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@eleonorabruzual
Venezuela donde las groseras fortunas emergen sin ninguna posibilidad de justificación legal de las mismas
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En casi toda América hispana la palabra “choro” significa ladrón y en Venezuela es de uso común y define a un delincuente que gusta de lo ajeno, por tanto, cuando señalo que en mi país el hedor a ladrón es inaguantable no lo digo por decir, me remito a la realidad ya que robo y asesinato se han convertido en dúo para consolidar una sangrienta situación que lleva a convertirnos en uno de los países más violentos del mundo con el vergonzoso récord de poseer el dudoso “honor” de tener entre las 50 ciudades más peligrosas del orbe a Caracas su capital como la primera de la lista, a Maturín como la quinta, Valencia como la séptima, Cuidad Guayana como la undécima, Barquisimeto en el número veinte, Cumaná en el 24to., Barcelona en el 34to., y Maracaibo en 49no.
Y todo eso potenciado por ser Venezuela un verdadero narcoestado en el cual hasta la familia presidencial se ve tocada por la detención de miembros que están siendo juzgados en tribunales de los Estados Unidos; caso Efraín Antonio Campos Flores y su primo Franqui Francisco Flores de Freitas, ambos sobrinos de Cilia Flores de Maduro, primera Dama de Venezuela o como le gusta ser nombrada: Primera Combatiente.
En Venezuela, el presidente de la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, es el magistrado Maikel Moreno Pérez, máximo encargado de los casos penales y un verdadero verdugo de todo opositor que caiga en sus manos. Sólo para dar idea de la saña de este hombre puedo referir el caso del comisario Iván Simonovis aún privado de su derecho a libertad plena; también del sadismo demostrado como juez en el caso de la exsenadora Haydeé Castillo de López Acosta y de su esposo Antonio López Acosta, los dos criminalmente procesados después del asesinato de su hijo Antonio López Castillo en un extraño enfrentamiento policial acaecido durante la investigación del oscuro crimen del fiscal Danilo Anderson.
Maikel Moreno Pérez, cuyo caso se hace tema de reportajes internacionales en las fuentes de sucesos criminales. Maikel Moreno Pérez, defensor compulsivo del concejal Richard Peñalver, uno de los cuatro acusados de haber disparado el 11 de abril de 2002 contra una manifestación opositora, conocidos todos como los asesinos de Puente Llaguno y liberados de culpa por la asqueante “justicia roja” de la cual este personajillo es emblema.
Venezuela donde las groseras fortunas emergen sin ninguna posibilidad de justificación legal de las mismas y donde esos mismos “choros” son parte del Gobierno o del entorno del poder. Mil casos podría citar aquí, casos que la noticia criminis me preservaría de cualquier problema legal que pudiera acarrearme, desempolvarlos y colocarlos ante la opinión pública. Casos que muestran a pobres de solemnidad antes de estos 17 años de Peste Roja, convertidos ahora en magnates financieros. Casos donde –por ejemplo- la familia del difunto Hugo Chávez aparece entre las más ricas no sólo del país sino del mundo, donde Rafael Ramírez quebró la industria petrolera nacional, una de las más fuertes del planeta y amasó -él y su familia- fortunas inconmensurables que se impone investigar y sancionar.
Pobre país rico donde el hoy jefe de la bancada oficialista de la Asamblea Nacional, cerró un piso completo de una clínica privada de Caracas en la que parió su mujer. Héctor Rodríguez ese “negrito faramallero” de Río Chico, hoy vestido como un dandy y ostentando riqueza amasada tenazmente en ministerios del mal llamado Poder Popular: Presidencia, Deporte, Juventud y Educación y que sin empacho dijo hace un tiempo al referirse a los necesitados: "no es que vamos a sacar a la gente de la pobreza para llevarlas a la clase media y que pretendan ser escuálidos [opositores de clase media y alta según Chávez]".
Donde Rafael Esquivel que se desempeñaba como presidente de la Federación Venezolana de Fútbol y primer vicepresidente de la Conmebol, enfrenta cargos de corrupción en el caso FIFA y logra en los Estados Unidos libertad provisional bajo una fianza de siete millones de dólares y nadie pregunta de dónde saca ese realero.
Venezuela donde para robarle su vehículo es asesinado Larry Salinas, joven y valioso músico creador de la Coral Integrada, donde confluyen niños con discapacidad, y su muerte será sólo una estadística en el sangriento quehacer.
Venezuela con su gente amoralmente permisiva. Venezuela hedionda a robo, a muerte, a impunidad. Venezuela donde la desesperanza despide una pestilencia desagradable que como todo tufo llegó a acostumbrar.