El fallecido dictador de Venezuela, Hugo Chávez.
ARCHIVOMIAMI – Tras ocho años de la muerte de Hugo Chávez, los herederos del chavismo mantienen viva el arma de los insultos, las frases de odio y hasta las maldiciones y los medios de comunicación de Venezuela y el mundo comentan cómo esos vituperios no comulgan con la diplomacia que debe caracterizar a los gobiernos.
Paulina Gamus escribió para el diario El País, de España, en 2014, que cuando murió el dos veces presidente Carlos Andrés Pérez, el 25 de diciembre de 2010, las palabras de Chávez no fueron de compasión ante una de las figuras más importantes durante los años de democracia en Venezuela. “Yo no pateo perro muerto….No habrá luto nacional porque hoy murió un corrupto, un dictador…”, fue la expresión de Chávez, que dos años y tres meses después moriría en un hospital en Cuba.
Tres años antes de la muerte del expresidente Pérez, en octubre de 2007, falleció el cardenal venezolano Rosalio Castillo Lara, una de las más importantes figuras de la Iglesia en latinoamericana, que ocupó altos cargos en El Vaticano antes de la elección del papa Francisco.
“Me alegra que haya muerto ese demonio vestido de sotana, ojalá se esté pudriendo en el infierno como se merece, sé que se retorcerá eternamente viendo avanzar la revolución…”, fue la dura expresión de Chávez.
Y cuando el productor agrícola Franklin Brito murió, tras una prolongada huelga de hambre, contra el régimen chavista en el 2010, el saludo del ministro de comunicación Andrés Izarra fue “Franklin Brito huele a formol”.
Otra de las recordadas expresiones de Hugo Chavez fue las dirigidas a Gladys Diab, la madre de los hermanos Faddoul, que fueron asesinados. “Deje la lloriqueadera y deje que esos muchachos descansen en paz”.
Diab había criticado el silencio del oficialismo sobre el secuestro y el asesinato de sus tres hijos, en 2006, en medio de un caos de violencia en el país.
Los insultos y expresiones de Chávez también fueron empleadas contra dignatarios extranjeros. En las Naciones Unidas, en 2006, dijo expresiones contra el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush. "Ayer estuvo aquí el diablo. En este mismo lugar, huele a azufre todavía".
En otro momento dijo: "Si algún día se te va a ocurrir la locura de invadir Venezuela, te espero en esta sabana, Mr. Danger. Cobarde, asesino, genocida... Eres un alcohólico, eres un borracho, eres un inmoral. Eres de lo peor... un hombre enfermo psicológicamente. (...) Eres un burro, Mr. Danger".
Y al exprimer ministro británico Tony Blair le dijo, en el 2006: "No sea sinvergüenza, no sea inmoral... ¡Váyase largo al cipote, señor Blair!".
En la XVIII Cumbre Iberoamericana celebrada en Santiago de Chile, en 2007, Chávez llamó "fascista" al expresidente español José María Aznar, a lo que el rey Juan Carlos I, le respondió con la que se convirtió en frase más famosa de la reunión: "¿Por qué no te callas?".
Después la emprendió contra Israel, en 2012, acusándole de financiar a sus adversarios. "Aprovecho para condenar de nuevo, desde el fondo de mi alma y de mis vísceras, al estado de Israel. ¡Maldito seas, Estado de Israel! ¡Maldito seas! Terroristas y asesinos".
Ese estilo ofensivo heredado de Chávez lo mantienen los líderes del chavismo, incluso contra la comunidad internacional. El vicepresidente Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, arremetió en marzo de 2017 contra la Organización de Estados Americanos (OEA), que llevó a cabo una reunión en la que se discutía la situación de Venezuela.
"Agarren su carta democrática, la doblan bien doblada y se la meten bien profundo", fue la expresión de Cabello, sancionado por Estados Unidos por presuntos vínculos con el narcotráfico.
Esas expresiones de odio son solo apenas una muestra del lenguaje que caracteriza al chavismo durante más de dos décadas en el poder en Venezuela, tiempo en el que han destruido la otrora potencia petrolera y han provocado el éxodo de más de cinco millones de venezolanos.
FUENTE: REDACCIÓN DLA
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