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Pleno del Ayuntamiento de Hialeah.
CESAR MENENDEZ DLA
Promesa de alivio
El 1 de octubre entró en vigor el nuevo presupuesto sin cambios en la tasa de amillaramiento. En la práctica, el aumento del valor de las propiedades presiona la factura de los contribuyentes. Para compensar ese impacto, el Concejo se comprometió a aprobar a un reembolso único para quienes acrediten Homestead Exemption. La primera cifra que se puso sobre la mesa fue 120 dólares; pero la alcaldesa, al ver que los concejales querían más, regresó con una propuesta de entregar un cheque de 200 dólares. “Movió piezas internas” para cuadrar el nuevo margen. Sin embargo, algunos miembros del Concejo exigen que el cheque alcance los 250 dólares y —sobre todo que haya transparencia. Se preguntan ¿de dónde salió el dinero que antes parecía imposible y qué partidas se tocan?
El tablero está dividido en dos bloques de tres. En torno a Tundidor se alinean las concejalas Melinda de la Vega y Mónica Pérez. De lado de la alcaldesa se ubican Juan Junco, Carl Zogby y Luis Rodríguez. Este último proclive a que se extienda un cheque 120 “como mínimo”, y Zogby reacio a los 200 dólares “por prudencia fiscal”. Con ese equilibrio, cualquier cambio de postura puede sellar el desenlace.
“$200 es responsable; más pondría en riesgo las reservas”
La alcaldesa defiende un reembolso de 200 dólares. Asegura que su equipo trabajó hasta última hora para llevar a la mesa una cifra “sexy”que deseaban los concejales, pero sostenible, con un costo estimado de más de 6 millones de dólares para repartir en alrededor de 32.000 viviendas con homestead (el número exacto depende de la lista del tasador, que incluye a first responders, cuya información personal está protegida por ley).
El argumento central de García-Roves es la prudencia. Sostiene que subir el reembolso por encima de 200 dólares afecta las reservas y compromete el rating crediticio de la Ciudad, que recuerda, exige mantener dos meses de gastos en la reserva. A ello suma un Departamento de Agua que opera con déficit, arrastra contingencias legales, por lo que no debería usar su reserva para financiar el alivio. “Si se sube más el cheque, habría que tocar la reserva y eso nos afectaría con todo”, advierte la alcaldesa quien también se juega su puesto en las próximas elecciones.
En clave política, García-Roves atribuye la resistencia a su propuesta a la campaña electoral. Según afirma, “no quieren que logre nada”. Aun así, promete insistir en cada agenda del pleno “hasta que se apruebe algún alivio” y llama a los vecinos a presionar, pidiendo a sus concejales “dejar los jueguitos y hacer lo correcto por Hialeah”.
Como antecedente, la alcaldesa interina enumera varias iniciativas impulsadas por ella que, según dice, ya alivian el bolsillo de los residentes. Entre otras menciona la eliminación de la franquicia del agua, contención de aumentos en basura y el aumento de la factura del agua y desde noviembre, la opción de un segundo medidor de riego para reducir el pago por consumo del preciado líquido.
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Jesús Tundidor, concejal de Hialeah.
CESAR MENENDEZ DLA
“Hay margen para $250–$300, si revisamos las vacantes”
El concejal Jesús Tundidor sostiene que el pago único debería ser más robusto. Estaría de acuerdo que fuera “entre 250 y 300 dólares”, porque “solo aplica a viviendas con homestead”. Denuncia la existencia de un “jueguito” que permite inflar el presupuesto com más de 200 plazas laborales vacantes para luego reprogramar esas partidas durante el año. Si ese “hueco” se cierra, afirma, aparecerían unos 7 millones de dólares suficientes para fondear cheques de reembolsos más voluminosos “sin afectar servicios”.
Maneja varias referencias, enviar un cheque de 150 dólares, el costo rondaría los 4,8 millones de dólares; un cheque 200 dólares constaría unos 6,5 millones; y el de 250, la factura a la ciudad alcanzaría siete millones y pico”. A su juicio, la Ciudad sí puede sostener un cheque único de 250 dólares si reorienta el gasto. Lo que Tundidor rechaza es un alivio de “unos cuantos quilitos al mes” que, en su lectura, “solo sería un hecho político”.
