sábado 1  de  noviembre 2025
GASTRONOMÍA

El chef de doña Bertha conquista paladares

Antonio Cruz transforma cada receta en un homenaje a la sazón de la mujer que lo enseñó a amar y cocinar con el corazón, su madre

Diario las Américas | CAMILA MENDOZA
Por CAMILA MENDOZA
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MIAMI.- En Miami lo conocen de muchas maneras: El chef de la farándula, El chef de doña Bertha, o simplemente Tony. Pero antes de las paellas gigantes, los shows junto a sus cocineros y comensales, las fotos con artistas, y los aplausos, estuvo Antonio Cruz, el hijo.

Un niño cubano que creció viendo a su madre cocinar; un adolescente que, ante la enfermedad de su madre, se convirtió en sus manos y en su fuerza. Y más tarde, un hombre que tuvo que cruzar fronteras cargando el único equipaje que no podía dejar atrás: la sazón, el amor y el legado de su madre.

“Mi mamá fue mi escuela. Yo no estudié cocina en ninguna institución, la estudié en su vida. Su cocina tenía alma. Ella no alimentaba personas: las abrazaba desde el plato, y eso es lo que me ensenó”, dijo Antonio Cruz a DIARIO LAS AMÉRICAS.

Cruz llegó a Estados Unidos como tantos otros migrantes: con miedo, incertidumbre y sostenido únicamente por la fe. Arrastraba además una obesidad severa que comprometía su salud y su movilidad, y sentía que el tiempo corría en su contra. Pero hubo algo más fuerte que el temor: sus hijos.

“Yo salí de Cuba cuando entendí que ellos allá no tenían futuro. Después del estallido social del 11 de julio me dije: o me lanzo… o mis hijos se quedan sin oportunidades”, recordó.

Un legado que se cocina a fuego lento

En 2021, Antonio Cruz arribó junto a su familia a México con visado, pero aun así la travesía casi le cuesta la vida.

“Cruzando el Río Bravo, me caí de la embarcación. Yo pesaba más de 500 libras y no podía salir del agua… casi me ahogo. Mis hijos gritaban pensando que me moría”, relató con la voz quebrada. “Cuando logré cruzar, entendí que sobreviví por una razón. Ese día sentí que volví a nacer”.

Y ese “volver a nacer” fue más que un respiro: fue una misión. Así lo ve Tony, quien no solo quería vivir, quería honrar lo que lo había traído hasta allí.

“Yo no llegué a Miami con dinero, ni con recursos, ni con un negocio montado. Yo llegué con la sazón de mi mamá y con su bendición. Y ese fue mi capital”.

Por eso al verse sin empleo y marginado laboralmente por su condición física, no dudó ni un segundo en ponerse manos a la obra.

“Comencé haciendo ensaladas frías por encargo… era lo único que podía hacer y lo que sabía que podía vender”. Y esa ensalada fría, famosa en Cuba gracias a doña Bertha, fue la primera puerta.

De la cocina a la mesa de los artistas

La transición ocurrió casi sin buscarla. Amigos, humoristas y músicos a quienes conocía desde Cuba lo animaron a cocinar para eventos locales: “Andy Vázquez y Robertico me dijeron: ‘Tony, lánzate, tú naciste para esto’”. Y se lanzó.

Aprendió de otros, perfeccionó técnicas, y un amigo llamado José le enseñó el arte de las paellas. Ahí nació la fusión: la herencia española se mezcló con la sazón cubana que cargaba en el alma, y su sello y el plato que lo llevó al éxito, el arroz ahumado estilo doña Bertha, una paella reinventada con productos ahumados que se ha convertido en su marca más reconocida.

Hoy Tony prepara paellas gigantes para eventos privados, fiestas familiares y celebraciones de celebridades. Pero no solo cocina: hace show, e invita al “más comelón” de la fiesta a probar y “dar el veredicto final”, y convierte la comida en ritual, en alegría, en homenaje.

“Más que el chef de la farándula, quiero que me conozcan como el chef de doña Bertha. Porque todo lo que hago nace de ella”, aseguró.

La cocina como promesa

Cuando se le pregunta qué le diría su madre si pudiera ver lo que ha construido, Antonio Cruz responde sin titubear que ella le recordaría que no se rinda y que siga adelante, como siempre le enseñó. “Fue madre y padre y ejemplo de fortaleza”, recordó.

Por eso insiste en que su trabajo va más allá de la cocina. No se trata solo de cocinar, sino de transmitir lo que heredó en casa: amor, servicio y entrega. Por lo que cada evento es una oportunidad para devolver lo que la vida le dio y para preservar la memoria de quien lo formó.

“Lo que ofrezco no es solo gastronomía, es una experiencia de cariño y pertenencia. Entramos a la fiesta del cliente como si fuera nuestra, con sazón, pero también con historia”, dijo.

Esa es la razón por la que quienes lo contratan no solo destacan su comida, sino lo que representa. “Tony cocina para honrar a doña Bertha y para demostrar que una madre nunca muere mientras sus enseñanzas sigan vivas en las manos de su hijo”, aseguran sus comensales.

Elogios que él agradeció con humildad y con convicción dejando claro: “Yo no cocino para impresionar: cocino para agradecer... y creo que ahí radica el éxito de esta marca que espero siga consolidándose con los anos”.

Si desea saber más de Antonio Cruz, visite el perfil en Instagram @el_chef_de_dona_bertha.

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