MIAMI.- El 26 de septiembre, el huracán Helene tocó tierra en la región de Big Bend, en la costa noroeste de Florida. Su llegada se registró con mucha fuerza: no en vano fue clasificado como huracán de categoría 4, con vientos sostenidos de 140 mph.
El huracán Helene dejó más de 200 fallecidos y daños en seis estados. Se convirtió en el ciclón tropical más mortífero en Carolina del Sur desde 1989
MIAMI.- El 26 de septiembre, el huracán Helene tocó tierra en la región de Big Bend, en la costa noroeste de Florida. Su llegada se registró con mucha fuerza: no en vano fue clasificado como huracán de categoría 4, con vientos sostenidos de 140 mph.
Los huracanes de este tipo desencadenan catástrofe, pérdidas humanas; edificios dañados o destruidos, inundaciones extremas y zonas inhabitables durante semanas o meses.
Un día antes, Helene se erigía como una de las tormentas de más rápida evolución, pasando rápidamente de ciclón tropical potencial a huracán de gran intensidad. Engrosó la lista de los huracanes más peligrosos que han pasado por el sureste de los Estados Unidos. Entre otros, se suma a huracanes devastadores como Katrina (2005), Sandy (2012) o Harvey (2017).
Aunque el 27 de septiembre, Helene se debilitó luego de avanzar por el Golfo de México hacia la costa noroeste de Florida y se redujo a tormenta tropical, tras su pasó dejó destrucción, fallecidos, heridos y desaparecidos. De hecho, es considerado el huracán más mortífero desde Katrina hace 19 años, el cual dejó más de 1,800 muertos.
Hasta el 5 de octubre, el registro era de más de 200 muertos, mientras los equipos de rescatistas continúan en la búsqueda de cientos de desaparecidos. Los estados afectados por el ímpetu del huracán son Florida, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Georgia, Tennessee y Virginia.
La asistencia federal otorgada a los sobrevivientes del huracán Helene sobrepasa $137 millones. “Estamos aquí para ayudar y no nos iremos hasta que el trabajo esté terminado”, expresó el presidente Joe Biden tras sobrevolar las zonas afectadas en Carolina del Sur.
La Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), dijo que coordinan una fuerza federal de casi 7,000 personas: “Seguimos distribuyendo suministros esenciales a las zonas afectadas, como comidas, agua, generadores, lonas y otros suministros y equipos”. Además, la Agencia instó a los ciudadanos a acatar las directrices de los funcionarios locales para permanecer a salvo, debido a las lluvias e inundaciones.
De acuerdo con el sitio web poweroutage.us. dentro de los daños generados por el paso de Helene cerca de 1,3 millones de personas quedaron sin electricidad en varios estados de EEUU: casi 494,000 en Carolina del Sur, más de 347,000 en Carolina del Norte, más de 373,000 en Georgia, más de 40,000 en Florida y Virginia, y 10,000 en Virginia Occidental.
Según el periódico La Noticia de Carolina del Norte, “el sector de las montañas, caracterizado por sus bellos paisajes, su vida activa y vibrante, sus deliciosos cultivos, su amor por las artes y cultura, hoy enfrenta una crisis sin precedentes”. Los escombros bloquearon alrededor de 300 calles y carreteras. En solo cuatro días, cayó la cantidad de lluvia equivalente a lo esperado en seis meses. En esa zona, miles de familias perdieron sus casas y sus propiedades, en tanto muchos continúan atrapados sin agua, comida, electricidad, o internet.
Se calcula que pasarán meses hasta que las carreteras y calles puedan ser habilitadas. Como parte de la emergencia, en Carolina del Norte, el condado de Buncombe habilitó varios puntos de distribución de agua para los afectadas por el huracán. La instrucción fue proporcionar un suministro de agua embotellada equivalente a un día por individuo de cada hogar. Según el gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, las inundaciones generadas son las peores en un siglo.
El huracán Helene se convirtió en el ciclón tropical más mortífero en Carolina del Sur desde el huracán Hugo en 1989. El gobernador Henry McMaster dijo durante una conferencia de prensa: "Queremos que la gente mantenga la calma. La ayuda está en camino, pero llevará tiempo".
El 2 de octubre, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, informó que más de 49,000 residentes del estado seguían sin electricidad. El funcionario declaró el estado de emergencia para 41 condados antes de la llegada de Helene. En Florida, fueron desplegado más de 217 miembros de la Guardia Estatal y activados 100,000 socorristas para atender las necesidades más urgentes.
En Georgia, los daños causados por el huracán fueron muy fuertes. El gobernador Brian Kemp equiparó la destrucción a la causada por la explosión de una bomba. Informó que 107 instalaciones avícolas resultaron afectadas o totalmente destruidas por la tormenta.Asimismo, en Tennese, la falta de acceso a áreas rurales ha torpedeado las labores de búsqueda y rescate. En Virginia las limitaciones para la atención se dieron por los daños en la infraestructura vial y el desbordamiento de ríos.
La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de EEUU (NASA, por sus siglas en inglés) indica que la formación de los huracanes depende de cuatro elementos fundamentales. De esta manera, necesitan del calor o la energía almacenada en la capa superior del océano, requieren de un alto grado de humedad en el aire; también necesitan vientos favorables y de rotación para organizar tormentas eléctricas dispersas en una sola tormenta más grande que gire cada vez más rápido a manera de espiral. La NASA ha llamado la atención sobre los efectos del cambio climático en los huracanes.
Se señala que la rápida intensificación parece ser una de las principales influencias del calentamiento del océano en el comportamiento de los huracanes. De allí que, en décadas pasadas, las tormentas que se intensifican rápidamente ocurrían con menos frecuencia, ahora el Atlántico produce alrededor de una de estas tormentas por temporada. Las temperaturas cálidas del mar, cerca de 87°F, el corte de viento moderado de 10-20 nudos y una atmósfera muy húmeda favorecieron el desarrollo de Helene.
Naciones Unidas puntualiza que un solo ciclón tropical que toca tierra puede hacer retroceder años de desarrollo. La ONU pone como referencia al huracán Beryl que se registró en junio en el Atlántico. “Este huracán se vio impulsado por las cálidas temperaturas de los océanos y se intensificó rápidamente, un fenómeno cada vez más frecuente como consecuencia del cambio climático”, señala.
La organización indica que los países desarrollados deben cumplir las promesas de duplicar la financiación para la adaptación al clima hasta al menos 40,000 millones de dólares al año para 2025. También recuerda que debe capitalizarse adecuadamente el Fondo de Pérdidas y Daños.
@snederr
FUENTE: AFP, Diario Las Américas, FEMA, La Noticia