CARACAS.- El régimen de Nicolás Maduro planteó este sábado la opción del diálogo con la oposición y los países de la región que le adversan en un intento por superar la crisis de legitimidad generada por la juramentación de Maduro, cuyo nuevo mandato no es reconocido por gran parte de la comunidad internacional y de los venezolanos.
Los comicios en los que se apoya el dictador venezolano para mantenerse en el poder son catalogadas como elecciones ilegítimas y fraudulentas, que no tuvieron las garantías necesarias y a las que no se presentó el grueso de la oposición por estar presos o inhabilitados sus principales dirigentes.
Maduro dijo durante un encuentro que sostuvo con representantes de la Organización de Naciones Unidas (ONU) que pidió ayuda a este órgano para impulsar el diálogo político con la oposición y acabar lo que él considera es un "conflicto estéril".
"La ONU nos tiene que ayudar mucho en el diálogo nacional (...), ojalá más temprano que tarde haya criterios favorables que nos conduzcan al diálogo y entendimiento superior para el país", dijo en declaraciones que recogió la televisión oficialista VTV.
El gobernante venezolano dijo que había hecho esta solicitud de ayuda al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, durante su participación en la Asamblea General de la institución en septiembre pasado.
Maduro no confirmó qué respuesta recibió ni cuál es el estatus de esta nueva tentativa de diálogo, que ya había tratado de impulsar en varias ocasiones durante el 2018.
El régimen chavista y la oposición ya entablaron una mesa de negociaciones a finales de 2017, pero acabó sin resultados a principios de 2018.
Las declaraciones del dictador y usurpador del poder en Venezuela surgen después de que la oposición y numerosos países anunciaran que no reconocen la legitimidad de su nuevo mandato y que él espera que le mantenga en el cargo, al menos, hasta 2025.
Trece de los catorce países del Grupo de Lima señalaron hace una semana que no reconocen la legitimidad de Maduro, reelegido en unos comicios que tachan como "fraudulentos".
Asimismo, la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá han cuestionado la legitimidad del dictador, un exfocher de autobús y exsindicalista de 56 años que gobierna Venezuela desde 2013.
El Parlamento, sin embargo, el único poder considerado legítimo por gran parte de la comunidad internacional y que controla la oposición, no cogió la cuerda del diálogo y este mismo sábado reiteró que trabaja en una hoja de ruta para acabar con lo que considera la "usurpación" de la Presidencia a manos de Maduro.
El jefe de la Cámara, Juan Guaidó, dijo durante una reunión organizada por la plataforma opositora Frente Amplio que tienen hoy "todas las piezas del rompecabezas" para desalojar a Maduro del poder.
"Tenemos el respaldo social y el acompañamiento internacional, ahora toca armar ese rompecabezas", aseveró.
En ese sentido, reiteró su llamado a una manifestación en las calles el próximo 23 de enero, que consideró un "primer llamado a la acción", cuando se conmemoren los 61 años del fin de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Estas tensiones diplomáticas ocurren, además, en medio de la acuciante crisis económica y política que atraviesa Venezuela, y que se expresa en escasez generalizada, hiperinflación y un éxodo de más de 3.000.000 de personas, según cálculos de la ONU.
FUENTE: REDACCIÓN/Con información de EFE