MELBOURNE.- ¿Qué más puede faltar en la carrera de Roger Federer? ¿Es posible agigantar aún más la leyenda? Sí, todavía pueden haber más capítulos dorados y el suizo intentará escribir mañana uno muy importante cuando se mida al croata Marin Cilic en busca de su vigésimo título de Grand Slam.
No será la inesperada e inolvidable final del Abierto de Australia que jugaron el año pasado Federer y el español Rafael Nadal, pero el duelo del domingo en Melbourne puede tener también un lugar de privilegio en los libros del tenis.
Si el suizo gana, no sólo defenderá el título y quedará a tiro del número uno de Nadal (155 puntos), sino que alcanzará a sus 36 años las dos decenas de Grand Slam. Una cifra impensada cuando, hace poco más de un año, el de Basilea parecía más cerca del retiro que de volver a la elite.
"Si gana mañana, ¿quién podrá decir que no es el mejor de la historia?", afirmó hoy el extenista croata Goran Ivanisevic, entrenador en el pasado de Cilic. "Para mí Roger ya es el más grande de todos los tiempos", lo corrigió Rod Laver, el legendario campeón australiano de 79 años al que muchos consideran como el mejor de la historia.
El estadio que lleva su nombre albergará el domingo un nuevo enfrentamiento entre Federer y Cilic, que ya se midieron en la última final de Wimbledon con una cómoda victoria para el suizo. "Este será un partido completamente diferente al de Wimbledon", advirtió sin embargo Ivanisevic.
Un duelo a muerte
Lo sabe Federer, que se encontrará a un Cilic lanzado después de haber dejado en el camino en cuartos de final de Nadal. El español tuvo que abandonar lesionado, pero el croata mostró a lo largo del torneo un nivel no muy lejano al que lo llevó a ganar en 2014 el Abierto de Estados Unidos. Será la tercera final de Grand Slam para Cilic, que a partir del lunes saltará al tercer puesto del ranking por detrás de Federer y Nadal.
"Haber ganado el US Open le dio la confianza de saber que puede hacerlo. La confianza y el modo en que afrontó el partido con Nadal hicieron que ganara ese encuentro", evaluó el suizo tras su victoria ante el surcoreano Hyeon Chung en semifinales.
Federer tiene un balance de ocho victorias y una derrota ante Cilic, incluyendo los triunfos del año pasado en la final de Wimbledon y en la fase de grupos del Masters de Londres. En el All England, el croata lloró de impotencia en pleno partido debido a unas ampollas que le impidieron rendir a su nivel.
Aquel dolor no impidió que Cilic y Federer forjen una buena relación. Coincidieron en noviembre del año pasado en sus vacaciones en las Maldivas, donde compartieron entrenamientos y momentos de intimidad junto a sus familias. "Es bueno conocer a la persona detrás del jugador", dijo Federer, quien tiene como entrenador a un compatriota de Cilic: el ex tenista croata Ivan Ljubicic.
El gigante de 1,98 metros también tuvo su gran alegría ante Federer: lo venció en su camino hacia el título del US Open. Además, prometió que el duelo de mañana será muy diferente al de Wimbledon. "Tengo dos días de descanso esta vez. Será una gran final el domingo", dijo después de superar el jueves su encuentro de semifinales ante el británico Kyle Edmund.
Federer disputó su semifinal un día después, pero su desgaste es nulo. Llega a la final sin haber cedido un set y habiendo jugado casi todos sus encuentros de noche. Además, el viernes apenas necesitó 62 minutos ante Chung, que se retiró lesionado por las mismas ampollas que hicieron llorar a Cilic en Londres.
Más esfuerzo tuvo que realizar posiblemente hoy en el entrenamiento que efectuó en una tarde de mucha humedad y calor agobiante en el Show Court 2, donde firmó pacientemente autógrafos a los aficionados. Por la noche, el suizo se quedó viendo el partido que la danesa Caroline Wozniacki ganó a la rumana Simona Halep en la final femenina. El objetivo: no irse a dormir temprano para estar listo para el duelo nocturno ante Cilic (comienza a las 19:30 local, 08:30 GMT). "Me he convertido en un animal de costumbres", reconoció.
Ante el croata, en cualquier caso, el suizo espera afrontar el test más duro de un torneo en el que todo ha ido demasiado bien hasta ahora.
"No ha tenido que reaccionar a ninguna adversidad. Lo más probable es que el partido más duro en el torneo para él sea el que le está faltando", analizó hoy el ex tenista sueco Mats Wilander.
Aunque experiencia en estas situaciones precisamente no le falta a Federer. El suizo se encuentra por trigésima vez en una final de Grand Slam y por séptima ocasión en Australia, todas cifras récord. Además, a sus 36 años y 173 días es el tercer tenista más veterano en jugar la final en Melbourne en la Era Abierta. De ganar, igualará la marca de seis títulos en Australia que ostentan el local Roy Emerson y el serbio Novak Djokovic.
Los récords que bate prácticamente a cada torneo el suizo son innumerables, pero mañana habrá un número que estará en la mente de todos: 20. "No sé que decirte, 20 veces sería especial, increíble", afirmó Federer, que sólo tiene por delante a tres mujeres: la australiana Margaret Court, con 24 Grand Slams, la estadounidense Serena Williams (23) y la alemana Steffi Graf (22).
FUENTE: dpa