@camila_mendoza
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Diversos historiadores concuerdan en que el ambiente en Chile a comienzos del año 1810 era de profunda expectación y desorientación política. En Europa se estaban viviendo grandes transformaciones y España había sido invadida por Napoleón, dando paso a la posterior abdicación del rey Fernando VII.
Este hecho no sólo provocó trastornos en Chile, sino que dio paso a que se conformaran dos bandos políticos: los realistas o fieles al rey, grupo liderado por españoles de clase alta y militares, y los criollos, blancos nacidos en América con cada vez más claros deseos de autonomía.
Las disputas continuaron acrecentándose, hecho que provocó la renuncia de gobernadores y dio paso a polémicos desacuerdos en la Real Audiencia, el más alto tribunal de la Corona española en el entonces Reino de Chile.
Fue así como el 18 de septiembre de 1810, y tras diversos cabildos abiertos e instancias de participación pública, se estableció la Primera Junta Nacional de Gobierno, un organismo de representatividad limitada que pronto derivó hacia un movimiento de independencia total.
La Junta de Gobierno de 1810 es considerada como el primer paso en la lucha por la libertad, no obstante, los historiadores dividen este proceso en cuatro etapas hacia la independencia total: la Patria Vieja, periodo el que se crearon emblemas como una bandera y escudo; la Reconquista, espacio de tiempo en el que el rey Fernando VII recuperó su trono y anuló todas las medidas independentistas; la Patria Nueva, lapso en el que las fuerzas patriotas cruzaron los Andes y se enfrentaron a los españoles hasta instaurarse el Gobierno de Bernardo O´Higgins, considerado el padre de la patria y libertador.
Cabe destacar que es el 12 de febrero de 1818 el día en que Chile fue reconocido como una nación soberana y libre de la Corona Española cuando O’Higgins firmó la declaración de independencia definitiva.