Marcados como narcotraficantes con oferta de pago de rescate por su entrega, la cúpula del régimen ha sumado a su carrera delictiva la de terrorista.
Venezuela está en vilo ante la posibilidad de que se logre poner fin a la dictadura, aunque la ruta posible sea la menos deseable: la de la violencia
Marcados como narcotraficantes con oferta de pago de rescate por su entrega, la cúpula del régimen ha sumado a su carrera delictiva la de terrorista.
Bastaron unos segundos de un video para constatar el pánico que generó en Nicolás Maduro un avión cerca de nuestro espacio aéreo. A todos les debe suceder igual. Su obsesión es garantizar un lugar seguro para esconderse.
Y por supuesto no saben en quién confiar.
Venezuela está en vilo ante la posibilidad de que se logre poner fin a la dictadura, aunque la ruta posible sea la menos deseable: la de la violencia.
Estados Unidos ha ido cumpliendo con procedimientos para una eventual invasión y en paralelo, para la reciente declaración de terroristas, los americanos apelaron a su derecho a ejercer como Estado democrático facultades legales reconocidas por el derecho internacional para actuar frente a un régimen que viola masivamente los derechos humanos, ampara el crimen organizado y es patrocinador del terrorismo.
En el proceso fue invocado al artículo 51 de la Organización de Naciones Unidas que plantea el derecho de legítima defensa y que permite tomar represalias proporcionales, incluso militares, contra instalaciones o actores responsables. Es un derecho universal que debe preocupar a la Fuerza Armada venezolana y a los jefes policiales, pero también a enchufados y empresarios, capos financieros que ahora pueden ser tratados como cómplices de carteles y grupos terroristas.
Comenzarán a circular listas negras, se intensificarán los operativos para confiscar activos en el exterior y se iniciarán nuevos procesos penales en Estados Unidos y Europa.
Entretanto el régimen se prepara para una intervención militar, y ante esa posibilidad, acude a sus aliados, uno de ellos los iraníes a quienes les ha montado una sala de operaciones terminada de instalar a principios de noviembre con el objetivo fundamental de interceptar y obstaculizar las comunicaciones de los americanos. El jefe del edificio adjudicado a CANTV en la avenida Los Laureles de Caracas, es un Capitán de Navío de apellido Miranda.
A esa sede trasladaron lo enviado desde Irán en un vuelo que arribó a Maiquetía el pasado 22 de noviembre. El avión -dicen las fuentes- estaba atestado de equipos para guerra electrónica. Una fuente militar me asegura que no es el primer avión que en estas últimas semanas ha aportado suministros tecnológicos para un conflicto bélico; otros vuelos dejaron drones de largo alcance, misiles anti-buques y sistemas de detección pasiva.
Se trata de una compleja estrategia de defensa y de acción en todas las áreas. Por eso es importante que no se coman el cuento difundido por el equipo de comunicaciones de Nicolás Maduro que muestra entrenamientos con torpes obesos y viejitos empuñando fusiles. Ese cuento es diseñado por los cubanos para transmitir debilidad mientras preparan importantes acciones.
Son parte de una maniobra para deliberadamente mostrarse débil y ocultar planes de ataque contra instalaciones de Estados Unidos.
Por su parte los americanos tienen como uno de los primeros objetivos romper la comunicación del régimen, especialmente de la FANB, cegar radares para evitar respuesta, aislar a las unidades militares y posteriormente inmovilizar drones, helicópteros y aviones con el objetivo fundamental de eliminar la capacidad de coordinar defensa.
Muy pocos saben lo que va a pasar. En este momento son varios los escenarios previstos. La mayoría de los especialistas descarta una invasión como tal, y se inclina por considerar posibles ataques puntuales con misiles, drones a centros de mando y comunicaciones y unidades de élite como la FAES, la DGCIM, así como a pistas de aterrizaje en rutas del narcotráfico y depósitos clave de armas y defensa aérea. Pero el blanco se llama Nicolás.
Esta acción militar sería el punto culminante luego de las presiones que intentaron el quiebre militar o la entrega de Maduro que visto está prefiere exponer la vida de venezolanos para resguardar la suya en complejos búnkeres.
El régimen amenaza con mantener el conflicto armado. Conocemos sus actores: El ELN, las disidencias de la FARC, grupos colectivos y las megabandas, todos dirigidos por la inteligencia cubana con el apoyo de otros aliados. Básicamente ese es el ejército con el que amenaza Diosdado Cabello al anunciar ataques asimétricos.
En el escenario de negociar un sector el oficialismo está muy activo procurando una salida forzada hacia la transición con apoyo internacional. Y los americanos los dejan correr alentando a los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez con apoyo de algunos jefes de Qatar, seguramente por mucho dinero.
De cualquier manera, la cúpula de la dictadura se preserva. Ninguno de ellos piensa poner su vida en peligro.

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