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MIAMI.- Cuentan los historiadores que, en la Antigua Grecia, en la localidad de Olimpia (en griego Ολυμπα), se realizaron una serie de competiciones atléticas, a partir del año 776 a. C., que fueron mucho más tarde la inspiración para realizar los Juegos Olímpicos que conocemos hoy.
Según un relato del historiador griego Pausanias, siglo II, estos juegos fueron creados por Heracles Ideo, relacionado con la diosa madre Cibeles, quien propuso a sus hermanos una carrera en la que el vencedor sería premiado con una corona de ramas de olivo, como símbolo de paz entre todos los territorios que conformaban la civilización en torno a la península balcánica.
Pero antes que eso sucediera, Olimpia figuraba en el mapa por albergar un primitivo oráculo de la diosa Gea, en respuesta a las preguntas de sacerdotes.
Después, otro oráculo, en este caso de Zeus, añadió celebridad al lugar.
Y así, de oráculo en oráculo, Olimpia alcanzó renombre y condición de santuario, adonde muchos acudían a rendir honores y también a practicar deportes.
Juegos
Los juegos de la antigüedad, que eran disputados por representantes de diversas ciudades griegas, que a su vez eran estados, “sirvieron además para mantener la unidad de los griegos ante las invasiones asiduas de imperios colindantes”, anotó la guía turística Marianna, de Key Tours, mientras enseñaba las ruinas de Olimpia a un grupo de turistas.
Y a diferencia de los actuales juegos olímpicos, aquellas competencias siempre tuvieron lugar en Olimpia, al pie del monte Cronio y en el lado derecho del río Alfeo, en el extremo occidental de la Antigua Grecia, a unos largos pasos del mar Adriático.
Por ello, “se construyó una villa olímpica permanente, presidida por el Templo de Zeus, con estadio, baños, gimnasio, hostales y residencias para personajes de alcurnia, como la villa de Nerón”, apuntó la guía.
Más tarde, tras la invasión de los romanos, los juegos continuaron y el nuevo imperio añadió y modificó ciertas estructuras, aunque mayormente respetó las existentes.
“Aquellos juegos tenían menos eventos que los olímpicos hoy. Y también hubo deportes diferentes a los que conocemos hoy”, resumió la guía turística. Por ejemplo, hubo carrera de carros tirados por caballos y la mayoría de las contiendas de atletismo (correr, lanzamiento de disco, etc.) eran ejecutadas al desnudo.
“La mayor parte de los participantes eran hombres. Hombres griegos nacidos libres, aunque hubo mujeres que victoriosas condujeron carros tirados por caballos”, resaltó.
“Las victorias y las hazañas formaban parte de la historia y se relataban por vida, de generación en generación”, apuntó.
Acorde a fuentes antiguas, entre los participantes más célebres está Alejandro Magno, que participó siendo adolescente, siglo IV a. C., en una carrera de carros.
Durante la dominación romana, Olimpia creció tras la construcción del palacio de Nerón. Pero después de la muerte del emperador Adriano el enclave olímpico decayó y celebró sus últimos juegos en el año 393, cuando Roma dividía sus territorios en oriente y occidente y comenzaba el fin del imperio.
“Posteriormente, dos terremotos acaecidos en 522 y 551 causaron la destrucción y el abandono del lugar, que fue cubierto por aluviones de ríos y deslizamientos de tierra”, destacó la guía turística.
Presente
De aquellas estructuras, tras el paso de 2.000 años y más, quedan las ruinas y sobre todo el peso de la historia que se siente al pisar el lugar: el rectángulo que fue el estadio, las columnas de órdenes dórica, jónica y corintia, los restos del monumento circular que rendía honores a Filipo II y Magno, entre otros, y el imponente arco que marca la entrada al campo de competencias.
Allí, en el templo de Zeus, estuvo la gigantesca estatua de oro y marfil hecha por el escultor Fidias, la cual era considerada una de las Siete Maravillas del Mundo.
Cerca del templo de Zeus, pacientes arqueólogos encontraron el taller de Fidias, con numerosas herramientas del artista.
Un museo, que está habilitado en una moderna edificación aledaña, alberga piezas de arte de incalculable valor, encontradas en el Santuario de Olimpia y alrededores: la estatua Hermes con el niño Dioniso de Praxíteles, metopas y frontones del templo de Zeus de Olimpia y una colección de bronces en la que destaca el casco antiguo del general Miltiades, el hombre que paró a los persas en la Batalla de Maratón.
Hoy Olimpia cuenta con una localidad urbana adyacente, de unos 15.000 habitantes, donde destaca la calle comercial Praxiteli Kondili con tiendas de regalos, restaurantes y bares.
Olimpia continúa teniendo un peso importante en la celebración de los actuales Juegos Olímpicos. Allí se enciende la llama que usualmente recorre ciudades del mundo, por medio del uso de la luz solar y un espejo parabólico.
En 1989, el sitio arqueológico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y en 2004, cuando Atenas acogió los Juegos Olímpicos, las competencias de lanzamiento de peso se celebraron en el estadio de Olimpia.