residen 51 millones de migrantes internacionales.