viernes 22  de  marzo 2024
TURISMO

Sirenas y manatíes en Weeki Wachee Springs en Florida

Esta atracción turística ubicada en el norte de Tampa ofrece contacto con la naturaleza y diversión para toda la familia

Katy Wagner luce una sonrisa perfecta a pesar de encontrarse fuera del agua. Los niños esperan su turno para dejarse fotografiar con esta “sirena” rubia con aleta de color turquesa y bikini a juego que responde pacientemente a sus preguntas. Ellos están entusiasmados de que estos seres fantásticos no sólo estén en los cuentos de hadas.

Pero ser sirena no es un trabajo fácil. Para nadar, actuar y bailar bajo el agua durante varios minutos hace falta mucha práctica, asegura Wagner, que trabaja como sirena desde hace dos años en Weeki Wachee, en el norte de Tampa, Florida. Se tarda un año en dominar los programas y los trucos de estos seres fabulosos.

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Katy Wagner trabaja como sirena desde hace dos años en Weeki Wachee en el norte de Tampa, Florida.
Katy Wagner trabaja como sirena desde hace dos años en Weeki Wachee en el norte de Tampa, Florida.

Las ensayadas representaciones se llevan a cabo a poca distancia de la fuente del río Weeki Wachee. La cuenca natural tiene un diámetro de unos 30 metros y las sirenas se mueven en unos cinco a seis metros de profundidad. Este manantial de aguas cristalinas sigue siendo un misterio a día de hoy.

"Muchos buceadores han intentado averiguarlo en numerosas ocasiones", dice John Athanason, portavoz del vecino parque estatal. "Pero a unos 150 metros de profundidad siempre tenían que interrumpir sus inmersiones porque bajar más era demasiado peligroso." Según sus datos, cada día borbotean más de 400 millones de litros de agua desde las cuevas subterráneas. "La presión allí abajo es tan alta que arrancaba las máscaras de la cara de los buceadores."

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El agua del río Weeki Wachee son completamente cristalinas.
El agua del río Weeki Wachee son completamente cristalinas.

Las “sirenas” nadan en estas aguas desde 1947, cuando a Newt Perry se le ocurrió montar un espectáculo en este cristalino manantial que por aquel entonces estaba lleno de refrigeradores y automóviles oxidados. "Antiguamente aquí había más caimanes y osos que personas", dice. Pero Perry, un conocido nadador y buceador, tuvo una idea: experimentó con tubos de oxígeno bajo el agua hasta los que nadaban las sirenas para respirar. "Así no tenían que cargar con botellas" y los espectadores tenían la sensación de que buceaban sin necesidad de respirar.

También del marketing se encargaron en seguida las sirenas: siempre que un automóvil se perdía cerca de Weeki Wachee, se apresuraban a salir a la carretera con escasa ropa de baño y atraían a los invitados hasta la piscina para mostrarles su espectáculo. Así, esta pequeña localidad se convirtió en un imán para el público. Se llegaron a filmar películas y estrellas como Elvis Presley fueron de visita.

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A finales de la década de 1950 una cadena de televisión compró el parque y construyó una sala de espectadores submarina para 500 personas.
A finales de la década de 1950 una cadena de televisión compró el parque y construyó una sala de espectadores submarina para 500 personas.

A finales de la década de 1950, una cadena de televisión compró el parque y construyó una sala de espectadores submarina para 500 personas. En los mejores años Weeki Wachee recibió más de 500.000 visitantes que acudían a ver a las 35 sirenas que presentaban hasta ocho shows al día.

Desde entonces las cosas no han cambiado demasiado en el parque. Simplemente vienen bastantes menos personas ya que hace tiempo que Disneyworld y Seaworld han superado en turistas a la pequeña localidad. El terreno que rodea al manantial está protegido ante futuras edificaciones por ser parque estatal, por lo que "un teatro como el que tenemos aquí difícilmente podrá volver a construirse", dice Athanason.

Justo al lado, en la Bahía de los Bucaneros, los nadadores pueden comprobar que en plena canícula los 22 grados del agua resultan fríos. "El manantial tiene la misma temperatura durante todo el año", dice la sirena Katy Wagner.

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Ser "sirena" no es un trabajo fácil. Para nadar, actuar y bailar bajo el agua durante varios minutos hace falta mucha práctica.

Los manatíes, las vacas marinas de la región, llegan al manantial y al río en invierno, mientras que durante el verano permanecen en el mar, debido a que la temperatura del agua es más elevada. Durante todo el año los visitantes pueden nadar con manatíes en los numerosos manantiales y ríos en Weeki Wachee y sus alrededores, y de esta manera contemplar de cerca a estas criaturas marinas que pueden llegar a medir cuatro metros de largo.

"El año pasado tuvimos aquí a 1.047 manatíes", dice el capitán Ross, que sale desde el hotel Plantatiom Inn en Crystal Springs a navegar por los ríos en su barca. Al tratarse de una especie protegida los nadadores deben respetar una serie de normas: no pueden tocar ni asustar a los animales. También es obligatorio ponerse un traje de neopreno, pero no por la baja temperatura del agua sino porque con él uno se mantiene mejor en la superficie.

De hecho, a veces es complicado reconocer a estas vacas marinas de color marrón-grisáceo ya que cuando el agua está turbia y el manatí se encuentra comiendo tranquilamente es fácil confundirlo con una piedra. En verano es ya de por sí difícil encontrar manatíes.

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Las
Las "sirenas" nadan en estas aguas desde 1947, cuando a Newt Perry se le ocurrió montar un espectáculo en este cristalino manantial que por aquel entonces estaba lleno de refrigeradores y automóviles oxidados.

"Tan sólo hay madres con sus crías", dice el capitán Ross. Crías que primero tienen que acostumbrarse a recoger y comer kilos de verdura cada día, por lo que buscan lugares más bien tranquilos y desaparecen al instante cuando se acercan personas con máscaras de buceo. "Los manatíes pueden alcanzar hasta 50 kilómetros por hora en el agua."

Las sirenas de Weeki Wachee no son tan rápidas, pero a cambio son obviamente más bonitas de observar, más flexibles y siempre tienen preparadas nuevas coreografías. Además, se encuentran todo el año en el fresco manantial y no escapan en verano a las cálidas aguas del golfo de México.

FUENTE: REDACCIÓN

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