BRASILIA.-ANA MARÍA POMI, dpa
El aplazamiento del inicio formal del proceso atenta contra los intereses de la mandataria, que este lunes propuso que el Congreso suspendiera el receso de verano para que "todo se dé lo más rápido posible"
BRASILIA.-ANA MARÍA POMI, dpa
El inicio formal del proceso para destituir a la presidenta brasileña Dilma Rousseff quedó trabado este lunes al no poderse instalar en la Cámara de Diputados la comisión especial que debe resolver si se da o no continuidad al trámite, lo que pone a la mandataria del Partido de los Trabajadores (PT) en una situación aún más delicada.
Según informaron medios locales, la creación de la comisión fue aplazada para mañana sobre todo a raíz de disputas en el seno del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el principal socio del Gobierno.
Diputados de esa agrupación favorables a la destitución de Rousseff se unieron a la oposición para crear una nueva lista de eventuales miembros de la comisión, alternativa a la elaborada por los líderes de los partidos e integrada por políticos que defienden la permanencia de Rousseff.
La revista semanal "Veja" -opositora del Gobierno- señaló que la maniobra destinada a crear una nueva lista y aplazar la creación de la comisión contó con el aval del jefe de Diputados, Eduardo Cunha, que fue quien acogió el pedido de destitución e integra el PMDB junto al vicepresidente de la República, Michel Temer.
La comisión especial debe tener 65 integrantes de todos los partidos, en número proporcional al de las respectivas bancadas.
El aplazamiento del inicio formal del proceso atenta contra los intereses de la mandataria, que este lunes propuso que el Congreso suspendiera el receso de verano para que "todo se dé lo más rápido posible".
"Dentro de un clima de respeto a la legalidad (...), pero lo más rápido posible. Creo que en una situación de crisis como esta, política y económica, por la que atraviesa el país, sería importante que el Congreso Nacional sea convocado (en enero)", dijo la mandataria.
El receso parlamentario está previsto para comenzar el próximo 21 de diciembre y se extenderá hasta el 2 de febrero, a menos que se decida una convocatoria.
Además de intentar evitar que el país quede "paralizado", el Gobierno quiere acelerar el proceso para evitar que los movimientos favorables a la destitución de la mandataria tengan tiempo de convocar manifestaciones que presionen al Congreso a aprobar su salida del poder.
Por el contrario, la oposición intenta estirar el plazo del proceso para desgastar aún más a la presidenta, que asumió su segundo mandato hace 11 meses y ahora solo cuenta con cerca del 10 por ciento de la aprobación popular.
La división en el PMDB no solo afecta a Rousseff al estirar los tiempos del proceso en su contra. La segmentación del mayor partido político del país hace además que la jefa de Estado todavía no sepa si su vicepresidente, que preside esa fuerza política, estará o no de su lado en este proceso.
El político y reconocido jurista se ha llamado a silencio desde que Cunha, en su calidad de jefe de Diputados, acogió el miércoles el pedido de destitución de la mandataria, que toma como argumento la ilegalidad de maniobras contables realizadas por el Ejecutivo para maquillar las cuentas públicas.
"El PMDB es un partido que está dividido sobre ese tema", admitió el Eliseu Padilha, quien este lunes entregó su cargo como ministro de Aviación Civil.
En declaraciones que reproduce el portal del diario "Folha de Sao Paulo", Padilha explicó que el partido debe definir "cuál es el sector mayoritario": si el que defiende la salida de la presidenta, en cuyo caso asumiría Temer, o el que no está de acuerdo con eso.
"El presidente (del partido) Michel está haciendo esa evaluación, está escuchando (a todos los sectores) para tener una posición como presidente del partido", dijo Padilha.
El ministro, que admitió además que dejó la cartera a pedido de Temer para "trabajar por el partido", explicó que actualmente coexisten tres sectores en el seno del PMDB: uno que defiende al Gobierno de manera incondicional, otro que es "más o menos neutro" y otro que "hace oposición".
Paralelamente, en lo que fue interpretado como una "maniobra maestra", Cunha aprovechó el aplazamiento de instalación de la comisión especial para que también se aplace la sesión de la Comisión de Ética de la Cámara Baja que debe analizar un proceso de impugnación de su mandato, tramitado a raíz de las denuncias que lo involucran en el escándalo de corrupción en Petrobras.
En una decisión que provocó indignación en el oficialismo, Cunha convocó para mañana la sesión del Plenario de Diputados en la que se instalará la comisión, a la misma hora en que se iba a reunir el Consejo de Ética.
Según la normativa, ninguna comisión puede funcionar a la misma hora en la que está convocado el Plenario de la Cámara de Diputados, por lo cual, por cuarta semana consecutiva, la decisión sobre el alejamiento de Cunha del cargo quedó aplazada.
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