REDACCIÓN
Situado en la isla de Gran Bretaña, el antiguo territorio celta cuenta con una extraordinaria geografía que contrasta con la inmensidad del océano Atlántico
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Gales es uno de los países más pequeños de Europa pero cuenta con 1.200 kilómetros de costa que lo hace grande. De eso trata precisamente el Coast Path, o sendero a lo largo del mar, que combina las verdes praderas y los balidos de cabras con el inmenso océano Atlántico.
Comenzamos el recorrido en una pequeña cabaña, junto a la playa del pueblo de Laugharne, donde el escritor galés Dylan Thomas (1914-1953) vivió sus últimos años y concibió algunas de sus obras más importantes, según reporta la agencia de noticias dpa.
Al salir se ve pasar a un grupo de caminantes que portan mochilas. La cabaña, la casa cercana en la que el poeta vivió con su mujer e hijos y el pueblo en el que fue enterrado, tras su muerte en Nueva York, se encuentran en el Sendero de la Costa. Aquí hay unos carteles azules, matizados con una ola amarilla, que lo confirman.
"Si uno quisiera caminar todos el sendero, necesitaría ocho semanas por lo menos", explicó Harri Roberts, autor de varias guías de viaje sobre el camino. Y es que el recorrido no es precisamente plano. Varios trayectos pasan por playas, mientras otros atraviesan montañas y colinas donde los lugareños pastan cabras y vacas.
Las condiciones climáticas deben ser tomadas en cuenta también. "El viento golpea constantemente la cara, independientemente de la dirección en la que uno camine", subrayó el guía.
El visitante necesita reservar tiempo para las muchas atracciones que descubrirá en el camino. Son lugares históricos que merecen atención, como viejos castillos feudales, iglesias y monasterios antiquísimos salpican el entorno.
De hecho, el portal cibernético WalesCoastPath.gov.uk cuenta con información detallada sobre este importante sendero, donde además de conocer la ruta y los lugares aledaños a ella, podrá seleccionar dónde pernoctar y degustar la cocina de la zona.
Otros detalles
El mayor aeropuerto de Gales está en Cardiff, pero también puede volar a Manchester, Liverpool o Londres, desde donde puede viajar en y seguir viaje desde donde puede viajar por tren, automóvil o autobús.
También hay sitios que parecen trasladados al lugar desde otro tiempo y espacio. Por ejemplo, Portmeirion es un pueblo que semeja una villa italiana con sus casas de colores, flores, palmeras, estatuas y puentes.
El arquitecto Bertram Clough Williams-Ellis compró el terreno, cercano a Snowdonia en 1925. "En el fondo era un coleccionista compulsivo", manifestó Meurig Jones, administrador de la atracción turística.
Clough Williams-Ellis no coleccionaba tazas de té ni coches, sino fragmentos de casas y otras construcciones que recibía como regalo o compraba por poco dinero. "Y así fue formándose durante casi 50 años la obra de arte que constituye Portmeirion hoy", aseguró.
Menos excéntrico es Nant Gwrtheyrn, pero el pueblo situado en la costa norte de la península de Lleyn, norte de Gales, también tiene una historia para contar. "Estuvo poblado durante siglos, pero cuando la mina de granito dejó de funcionar, todo se vino abajo", aseguró la directora del Welsh Language Centre, Mair Saunders, adonde los galos acuden a aprender galés, la antigua lengua derivada de la cultura celta.
"Cada vez son más", aseguró Saunders. Sólo el 22% de los galeses domina la lengua, según las encuestas, que junto al inglés conforma la condición de país bilingüe.
"Pero está renaciendo el interés por aprender el idioma galés". Y no hay mejor lugar para hacerlo que este lugar, a mitad de camino, en el sendero de la costa.
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