Además, Tundidor abre el frente del agua. Propone negociar con el Condado, en bloque, junto a las 14 ciudades mayoristas, para poner un tope a futuros aumentos del precio del agua que este año fue cercano al 20%. También sugiere revisar el encaje de Hialeah en el sistema regional a mediano plazo. Es decir, revisar la utilidad de tener un Departamento de Agua para aliviar la presión que hoy cae sobre el Fondo General.
Tundidor lanza un mensaje directo a los residentes. “Este es el año en que se merecen un alivio real”. E invita a llenar la sala del pleno el 14 de octubre, convencido de que la presencia pública puede romper el empate existente.
“Sin datos completos no voto; $250 es el número”
Por su parte, la concejala Melinda de la Vega considera que hay falta información. Por lo que solicitó a la administración más transparencia, para poder decidir. Quiere saber todas las vacantes existentes en cada departamento, el costo asociado a cada una y desde cuándo están abiertas esas plazas. Asegura haber escuchado —“no por escrito”— que muchas plazas superan seis meses, incluso años, lo que reforzaría la tesis de la existencia de un espacio fiscal para enviar un cheque mayor a los residentes que se merecen un verdadero alivio.
Su posición parte de un hecho político. Si la administración pudo pasar de 120 a 200 dólares en una semana, sin dar explicación de dónde salió el dinero, es posible que exista un margen para otorgar un cheque de 250 dólares.
No obstante, reconoce una parte del argumento prudencial del concejal Zogby quien afirma que el reembolso no resuelve el déficit del agua ni reconstruye las reservas, pero subraya que hoy el objetivo es no trasladar los aumentos a los residentes.
El temor de Melinda de la Vega, quien hace campaña para mantener el puesto de concejala, es un empate 3-3 que deje a la ciudad sin el cheque que ella considera importante. Por eso exigió que el 14 de octubre se elija un valor en el pleno. “Mi número sexy es 250 dólares”, resume.
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Melinda de la Vega es concejal interina del órgano legislativo de Hialeah.
CESAR MENENDEZ DLA
Agua: el telón de fondo que condiciona todo
La cuestión del agua atraviesa el debate. La alcaldesa remarca que el Departamento de Agua opera con déficit, que sus reservas deben resguardarse y que un litigio millonario con el Condado restringe el margen. De la Vega aporta un dato político afirmando que Hialeah paga 30% más de agua que otras ciudades, algo que no es sostenible “muchos años más”. Tundidor propone una estrategia regional para poner coto a los incrementos del Condado y rediseñar la relación mayorista si hiciera falta.
En síntesis, el agua funciona como ancla fiscal para moderar el reembolso desde la visión de la alcaldía y, a la vez, como palanca de negociación para liberar recursos, la visión de varios de los concejales.
Qué puede esperar el residente el 14 de octubre
La sesión del 14 de octubre será decisiva y se anticipa una votación cerrada. Con un Concejo dividido en bloques de tres, cualquier cambio de postura puede inclinar la balanza. Lo que sí parece claro es que habrá algún tipo de reembolso, ya que todos coinciden en querer devolver dinero a los residentes, aunque la cifra exacta sigue siendo el nudo del desacuerdo.
Si la administración logra presentar la información detallada sobre las plazas vacantes y sus costos, la propuesta de 250 dólares podría ganar fuerza.
En cambio, si prevalece la lógica de cuidar las reservas, el monto final se acercará más a los 200 dólares que defiende la alcaldesa.
Aun así, aunque se apruebe la medida, la propia García-Roves admitió que el proceso administrativo, que depende del cruce de información con el tasador del condado, hará difícil que los cheques lleguen antes de Acción de Gracias o Navidad como ella hubiera querido.
Mientras que, un nuevo empate dejaría a la ciudad sin alivio, un escenario que tendría consecuencias políticas en plena campaña electoral.
Así que, el 14 de octubre no solo se decidirá una cifra; también se enviará un mensaje. Aprobar un cheque de 200 dólares reflejaría cautela fiscal y continuidad; subir a 250 significaría un esfuerzo máximo por devolver lo más posible a los residentes; y no aprobar nada dejaría la imagen de un Concejo paralizado por la campaña electoral. Para los propietarios con Homestead, la traducción es clara: por fin, el alivio merecido… o la prolongación de la espera.
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