lunes 20  de  enero 2025
RESEÑA

"Cachorro de león", una propuesta emocional, íntima y personal

Conchi León trajo a la 38 edición del Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami la obra Cachorro de león, casi todo sobre mi padre

Por LUIS DE LA PAZ

MIAMI.- La actriz de teatro, televisión, cine, dramaturga y docente mexicana Conchi León, trajo a la 38 edición del Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami la obra Cachorro de león, casi todo sobre mi padre, un texto de su autoría y dirigido por la propia actriz.

Conchi León es fundadora de la compañía Sa´As Tun, en Mérida, Yucatán, y hace unos años, en el 2016, trajo al mismo festival de Teatro Avante la obra Del manantial del corazón, un trabajo que recoge en varias escenas el mundo del Mayab, con su gente, creencias y ritos. Su presencia nuevamente en Miami auguraba un prometedor espectáculo, y así resultó.

Aunque en el arte siempre se interrelaciona la realidad y la ficción, Cachorro de león va un paso más allá por ser profundamente testimonial. Se trata de una propuesta emocional, íntima y personal, que se presenta como un texto biográfico de la autora/directora, lo cual le imprime a la obra, además de todos los elementos propio del testimonio, el más desafiante: valentía ante la desnudez del alma y las emociones. Solo alguien que haya realmente asimilado casi todos los golpes de la vida, es capaz de presentarse ante el público con un unipersonal donde expone sentimientos que generalmente se piensan, pero no se expresan.

La puesta en escena se vale de la multimedia para mostrar a los miembros de la familia León y otras figuras que tejieron la vida de la autora. Abre cuando la llaman por teléfono para decirle que su padre está agonizando. A partir de ese momento comienza un camino marcado por los recuerdos, que se remonta a cuando tenía 4 años. La camioneta que manejaba el padre, las golpizas a la madre, el alcoholismo, los juguetes infantiles, un accidente que puso a la niña al borde de la muerte y fue salvada precisamente gracias a la acción de su progenitor y otros episodios familiares.

El tejido escénico está muy bien logrado, con un asiento que conecta con la camioneta, unos juguetes de plástico que transportan a la infancia más inocente, una manta que simboliza la hospitalización, la mención de los amigos de cantina del padre. En todo momento, salpicado por las música del ídolo mexicano Pedro Infante, que vivió en Mérida y que su padre conoció. El uso de varias cintas de cassette es un recurso que logra efectos visuales y sonoros, teatralizando con firmeza la narración, que fluye con naturalidad expresiva. Y eso es un punto importante, pues Conchi León no actúa: dice, no dramatiza: expone; lo teatral es lo que le rodea, se impone en el escenario por añadidura. Por ello el exquisito detalles final con el camión de su padre.

Para este espectador hubo un hecho sorprendente. La actriz narra la historia de un hombre del pueblo que le faltaba los dos brazos a la altura de los hombros, y que conducía una motocicleta adaptada a sus necesidades. Cuando contaba la anécdota, yo recordaba haber visto a ese señor conduciendo en los alrededores del zócalo de Mérida.

Cachorro de león, casi todo sobre mi padre, es una obra para el disfrute de los sentidos, fuerte, emotiva, y muy hermosa.

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