Crimen organizado en México
En octubre, Bruno Plácido, reconocido líder de grupo de autodefensas del estado de Guerrero, uno de los más violentos del sur de México, fue asesinado por sospechosos vinculados al narcotráfico, en una emboscada. Meses antes, Hipólito Mora, otro importante dirigente en Michoacán, murió tiroteado en un hecho similar, en ese mismo estado.
También un enfrentamiento entre civiles y autodefensas conocidas como Policía Ciudadana de la Unión de los Pueblos y Organizaciones del estado de Guerrero, dejó sin vida a siete hombres de ambos lados de entre 23 años y 36 años, en medio de la violencia propiciada por cabecillas criminales que ejecutan secuestros de funcionarios, así como asesinatos, de acuerdo con reportes periodísticos.
No hay reportes de que los homicidios de Plácido y Mora hayan sido esclarecidos, pero ambos pertenecieron a la vieja guardia de las autodefensas y días antes, habían alertado públicamente sobre la existencia de infiltrados de carteles de la droga en los grupos, en esos dos estados, según San Diego Union-Tribune.
¿Cuántos grupos hay?
Los grupos de autodefensa aparecieron en México en 2013 como un movimiento de civiles en resistencia, integrados principalmente por aguacateros o limoneros, como Pulido o Mora, que se armaron para defenderse de los ataques de la delincuencia organizada y el narcotráfico.
Según estadísticas locales, en 2019 existían al menos 50 grupos de autodefensas que operaban en municipios de los estados con más registro de violencia en México, tales como Guerrero, Michoacán, Veracruz, Morelos, Tamaulipas y Tabasco. En Guerrero, por ejemplo, se contaron 23 grupos de civiles armados -nueve menos que en Michoacán- en 70% del territorio, la cifra más alta según un informe de la Coordinación Estatal para la Reconstrucción y la Paz.
Del total, casi todos en Guerrero, seis en Morelos, tres en Michoacán y uno en Tabasco “se han institucionalizado”, es decir, fueron reconocidos por los gobiernos locales, según el diario mexicano El Universo. Y existen como instancias legales.
“Los hombres con poco armamento detienen y enjuician a otras personas, generalmente por delitos menores como consumo de bebidas alcohólicas en lugares públicos o alteración del orden público. Tienen sus propias cárceles, ´tribunales´ y sanciones, las cuales pueden incluir trabajos comunitarios o pláticas educativas”, reseña el San Diego Union-Tribune.
Proliferan las autodefensas
Sin embargo, el profesor y analista político mexicano Patricio Morelos afirma que calcular cuántos grupos de autodefensa hay en 2023 es “un asunto complejo”, a falta de un registro oficial. Y enumera las razones. “En primer lugar, no todos esos grupos son reconocidos; y segundo, en cada grupo hay decisiones y puede que dentro de uno solo haya otros más”.
En este contexto, Michoacán es un caso paradigmático. Hace una década, el estado llegó a tener 32 grupos armados para defenderse del dominio de la organización criminal “los Caballeros Templarios” y se expandió con los años, pero la cantidad se redujo debido a que unos se convirtieron en policías municipales, otros se diluyeron.
En principio, Morelos hace una distinción entre el grupo de autodefensa y la policía comunitaria. “Aunque pareciera que son lo mismo y actúan de la misma manera, la diferencia es que esta última en algunos estados es una figura legal”.
Contaminados por el crimen
Frente a estos, otros grupos, en cambio, se fusionan con estructuras del crimen organizado, y es un impacto nefasto para el ciudadano, dice Morelos.
“Esto es grave para las comunidades de los estados más inseguros porque son perseguidas, amenazadas, y están en medio de un triple enfrentamiento entre esos grupos, las autoridades y las autodefensas mexicanas. Y esto ha ocasionado desplazamientos masivos de estados enteros hacia zonas más seguras de otros estados”, asevera el catedrático.
Lo que representan las autodefensas en la actualidad ha generado en México un debate sobre la esencia de estos movimientos. Mientras estudiosos consideran que estos grupos surgieron para enfrentar el crimen organizado ante la incapacidad del Estado, otros en cambio sostienen que responde a una transformación de la organización y regulación de la violencia por las autoridades.
Morelos discrepa de ambas perspectivas. “Cada uno puede tomar su postura, pero no todos los grupos de autodefensa son iguales, sería muy complicado generalizar, pues no todos surgieron como iniciativa ciudadana ni para vincularse al crimen”, dice. “Cada grupo, cada líder y cada estado tiene su realidad”.
La violencia, problema real
A pesar de esto, el tema de los grupos de autodefensa no es una prioridad para los mexicanos, atrapados por una recesión económica global que amenaza con hundir aún más a los más vulnerables en la pobreza, y las acciones de los carteles mexicanos.
“En este momento se habla muy poco de las autodefensas en el país”, afirma Morelos, quien explica que durante los gobiernos de Felipe Calderón y de Javier Peña Nieto, durante las cuales se formaron los grupos, estos aparecían en los medios de comunicación todos los días. Incluso, dirigentes como Plácido en Guerrero, y Mora en Michoacán se hicieron muy conocidos.
“No quiero decir que el tema de las autodefensas no sea una realidad, pues en los seis estados seguramente tienen presencia, pero no está en la agenda pública nacional. El problema real de México es la violencia”, asegura Morelos. Y “se está normalizando”.
“En la medida en que la violencia fue haciéndose parte del día en México fue perdiendo cobertura. No quiero decir que ya no haya información, sino que el ciudadano ya no está tan pendiente y ve a la violencia como algo normal”.
El analista político plantea un debate nacional. “Hay que hablar de la violencia para combatir la normalización de esta realidad. Lo que sucede no debería parar ya”.
FUENTE: Con información de El Universo, San Diego Union-Tribune, Redacción Diario Las Américas