MIAMI.-IVÁN GONZÁLEZ ROMERO
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@ivanGonRom
El grupo de peloteros que no ha podido entrar al Cooperstown es tan brillante, que con ellos podría armarse uno de los mejores equipos de estrellas de la historia del juego
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La condición de leyenda del béisbol a través del ingreso a un salón de la fama puede terminar de ser, más que un propósito difícil, un mérito esquivo, toda vez que pasa por la voluntad de un cuerpo colegiado, en este caso, los miembros de la Asociación de Escritores de Béisbol de Estados Unidos (BBWAA, por sus siglas en inglés). Pero el asunto está en que hace falta un mecanismo, el cual existe desde hace tiempo, aunque con varias modificaciones a la largo de la historia.
Los otros requisitos objetivos para obtener la membresía al Salón de la Fama del béisbol son haber jugado al menos 10 campañas en las mayores y que hubiesen transcurrido cinco campañas del retiro. Todo lo demás es parte del terreno de la subjetividad, pues a pesar de la evaluación estadística, la decisión es de cada elector, que puede nombrar hasta diez peloteros en su boleta anual. Una u otra razón ha provocado que varios expeloteros no tengan su placa en Cooperstown. El supuesto consumo de esteroides, así como la supuesta participación en apuestas, han dejado por fuera a jugadores con méritos de sobra, bajo otras circunstancias.
Un vistazo a los más notables de ese grupo que está un peldaño por debajo del olimpo da como resultado un grupo de peloteros que podrían conformar un gran equipo. Hay muchos inicialistas haciendo cola, como Mark McGwire, Rafael Palmeiro o Bill Buckner. Existe un grupo de serpentineros como Luis Tiant, Dwight Gooden o Roger Clemens.
También están por fuera aquellos que jugaron como bateadores designados, dada la renuencia de colocar allá arriba a quienes jugaron esa posición. La muestra está en que Edgar Martínez o Carlos Delgado, con números superiores a miembros con nichos en este lugar, no ingresaron o tienen el camino muy empedrado.
Dada la suposición de que Mike Piazza, Jeff Bagwell, Tim Raines y Ken Griffey entrarán al Salón de la Fama, no están incluidos en esta selección. De tantos que han esperado y que sigan aguardando su entrada, sólo son nombrados aquí un puñado.
Pitcher: Roger Clemens. Siete premios Cy Young (máxima cantidad en el beisbol, siete títulos de efectividad, 4672 ponchados y 354 triunfos serían una excelente presentación, pero seguirá marginado por un buen tiempo
Catcher: Ted Simmons. Luego de 21 años de carrera disparó 248 cuadrangulares y 483 dobletes con 1389 carreras empujadas. Jugó 1771 partidos en la posición y se retiró con promedio de bateo de .285
Primera base: Fred McGriff. Luego de 19 temporadas con seis diferentes equipos, despachó 493 cuadrangulares, con 1550 remolcadas, promedio de embasado de .377 y slugging de .509. Tuvo un anillo de campeón
Segunda base: Tony Oliva. Fue campeón de bateo en sus dos primeras temporadas en las mayores y se llevó tres coronas en 15 años de carrera. Terminó con cinco títulos de hits, cuatro de dobles, uno de slugging y uno de bases alcanzadas
Tercera base: Pete Rose. Las apuestas ensombrecieron sus 4256 hits, 3562 juegos, 14053 veces al bate, 15890 apariciones al plato, tres títulos de bateo, siete en hits, cuatro de anotadas, el Novato del Año y 17 Juegos de Estrellas
Short Stop: Alan Trammell. Tuvo mejor defensa que Cal Ripken y mejor bateo que Ozzie Smith, pues ganó cuatro Guantes de Oro, tres Bates de Plata y en 20 temporadas, remolcó 1003 carreras con 185 jonrones y .352 de OBP
Outfielders: Joe Jackson. 609 cuadrangulares, cuatro campañas seguidas con 50 o más jonrones y seis en fila con 40 o más hacen de Sosa un caso, de no ser por la supuesta vinculación al consumo de sustancias prohibidas
Designado: Carlos Delgado. 473 cuadrangulares y 1512 empujadas en 17 temporadas debieron ser suficiente para Delgado, a quien los electores dejaron por fuera de manera sorprendente