martes 8  de  octubre 2024

¿Subirán los salarios?

Casi podríamos decir que en realidad ocurrió lo contrario: la productividad en este país siempre fue muy alta, como norma general, porque los salarios eran altos, y no al revés

n n n nLos trabajadores de la Florida se preguntan cuándo subirán sus salarios, y escucho voces que les responden que existe un principio económico según el cual las remuneraciones estarían atadas a la productividad. Sólo cuando la productividad norteamericana aumente de nuevo, nos aseguran, se podrá considerar una mejora salarial significativa.
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En realidad, la historia de Estados Unidos no respalda esa tesis. Casi podríamos decir que en realidad ocurrió lo contrario: la productividad en este país siempre fue muy alta, como norma general, porque los salarios eran altos, y no al revés.
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Retrocedamos unos siglos. Cuando los primeros gigantes con visión empresarial llegaron a estos territorios, se toparon con un problema: muy pocos emigrantes que ya se habían asentado aquí estaban dispuestos a trabajar por un salario, por la sencilla razón de que existían tierras suficientes, al Occidente, para que cualquiera se pudiese ganar la vida en libertad, sin depender de nadie. Bastaba con reunir unas pocas herramientas, meter a la familia en una carreta y unirse a las decenas de caravanas que cada semana partían a iniciar una nueva vida. Para retener esa mano de obra en las incipientes fábricas del Este hubo que ofrecer muy buenas remuneraciones.
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Para compensar esa mano de obra cara, a los empresarios sólo les quedó una solución: invertir en tecnología, en maquinarias, en nuevos inventos, que mejorasen la productividad. Fueron los salarios altos el motor del progreso tecnológico.
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Varios de los Padres de la Patria encarnaron ellos mismos esa clase empresarial ingeniosa, obsesionada por los inventos y la ciencia como recursos esenciales para levantar una economía productiva, al carecer el joven país de salarios baratos como ventaja comparativa.
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En la actualidad, sin embargo, ya no hay tierras libres a disposición, y con eso, los obreros perdieron a su mejor aliado a la hora de negociar con sus patronos. Estos perdieron, a su vez, el mayor incentivo para seguir impulsando un intenso desarrollo tecnológico.
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Me contestarán ustedes que no dramaticemos y que después de todo Estados Unidos sigue siendo la vanguardia en innovación tecnológica. Así es, la inercia no sólo es una ley física, también es una ley de la historia y las sociedades. Este sigue siendo aún el país con más inventos y patentes de todo el planeta, y continuará así por algún tiempo, por inercia. Pero no es bueno vivir de la inercia.

Un ejemplo dramático es Apple, vanguardia en innovación tecnológica, niña mimada del adelanto científico norteamericano: cierto es que sus innovaciones la han situado en el lugar que se encuentra, pero como empresa no podría sobrevivir probablemente si no fuese por la mano de obra semiesclava de China, donde Apple ensambla prácticamente toda su mercadería. Si la compañía debiese pagar los deteriorados salarios de Norteamérica, probablemente quebraría. Y un posible desenlace ya está a la vista: los teléfonos Samsung todavía no son tan hermosos ni versátiles como el iPhone, pero ya son más baratos, ligeros e igual de confiables, así que yo no apostaría a que nunca desbancarán a su competidor.

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