El plan de seguridad nacional, que consta de 33 páginas, añade a la Doctrina Monroe un “Corolario Trump” que tendría como objetivo reforzar la influencia de Washington en el hemisferio occidental y frenar la presencia de actores extrarregionales como China, Rusia e Irán.
El documento sostiene que un hemisferio occidental estable y libre de “influencia extranjera maligna” es esencial para la seguridad nacional de EEUU y afirma que, tras años de abandono, Washington reafirmará la Doctrina Monroe para recuperar su preeminencia regional.
Enfoque en EEUU
En opinión del retirado de la Marina de Estados Unidos, José Adán Gutiérrez, el plan marca una ruptura definitiva con las políticas de expansión global posteriores a la Guerra Fría y establece como prioridades centrales la fortaleza interna del país, la primacía en el hemisferio occidental y la soberanía económica.
“La NSS redefine la seguridad nacional con un enfoque estrictamente pragmático”, afirma Gutiérrez, quien fungió como jefe de Inteligencia Naval para el Hemisferio Occidental y agregado naval de EEUU en Panamá. En lugar de amplias ambiciones globales, la estrategia limita los intereses vitales a aquello que afecta directamente la supervivencia y el bienestar del pueblo estadounidense.
El experto subraya que esta visión implica reducir el rol de la promoción de la democracia, abandonar la lógica de intervenciones militares prolongadas y sustituir las políticas climáticas de alcance universal por una doctrina de dominancia energética centrada en la autosuficiencia y la resiliencia industrial del país.
El plan sostiene que los compromisos internacionales asumidos durante décadas debilitaron a la clase media estadounidense, facilitaron la penetración de actores hostiles en sus instituciones y fronteras, y permitieron que potencias como China, Rusia e Irán avanzaran en el continente americano. La NSS busca corregir ese desequilibrio con una visión más acotada del interés nacional y un énfasis renovado en la seguridad territorial y económica.
La estrategia redefine la seguridad nacional como la protección del pueblo estadounidense, el territorio y la economía. Plantea que la estabilidad interna depende de fronteras controladas, una base industrial robusta, producción energética “sin restricciones” y la preservación de libertades constitucionales esenciales.
El documento, además, subraya que la fortaleza del país exige una reindustrialización acelerada, mayor autonomía tecnológica, expansión de la manufactura nacional y un liderazgo absoluto en áreas como inteligencia artificial, sistemas autónomos, biotecnología y energía.
Un realismo estratégico en política exterior
La NSS establece una política exterior más disciplinada y orientada a objetivos concretos:
-
Un Hemisferio Occidental libre de penetración militar o estratégica por parte de actores extrahemisféricos.
Un Indo-Pacífico resistente a la coerción china, en el que se restauren las ventajas a largo plazo sobre China mediante la disuasión militar, la reestructuración del comercio, la ampliación de alianzas con India y los países del Quad (Diálogo de Seguridad Cuadrilateral), integrado por EEUU, Australia, India y creo que Japón.
Una Europa capaz de sostener su protección, con una resolución negociada del conflicto entre Rusia y Ucrania, una mayor autonomía estratégica europea y una defensa más robusta.
Un Medio Oriente estable sin intervenciones prolongadas, enfocada en la seguridad de Israel, la protección de rutas marítimas, el combate al terrorismo, la expansión de los Acuerdos de Abraham y la diplomacia energética.
- Un África, en la que se favorezcan las relaciones basadas en inversión y desarrollo productivo, especialmente en energía, minería y sectores tecnológicos, pero con menos presencia militar directa.
-
Un ecosistema tecnológico global donde Estados Unidos marque los estándares.
Para ello, el documento ordena fortalecer la disuasión militar, modernizar la industria de defensa, garantizar el liderazgo energético y condicionar alianzas a compromisos verificables. El llamado “Compromiso de La Haya” formaliza la exigencia de que los miembros de la OTAN inviertan al menos 5% de su PIB en defensa.
Por primera vez, una estrategia de seguridad nacional declara el fin de la era de la migración masiva como un objetivo de seguridad nacional, al considerar que este fenómeno está vinculado a riesgos de terrorismo, flujos de drogas, crimen organizado, desestabilización social y criminalidad transnacional. Esto lo colocaría al mismo nivel que amenazas militares, tecnológicas o económicas.
Además, defiende la protección de las libertades civiles, al advertir que ninguna agencia puede vulnerar la libertad de expresión, la libertad religiosa o la integridad del proceso electoral.
2025-National-Security-Strategy
El hemisferio como “defensa avanzada” de EEUU
La NSS 2025 otorga a América Latina su lugar más relevante en décadas. Agrega un “Corolario Trump” a la Doctrina Monroe, que afirma que la seguridad estadounidense depende de impedir que potencias rivales controlen puertos, redes digitales, minas, infraestructura energética o territorios estratégicos en la región.
La estrategia introduce el concepto “Reclutar y Expandir”, que busca:
-
Reclutar a países aliados en el combate contra carteles, migración ilegal y tráfico de drogas.
Expandir la presencia económica estadounidense en sectores como energía, minerales críticos, manufactura avanzada e infraestructura digital.
Impulsar el nearshoring productivo (práctica empresarial que consiste en trasladar procesos operativos, servicios o manufactura a un país cercano geográficamente) hacia México, Centroamérica y el Caribe.
Un cambio de era en la política estadounidense
El plan alerta sobre la penetración de China, Rusia e Irán en puertos, redes eléctricas y sectores estratégicos, y ordena reforzar la cooperación de inteligencia, la presencia naval y la seguridad marítima en el continente.
La Estrategia de Seguridad Nacional 2025 rompe con el énfasis previo en la promoción global de la democracia y reduce la intervención militar como instrumento de política exterior. Reemplaza agendas climáticas internacionales por una doctrina centrada en la dominancia energética y coloca la seguridad económica y la dignidad del trabajador estadounidense como prioridades estructurales.
"La NSS trata al hemisferio como la base de la seguridad global de los EEUU porque afecta los flujos migratorios, el tráfico de drogas y precursores, la seguridad marítima y las cadenas industriales esenciales para la defensa nacional", señala el comandante retirado, José Adán Gutiérrez.
Asegura que la estrategia “representa un cambio decisivo en la manera en que los Estados Unidos entienden su papel en el mundo”, situando al hemisferio como eje de seguridad global y al fortalecimiento interno como fundamento del poder nacional.
Implicaciones para el Hemisferio Occidental
De acuerdo con el análisis del experto, la nueva estrategia introduce la doctrina hemisférica más contundente en una generación. Estados Unidos se compromete explícitamente a impedir que China, Rusia o Irán obtengan influencia estratégica en puertos, canales, redes digitales, sectores energéticos, minas o territorios de valor geopolítico en la región.
Este replanteamiento anticipa un incremento significativo de la cooperación de seguridad, una presencia naval más robusta, mayores capacidades de vigilancia marítima y operaciones directas contra carteles y redes de precursores químicos vinculados al narcotráfico.
Asimismo, la estrategia prevé una expansión acelerada del nearshoring industrial y un esfuerzo diplomático renovado para alinear la infraestructura regional con los intereses económicos y de seguridad de Estados Unidos.
“La región debe prepararse para un involucramiento estadounidense mucho más profundo”, sostiene Gutiérrez, quien estima que esto traerá nuevas oportunidades de integración económica, pero también una postura más firme frente a gobiernos que faciliten la penetración de actores extrahemisféricos hostiles.
FUENTE: Con información de la Estrategia de Seguridad Nacional 2025