[email protected]
@JesusHdezHquez
[email protected]
@JesusHdezHquez
MIAMI.- Una década después de haber salido de Cuba al exilio, el pintor Fredy Villamil no para de pensar en la república que José Martí soñó y que millones de cubanos siguen anhelando.
El artista dejó su país con 30 años, con la esperanza de volver a verlo en otras circunstancias. Hoy, el creador de la serie #SOSCuba que cada semana publica en DIARIO LAS AMÉRICAS, iniciada tras el alzamiento popular de julio de 2021, no deja de pensar en su tierra.
Ninguna república es perfecta, pero nuestros mayores nos enseñaron que aquella nación que saltó a la luz el 2 de mayo de 1902 logró avanzar en pocos años y prometió ser faro de las Américas.
Como artista, Villamil observa la vida a través del prisma de las artes, y con líneas, formas y colores logra plasmar cómo el país implora justicia y libertad, tras haber sido destruido en apenas unos años.
“Ha sido tremendamente terrible. Todo el progreso se marchitó. Es algo que no tiene explicación”, señaló.
De hecho, Villamil tenía sólo 11 años cuando la Unión Soviética dejó de existir y la subvención al régimen de La Habana dejó de fluir. Aquella situación produjo la hambruna en Cuba que Fidel Castro llamó ‘Período especial’.
“Yo crecí en medio de todas esas necesidades y como no conocía otra cosa, no añoraba cosas que no había conocido o no había disfrutado. Pero me di cuenta de que vivía un lugar vacío, completamente absurdo”, recordó.
Bajo esta coyuntura, Villamil estudió en la Escuela Vocacional de Arte (EVA) y los talleres Quinta de los Molinos. Allí fundamentó sus conocimientos pictóricos y más tarde, por cuenta propia, solidificó sus apreciaciones.
Un viaje al extranjero le sirvió para conocer la vida al otro lado del muro imaginario. Después vino el exilio.
Hoy, nutrido de la ineludible influencia de grandes de la pintura cubana y europea, plasma sus memorias y apreciaciones para componer cautivantes creaciones que captan la vista de los más exigentes.
Le preguntamos cómo es ese país, esa república que sueña, y rápidamente contestó “me enfoco en lo que debe ser. Democracia. La libertad de poder pensar, crear, hablar”.
Villamil detesta la estructura de gobierno que dicte pautas para vivir.
“Unos defienden ese gobierno porque viven de él. Pero los que no viven de él tienen que ganarse la vida de alguna forma. Y hoy es mi generación la que grita por navegar con remos de democracia”, resaltó.
El cambio
Sobre cambios, que apenas abarcan ciertos renglones de la economía, el pintor apuntaló que “el primer cambio que se necesita es quitar el gobierno, que está plagado de mancos mentales”.
La esperanza del cambio persiste. “Estoy totalmente seguro”, subrayó.
“Estoy totalmente seguro de que yo voy a ver ese cambio”, recalcó.
“El cambio se impone. Estamos en el siglo XXI y con las nuevas tecnologías, satélites de Internet en todas partes del mundo, es imposible que una isla en el medio del mar Caribe no cambie”, señaló.
“El cambio viene porque la nueva generación se impone”.
Prueba de ello fueron las protestas multitudinarias el 11 de julio de 2021, cuando miles tomaron las calles de pueblos y ciudades en la isla para reclamar el cambio.
La represión se impuso y las penas carcelarias de 10, 20 y más años en prisión, denotan el miedo de la dictadura.
“Yo estaba pintando. Vino mi hermano corriendo y me enseñó los videos de lo que estaba sucediendo en Cuba. Y de pronto, más protestas, más videos”, recordó Villamil.
“Empezó en San Antonio de los Baños, mi pueblo natal. Es un pueblo de gente humilde, de gente noble. Y para que esa gente reaccione de esa manera es porque tienen asfixia”, sostuvo.
Motivación
Aquellas protestas motivaron a Villamil para iniciar la serie #SOS Cuba, con una treintena de piezas que ya se han reproducido.
De esta manera, el pintor refleja el dolor, la angustia y la esperanza de un pueblo que busca zafarse de las cadenas.
“Me encanta expresar todo eso a través de los colores, a través de la pintura, a través de los pinceles. Me dejo llevar por la ansiedad de libertad, de democracia, de esperanza. Y así salen todas. Unas complejas y otras no, pero salen”, explicó.
Villamil percibe una idea, dos, tres o cuatro, imagina las formas y se para frente al lienzo. Organiza los pinceles y los colores y comienza a dar forma a la pieza, sin más preámbulo que elaborar algo que sea muy suyo.
“Voy a citar las palabras de un gran amigo que me dijo ‘pintar es como buscar una perla en el fondo del mar. Cuando la encuentras debes pulirla’. Pulir la perla. Encontrarla es difícil”, reflexionó.
Transición
Hablando de pulir la perla, Villamil, que contaba con premios y menciones en su haber, irrumpió en la escena pictórica de Miami por la puerta ancha hace algo más de 10 años.
Su peculiar arte, dotado de figuración, abstracción, expresionismo y rasgos de impresionismo, logra atraer la atención. Prueba de ellos son los murales que engalanan la biblioteca John F. Kennedy en Hialeah.
“Es totalmente una fusión de formas y colores”, afirmó.
Se nutre de colores, de la luz, la sombra. “Aplico surrealismo y voy tanteando el cubismo. Voy tanteando todas esas manifestaciones que fueron creadas por maestros.
“Es una especie de puente, como lo que sucede en Miami con el español y el inglés. Como el puente que tendemos para que Cuba sea un país democrático”.