La revolución de Fidel y Raúl, una revolución más verde que las palmas, en realidad un proceso reaccionario y depredador de la libertad
La revolución cubana todavía sobrevive y desesperanza a la gente. Son sus últimos estertores de una herida mortal por su colapso sistémico y una grave crisis humanitaria. Aunque la sostiene un grupo pequeño de fanáticos, que posee bien engranada su máquina de matar y aplica la violencia extrema estatal para censurar el disentimiento y asegurar su narcoestado.
La revolución de Fidel y Raúl, una revolución más verde que las palmas, en realidad un proceso reaccionario y depredador de la libertad; pero querían una revolución y obtuvieron la revolución comunista, lo más contrarrevolucionario en la sociedad. Ahora continúa vigente con su régimen de terror al estilo soviético estalinista y sus víctimas están contabilizadas en varios documentos y obras, en especial, El libro negro del comunismo.
El científico francés Stéfhane Courtois lideró a varios académicos investigadores, Nicolás Werth, Karel Bartošek, Jean-Louis Margolin, Joachim Gauck, Ehrhart Neubert, Pascal Fountaine, Andrzej Paczkowski y Jean-Louis Panné; quienes expusieron los crímenes abominables del sistema comunista en el mundo, con más de 100 millones de asesinatos desde la instauración de la ideología más mortífera en varios países. En 1997 revelaron su investigación en El Libro Negro del Comunismo: Crímenes, Terror y Represión.
Courtois y su equipo de investigadores sobre Cuba comunista aseguraron la existencia de 15 mil a 17 mil muertes por fusilamientos, un genocidio o crímenes contra la humanidad, en su estudio El libro negro del comunismo.
En la historia del país, los carniceros de Birán, los Castro, desde que usurparon el poder, impusieron la pena de muerte por fusilamiento y en ese primer mes, asesinaron por resultados de juicios amañados en una fosa común a 72 personas en la Loma de San Juan, santiaguero, La masacre de Santiago de Cuba, el 12 de enero de 1959 y ese primer año, los tiranos Fidel y Raúl convirtieron a Cuba en un camposanto con 972 personas muertas por ejecuciones arbitrarias.
El esbirro Ernesto Che Guevara era uno de los instrumentos más fieles de las ejecuciones en los paredones de fusilamientos, ordenados por el dictador Fidel Castro. El Che llegó a ser una máquina fría de matar, deshumanizado y con un odio recalcitrante, que lo hizo vanagloriarse de las muertes en público y en las Naciones Unidas (ONU) dijo: “Fusilamientos Sí. Hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando”.
Aquellos pícaros y asesinos han sido puestos como héroes y los fanáticos de la ideología socialista o comunista los santificaron y convirtieron en dioses, ídolos fundidos en bronce o piedras para adoración. Dos ejemplos clásicos por la aversión de la población fueron las estatuas de Fidel y el Che en México y del argentino en El Salvador.
El busto del Che Guevara en la alcaldía municipal de Chalchuapa, El Salvador, el 4 de octubre de 2023, retirado por una ley del alcalde, el ingeniero Jorge Morán, del partido Nuevas Ideas, con 54/60 escaños en el legislativo nacional (70.57%), al cual pertenece y ejerce el liderato el presidente Nayib Bukele, electo con 84.65%. Esto trasmite un profundo apoyo popular en la eliminación de la estatua del Che en Chalchuapa.
Los niños cubanos son adoctrinados en la ideología comunista y deben saludar de forma militar y decir todos los días en las escuelas, estatales y únicas, seremos como el Che. Sin duda, los
niños cubanos no tienen los suntuosos privilegios que tuvieron o tienen los hijos y nietos del Che.
Cierto, en Cuba comunista no existe ni un solo niño durmiendo en las calles; porque el régimen castrista los ingresa a la fuerza en centros infantiles estatales y despoja de la patria potestad y encarcela a los padres. Los niños cubanos no tienen libertad ni pollo ni el vaso de leche para su buena alimentación, una vieja promesa incumplida del dictador Raúl.
En la actualidad el presidente Bukele es más famoso para bien que los tristemente célebres Fidel y el Che. Favorable también su orden o apoyo implícito a la remoción de la estatua del Che Guevara en Chalchuapa por el alcalde Morán y sería importantísimo continuar con su condena al régimen de terror militar castrocomunista, su solidaridad altruista con la libertad del pueblo cubano y la democratización de Cuba.
Asimismo, pero más reciente (16/7/2025), en cumplimiento de la jurisprudencia fue la orden de retiro definitivo de las esculturas de Fidel Castro y el Che Guevara en el Jardín de la Tabacalera, alcaldía de Cuauhtémoc, Ciudad de México (CDMX), por la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega.
La alcaldesa Alessandra quitó las estatuas de Fidel y el Che por petición de los vecinos y en respeto de las leyes de la alcaldía, la CDMX y la Constitución nacional, artículo 53. Y agregó: “Fidel Castro y el Che Guevara fueron exactamente eso: represores, representantes de un régimen dictatorial y responsables de miles de muertes”.
La alcaldesa y sus conciudadanos de Cuauhtémoc vieron convertirse un problema local, en nacional e internacional, con los ataques de una verbosidad violenta y odiosa por un conjunto de comunista organizado por la embajada cubana en México y la conspiración de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien expresó las mismas palabras insultantes de la Televisión Cubana sobre la líder Alessandra en sus años juveniles.
La senadora de la República Mexicana, Lilly Téllez, felicitó a Alessandra y escribió en la red X: “¡Muy bien hecho! Las estatuas de narco dictadores y matones como Fidel y el Che deben ser destruidas de la misma forma en que ellos destruyeron a América Latina”.
Muchas personas buenas y amantes de la libertad hay en México y se impone la batalla cultural. Todas son paradigmas para evitar la cubanización socialista de su país, pongo por caso a Lilly Téllez, Alessandra Rojo, Xóchitl Gálvez y Eduardo Verástegui. Dios Bíblico esté muy cerca de México y les aleje de Cuba comunista.
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